Vol. 7, Núm. 2 / octubre
2015 – marzo 2016 / ISSN 2007-1094
Factores sociodemográficos, educativos y
tecnológicos en estadios iniciales de cibercultura en comunidades
universitarias
Sociodemographic, educational and technological
factors in early stages of cyberculture in university
communities
Universidad
Autónoma de Chihuahua, México
RESUMEN
Este
artículo analiza comunidades estudiantiles de nivel superior (universitarias),
consideradas conglomerados de sujetos homogéneos inmersos en intereses comunes.
En ellos, mediante un diseño de investigación transversal-descriptivo y del
análisis de una muestra probabilística aleatoria de 524 estudiantes provenientes
de cuatro instituciones mexicanas de educación superior, inscritos en 18
programas de licenciatura, se determinan los factores sociodemográficos
(género, edad, estado civil, condición laboral, número de miembros en el hogar
y nivel socioeconómico), educativos (nivel de estudios y rendimiento académico)
y tecnológicos (aspectos relacionados con la disposición TIC en su entorno) que
inciden en el nivel de cibercultura, y se identifican características para
generar probables estrategias educativas que fortalezcan los procesos en
comunidades estudiantiles universitarias, específicamente en estadios iniciales
de acceso y uso, cuya base facilite el crecimiento a otros niveles.
Palabras clave:
Cibercultura
estudiantil, cultura informacional, comunidades universitarias, sociodemografía,
alfabetización digital, uso de la tecnología en la educación.
ABSTRACT
This article
analyzes student communities of higher education (university), considered
homogeneous clusters of subjects involved in common interests, where, through a
cross-sectional and descriptive research design and analyzing a random
probability sample of 524 students from four Mexican higher education
institutions, immersed in 18 undergraduate degree programs, determine the sociodemographic (gender, age, marital and employment
status, number of household members and socioeconomic level), educational (educational
attainment and achievement) and technological factors (aspects of ICT provision
in its environment) affecting the level of cyberculture,
identifying characteristics likely to generate educational strategies to
strengthen the cyberculture process in student university
communities, particularly in the initial stages of access and use, whose base
facilitates growth at other levels.
Keywords:
Student
cyberculture, information culture, university
communities, sociodemography, digital literacy, use of
technology in education.
INTRODUCCIÓN
Esta propuesta parte del hecho de que las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) son importantes dentro de los procesos
educativos; sin embargo, pondera que no son el todo, sino herramientas
complementarias que han facilitado la educación a través de la adquisición,
organización y transmisión de la información para convertirla luego en
conocimiento, además de ser un fenómeno que ha obligado a los docentes y
estudiantes a adaptarse a diversos cambios, en especial los que tienen que ver con
la forma de interactuar, tanto de manera personal como virtual.
Las relaciones que ahora los estudiantes en particular
establecen son representaciones sociales basadas en la tecnología, las cuales pueden
entenderse como el conjunto de ideas, saberes, sentimientos, emociones, etcétera,
que contribuyen a la integración de grupos, generan maneras de conocimiento
socialmente compartido y aportan a la formación de una realidad común (Espinoza
y García, 2015, pp. 1-5). La concepción de tales contenidos y conocimientos
suele no tener el mismo valor en distintos ámbitos.
La incorporación de las TIC en los procesos educativos
repercute en los medios de comunicación y los hábitos de consumo; además, se
convierte en una cultura como práctica social y como nuevo contexto social, lo
que da como resultado la generación de sociedades virtuales y comunidades
virtuales (Ardevol, 2005). Tales consecuencias originan que la cibercultura llegue
a ser un modelo cultural, con hincapié en aspectos evolutivos y adaptativos
para identificar la transformación cultural, a los cuales los espacios educativos
deben hacerlos productivos (Cabrera, 2013). La contemporaneidad de los nuevos
hábitos sociales de producción y consumo de informaciones ha reconfigurado las
relaciones de trabajo, ocio y creación de nuevas formas de comunicación, por lo
regular mediadas por las TIC (De Lima y Do Nascimiento, 2013, p.
146).
El acceso y el uso de las TIC en estudiantes universitarios
han propiciado la generación de comunidades tecnosociales formadas por sujetos
y tecnologías (Camarero-Cano, 2015, p. 187), en las cuales, en algunas
ocasiones, se han establecido redes de aprendizaje entre docentes y estudiantes,
entre estudiantes y estudiantes, así como entre sujetos diversos con intereses
particulares, lo que representa que todos los actores deberán estar vinculados
a ellas. Todas las redes de aprendizaje en sí son formales; lo que suele ser
informal es el aprendizaje y sus métodos. Ante ello, Sangrà y
Wheeler (2013, p. 109) sugieren que los recursos educativos abiertos (electrónicos
por supuesto) han sido el detonante para un
cambio muy importante y que podría considerarse, incluso, la formalización del
aprendizaje informal.
Cuando se refiere al uso de las tecnologías como medios de crear
redes de aprendizaje, éstas suelen estar asociadas exclusivamente a la utilización
de internet. En la actualidad se considera que las formas de convivencia
virtual van más allá de eso y se ligan a la aplicación de las nuevas TIC, en la
medida en que éstas se incorporan a la vida cotidiana en el menor tiempo
posible; además, es de especial relevancia cuando la aplicación tecnológica
sobrepasa todo esto hasta convertirse en políticas públicas gubernamentales
(Biruar, 2006).
En el caso de las comunidades universitarias, las TIC suelen
surgir como redes de aprendizaje que muestran formalidad con una intención claramente
identificada: ir más allá del mero intercambio de información por el control
del ambiente de la comunicación, con productos generados por la interacción,
roles activos y beneficios de manera interactiva, sensible y con sentido de
pertenencia, además de que no se emiten juicios críticos (Akyazi, 2005, p. 147;
Camarero-Cano, 2015, pp. 192-193).
La educación es un proceso complejo si se ve desde una
perspectiva global: al separarse el análisis respecto a los niveles educativos
se pueden identificar diversas necesidades particulares, que son propias o
diferentes en cada nivel, y otras más se pueden generalizar, como es el caso de
los aspectos que tienen que ver con las TIC, las necesidades de formar redes de
aprendizaje y las de alfabetización digital. Las comunidades estudiantiles de
nivel superior son consideradas conglomerados cuya importancia radica en que
quienes están inmersos en ellas, en un futuro cercano, formarán parte del
mercado laboral y su contribución estará ligada a la propia competitividad y
productividad, lo que influye de modo significativo en el entorno en que se
desenvuelven.
Las prácticas educativas y los procesos de formación en el
contexto de la cultura digital tienen como ideal el permitir al sistema
educacional una efectiva apropiación en el uso de las TIC para crear una nueva
realidad, nuevos ambientes de aprendizaje, nuevas maneras de construir el
conocimiento y, en especial, una readecuación del papel de los docentes y de
los estudiantes a escenarios ciberculturales (De Lima y Do Nascimiento, 2013,
p. 149).
Dado que este estudio se enfoca al análisis de comunidades
universitarias desde la perspectiva sociodemográfica, educativa y tecnológica, hemos
identificado en la experiencia docente la generación de diversas formas de
colaboración, las cuales se particularizan en su carácter gremial, sobre todo por
la disciplina científica que cultivan y sus niveles de disposición de tecnología;
en dichas formas de colaboración, en la mayoría de las ocasiones, se desconocen
los grados de brecha digital que experimentan y, por lo tanto, sus diferencias
en niveles de alfabetización digital (Gutiérrez, 2003), especialmente manifestadas
a través de las competencias informacionales individuales reconocidas como
necesarias en la creación de ámbitos de convivencia virtual (Area, Gutiérrez y
Vidal, 2012, p. 24).
LA CIBERCULTURA COMO FENÓMENO SOCIAL
Y EDUCATIVO: APROXIMACIONES TEÓRICO-CONCEPTUALES
El ingreso de las sociedades a la era de la información y el
conocimiento ha propiciado su desarrollo social, económico y político, lo cual,
a su vez, provoca consecuencias, como la elevación de los niveles de cultura
digital (o cibercultura), así como el hecho de que un gran número de personas
tendrán acceso a las TIC; con ello, la sociedad en su mayoría tendrá, cuando
menos, acceso a ellas. La importancia en el estudio de los niveles de
cibercultura permite identificar diversos momentos y etapas que van más allá de
la mera consideración del ciberespacio y crean dimensiones como cultura (Bell,
2007, p. 10), las cuales son fáciles de identificar, pero confusas en su
abordaje conceptual, además de que se desfasan según ciertos patrones del
entorno y ofrecen diversas formas de relación entre sujetos-TIC y sociedad
(Badillo-Mendoza y Marta-Lazo, 2014, pp. 239-240).
Lo anterior representa la necesidad de generar elementos de
análisis de la cibercultura, contenidos académicos y servicios digitales, lo
que propicia, a su vez, una mayor productividad y competitividad, socialmente
hablando, que eleva los índices de los estudiantes involucrados en cuanto a
desempeños actuales y futuros y la forma en que afrontarán diversas situaciones
individuales y grupales usando la tecnología como un medio de comunicación y
aprendizaje. De hecho, esta clase de reflexiones viene de tiempos pasados, desde
Schroeder (1994, pp. 520-527), en su obra Cyberculture, cyborg post-modernism and the sociology of
virtual reality technologies: surfing the soul in the information age, hasta la visión actual
con el uso de la realidad virtual (Jofré, Rodríguez y Alvarado, Fernández y
Guerrero, 2014, pp. 1-2; Maldonado, 2015), que considera que la relación entre
los seres humanos y las máquinas tomaría un papel preponderante dentro de las
ciencias sociales, en particular las repercusiones de las tecnologías en todos
los ámbitos sociales.
Partimos, entonces, de dos necesidades básicas: la primera,
vinculada a las competencias digitales que, en general, son concebidas como el
conjunto de conocimientos, capacidades y habilidades para usar estratégicamente
la información a través de la tecnología y alcanzar conocimiento tácito y
explícito (Hernández-Carranza, Romero-Corella y Ramírez-Montoya, 2015, pp.
81-90); y la segunda, la necesidad de incorporar las TIC en la educación en la
región latinoamericana, en donde urge tanto el acceso como el uso y los
resultados. El acceso es el de mayor preocupación, ya que observa una panorama
general negativo, al ser la exclusión tecnológica la regla general de la región;
el acceso a la tecnología está determinado por el nivel socioeconómico de los
sujetos y la dinámica de la sociedad de la información queda limitada a ciertos
sectores sociales en algunos países (UNESCO, 2015, p. 86).
Dada la situación del entorno latinoamericano y que no se
muestran rasgos del todo favorables sobre el acceso, uso y aplicación de las
TIC en estudiantes de todos los niveles educativos, ni de forma parcial, ya que
existen desigualdades sociales marcadas, Tarango y Lau (2009, pp. 7-9)
desarrollaron un análisis del comportamiento de algunos países de América
Latina en relación con la cibercultura en general de la ciudadanía; sus
resultados fueron claros en mostrar una brecha digital marcada en aquellos
países estudiados y en la comparación de unos con otros. La idea de los autores
fue mostrar elementos de análisis para poder plantear estrategias y acciones
que acorten esas diferencias sociales y buscar maneras de que el acceso a las
TIC también se vea reflejado en el desarrollo social.
Actualmente, se dice que los sujetos interactúan con mayor
frecuencia en los medios de comunicación virtuales, en especial los estudiantes,
quienes a través de estos medios encuentran afinidades en intereses
individuales y colectivos; así, su mero uso promueve la cibercultura (Pazos,
Pérez y Salinas, 2013, p. 17). Debemos partir del hecho de que, más allá de los
esfuerzos individuales o institucionales (en este caso las escuelas, que tienen
una ineludible función social formadora de ciudadanos), el interés real debe
ser del gobierno hacia la formación en la cibercultura y la exploración de la
realidad del contexto a fin de evaluar los mecanismos utilizados, que no deben
ser anacrónicos, descontextualizados o inadecuados (Ramírez, Galeano y Osorio,
2013, pp. 16-18).
De inicio, es necesario identificar que uno de los elementos
estructurales y funcionales de la sociedad de la información es la cultura o
los factores culturales (Jones, 2006; Akyazi, 2005, pp. 147-148). La relación
fundamental de esta propuesta toma como elemento base la relación que tiene el
sujeto, de modo individual o colectivo, con elementos vinculados a la
tecnología, así como la manera en que ésta incide en sus características
sociodemográficas y educativas; por tanto, el concepto central de este estudio
es la cibercultura.
Es necesario recurrir a los fundamentos conceptuales del
tema central, desde la base donde se marcan los orígenes de la cibercultura
hasta las experiencias más recientes. De Lima y Do Nascimiento (2013, p. 151)
hacen una remembranza a partir de la introducción de elementos como la
reconfiguración social, la liberación de la emisión y la conexión generalizada
como principios de la cibercultura hasta la aplicación al campo de las
prácticas educativas, en las que se muestra la reconfiguración de acciones
emprendidas por profesores y alumnos frente a la construcción del conocimiento.
A continuación, mostramos diversos conceptos que fueron vertidos en los últimos
quince años y no han perdido, al parecer, la esencia del concepto estudiado;
además, reconocemos nuevas formas de aplicación.
El
concepto cibercultura puede observar diversos enfoques, pero el más
generalizado se refiere a la aplicación de las nuevas TIC en medios de comunicación,
como internet; sin embargo, va más allá de este ámbito, al conocido ciberespacio,
que es una interconexión global de los sistemas de datos compuesta por dos
elementos básicos: infraestructura material de la información digital y el universo
de información en sí (Avogadro, 2007, p. 1). Esta concepción se complementa al
considerarse un campo de estudio mediante el cual son posibles las
transformaciones culturales ligadas a las tecnologías digitales a través de las
relaciones complejas de entramados tecnosociales en tres ámbitos: ejercicio del
poder, acción social colectiva y experiencia estética (Ríos, 2006, pp. 123-124).
La visión de la cibercultura deberá ser más generalizada;
esto, a pesar de que Ponjuan (2001, p. 6) defiende este concepto tomando como
referencia de manera exclusiva la visión bibliotecológica. Esta autora no
utiliza el término cibercultura en sí, sino que incorpora el elemento de
cultura informacional, el cual constituye una categoría jerárquicamente
superior a la propia alfabetización informativa, y considera esta última
vertiente como acciones en su mayoría de carácter instrumental. Según esta
autora, los profesionales de la información son los responsables de la
planeación y ejecución de los procesos de culturización informacional.
El concepto de cibercultura o de cultura informacional ha
sido planteado por varios autores; por ejemplo, Ríos (2006, p. 126) compara
comportamientos entre estudiantes de instituciones públicas y privadas;
Castells (2001a y 2001b) ofrece una conceptualización desde la lógica social y
enfoca la aplicación de la cibercultura en cuatro niveles o condiciones que
observa el sujeto involucrado: tecnomeritocracia, la cultura de los hackers, la cultura de las comunidades
virtuales y la cultura empresarial.
En el ámbito mexicano, en la conceptualización de la
cibercultura existe una coincidencia de visiones en dos de sus exponentes
principales: Trejo (2006) y Morales (2006), quienes describen que la medición
de este fenómeno debe estar ligada a la identificación de los diversos niveles
o grados experimentados en la relación de los sujetos o comunidades con la
cibercultura (niveles de brecha digital), considerando que existen
diferenciaciones entre personas y grupos en su capacidad de acceso y uso de las
TIC de forma eficaz, originados sobre todo por dos factores: capacidad de
disposición de elementos vinculados regularmente a las condiciones
sociodemográficas y disposición de las herramientas, o no, pero sin
conocimientos suficientes para usarlas.
Es importante entender que la cibercultura no sólo debe ser
conceptualizada en relación con las TIC; el hecho de que la mayoría de las
personas tengan acceso al ciberespacio no significa que su uso sea
suficientemente adecuado para elegir información precisa e incluso para llegar
a generar conocimiento. Este efecto de la cibercultura debe ser visto más como
un problema social que tecnológico (Salas, 2013, p. 35). La cibercultura se
compone de tres principios clave (Ortegón, 2013, p. 5): interconexión, creación
de comunidad virtual e inteligencia colectiva, en donde las comunidades
virtuales son los motores y los sujetos muestran las afinidades de intereses y
conocimientos, comparten proyectos, existe cooperación e intercambio; no
importan las proximidades geográficas y las afiliaciones institucionales.
Cada autor tiene sus propias aportaciones sobre la forma en
que se concibe este concepto: cibercultura, brecha digital o cultura
informacional, según corresponda a cada definición individual; sin embargo, en
todos existe coincidencia y ello estriba en que la relación del sujeto con la
tecnología debe ser clasificada por niveles, ya que no todos lo hacen del mismo
modo, con la misma habilidad o propósito en el acceso. Un referente fundamental
en el tema es, sin duda, Lévy (2007, pp. 91-103), quien ofrece las siguientes
aportaciones específicas:
- Percibe diferentes grados de cibercultura como proceso general de cambio en las formas de comunicación en las distintas comunidades, por lo cual se debe establecer la posibilidad de definir niveles o estadios de cultura digital.
- Concibe la cibercultura como propia de las sociedades, cuyo eje central es el acceso, uso y aplicación de las tecnologías digitales, las cuales configuran decisivamente la forma en que fluyen la información, comunicación y conocimiento; esto indica que va más allá, ya que promueven elementos de investigación, producción, organización y administración de la propia información y conocimiento.
- Más allá de lo tangible, este autor reconoce otra serie de elementos intangibles que son consecuencia de la propia cibercultura como estructura y los convierte a procesos: prácticas culturales, interacciones, comunicaciones, significados, interpretaciones, legitimaciones, formación de redes de aprendizaje, representaciones simbólicas y otros modos de organización.
- También, la considera como la aspiración de construir un lazo social, que no se basaría ni en las pertenencias territoriales, ni en las relaciones institucionales, ni en las relaciones de poder, sino en la reunión alrededor de centros de interés comunes en el juego, en el hecho de compartir el conocimiento y en el aprendizaje cooperativo, así como en los procesos abiertos de colaboración. El gusto por las comunidades virtuales se fundamenta en un ideal de relación humana desterritorializada, transversal y libre.
El reto actual de la cibercultura sigue imponiendo desafíos
pedagógicos, culturales e intergeneracionales. No se trata de atribuir
soluciones mágicas a las herramientas tecnológicas; más bien, que las
universidades diseñen programas educativos no para la sociedad industrial, sino
para la sociedad de la información, y creen propuestas educativas horizontales más
que verticales, promuevan el aprendizaje colaborativo y formen estudiantes con
un alto grado de adaptación a los cambios (Armesto, 2014, pp. 45-46).
PLANTEAMIENTO Y
JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA
En la nueva era de la información y el conocimiento, el
desarrollo social, económico y político en general dependerá en mayor medida de
su nivel de cibercultura, así como de las condiciones de acceso a las TIC y del
nivel de capacitación de la ciudadanía en el uso de éstas. Existen necesidades
en cuanto a desarrollar una mezcla apropiada de cibercultura, contenidos y
servicios digitales, la cual propiciará una mayor productividad y
competitividad social, y elevará con ello la calidad de vida de los sujetos
involucrados en las comunidades estudiantiles.
México y los países incluidos en el renglón socioeconómico
en vías de desarrollo muestran atrasos evidentes en aspectos ciberculturales;
por ello, reviste especial importancia esta clase de estudios que observan
niveles de brecha digital en comunidades específicas; es importante considerar que
esto es sólo una etapa, ya que se requiere también el planteamiento de estrategias
y acciones para obtener mejores resultados.
La educación formal es, sin duda, un escenario propicio para
implantar cambios planeados en relación con la cibercultura. Para este caso,
las comunidades estudiantiles universitarias son conglomerados sociales que a
futuro casi inmediato serán profesionales inmersos en el mercado laboral, cuyo
comportamiento futuro en productividad y competitividad estará altamente
relacionado con el nivel de cibercultura observado durante su estancia
formativa de educación superior.
Es necesario llevar a cabo estudios diagnósticos que
permitan la caracterización cibercultural y, en consecuencia, aplicar medidas
preventivas y correctivas con el fin de contribuir en la formación de profesionales
con mayores niveles de empoderamiento cibercultural y, por lo tanto, con más posibilidades
de impulsar la innovación social y el desarrollo humano usando las TIC.
DERIVACIÓN DE UN MODELO
CONCEPTUAL
SIMPLIFICADO DE
CIBERCULTURA
Desde las perspectivas teóricas estudiadas antes, el estudio
toma como referencia el modelo propuesto por Lévy (2007, pp. 91-103), ya que
este autor ofrece una clasificación clara de los niveles o estadios de
cibercultura y se caracteriza en las siguientes dimensiones o categorías
conceptuales, las cuales fueron observadas y medidas en este estudio en
relación con las TIC: acceso, uso, apropiación tecnológica y social,
empoderamiento, e innovación social y desarrollo humano. Dichas dimensiones
estarían concatenadas y asociadas de manera escalonada, donde la dimensión más
básica impulsa el nivel de la dimensión superior y así sucesivamente (ver figura
1).
Figura 1. Modelo conceptual
simplificado de cibercultura.
De dicho modelo se generó un constructo caracterizado por el
siguiente conjunto de variables:
- Acceso a las TIC (acceso a telefonía celular, internet, intranets y a conexiones inalámbricas).
- Uso de las TIC (uso básico y avanzado del celular, uso básico y avanzado de internet).
- Apropiación tecnológica y social de las TIC (compartición informal de información, participación en discusiones/debates virtuales, uso de internet para aprendizaje, participación en comunidades virtuales con metas sociales, políticas, culturales y económicas).
- Empoderamiento (internet como medio de cambio social, participación ciudadana, para disminuir distancia con autoridades y participar en toma de decisiones).
- Innovación social y desarrollo humano (intervención de internet en problemas comunitarios, aportaciones de nuevas ideas y soluciones. Apoyos a grupos sociales vulnerables y promoción de la justicia, democracia y desarrollo humano por medio de internet).
- Información general de los estudiantes (datos escolares, socioeconómicos, de acceso a TIC y comentarios personales).
OBJETIVOS DEL ESTUDIO
Los objetivos de investigación de este estudio son:
- Determinar estadísticamente los factores sociodemográficos, educativos y tecnológicos que inciden en el nivel de cibercultura en comunidades estudiantiles de nivel superior (licenciatura) a partir de las dimensiones de acceso y uso a las TIC.
- Identificar si las condiciones que observan los factores sociodemográficos, educativos y tecnológicos en los sujetos estudiados permiten definir patrones de comportamiento que posibiliten la caracterización suficiente para generar estrategias educativas a partir de los estadios iniciales de la cibercultura (acceso y uso).
MATERIALES Y MÉTODOS
En relación con el diseño de la investigación, el estudio es
de carácter transversal-descriptivo, con un solo corte en 2014, a través de un
muestreo probabilístico aleatorio simple (aunque con los datos generales se puede
estratificar la muestra) sobre 524 estudiantes (empleando un nivel de confianza
de 95% y un margen de error de 5%), provenientes de cuatro instituciones de
educación superior (tres públicas y una privada, todas ubicadas en la ciudad de
Chihuahua, México) y de 18 programas educativos de nivel licenciatura, en los
que medimos los constructos principales con escalas de intervalo diseñadas ex profeso.
Los datos se sujetaron a un análisis inicial de carácter descriptivo y,
posteriormente, realizamos un análisis diferencial mediante pruebas de
hipótesis y análisis de varianza; terminamos con un estudio de asociación entre
las dimensiones de cibercultura o cultura informacional.
El instrumento utilizado para la
medición de las distintas variables es el cuestionario, por ser el más adecuado
para este caso; incluye tantos apartados como corresponde con las dimensiones y
categorías conceptuales, y su carácter es autoadministrado. La escala empleada para
medir los constructos en estudio es una de intervalo de seis puntos, desde el
cero hasta el cinco, aunque con fines de acercamiento al encuestado recurrimos
a instrucciones de tipo ordinal con seis categorías ordenadas. Este instrumento
estuvo compuesto por veinte preguntas (cuatro por cada una de las cinco
dimensiones), por lo cual la calificación máxima probable es de cien puntos.
Para obtener la validez de contenido
(referida al acuerdo subjetivo entre expertos), sometimos el contenido del
instrumento de medición a dos expertos en el área de sociedad de la información
y el conocimiento. En cuanto al análisis de confiabilidad, que permite
determinar el grado en que los elementos del cuestionario se relacionan entre
sí, obtener un índice global de la replicabilidad o de la consistencia interna
de la escala en su conjunto e identificar elementos problemáticos que deberían
ser excluidos de la escala, así como evaluar el grado en el cual el proceso de
medición está libre de error aleatorio, los resultados fueron: un índice alfa
de Cronbach de 0.751, es decir, superior a 0.70; por ello, la confiabilidad de
la escala resultó ser aceptable al arrojar un error de medición de 24.9% al aplicarse
dicha escala. El nivel de confianza fue de 95% y el nivel de significancia
asociado al estadístico de prueba F, de 0.053 (Romo, Tarango, Ascencio y
Murguía, 2014).
Para probar el instrumento de
recolección de datos, llevamos a cabo una prueba piloto con once estudiantes
que accedieron a participar. El tiempo promedio de llenado fue de doce minutos
y al término de su aplicación discutimos la redacción, secuencia y lógica de
las preguntas, así como su formato. No fue necesario realizar grandes
alteraciones sobre el original.
El tratamiento de la información
incluyó la codificación de los reactivos del cuestionario, la captura de la
información y la depuración de la base de datos derivada del proceso de
aplicación del instrumento de medición. El análisis estadístico de acuerdo con
la naturaleza del trabajo y los niveles de medición de las variables, así como
de los objetivos de la investigación, consiste básicamente en un análisis
frecuencial y descriptivo para caracterizar los niveles de cibercultura en las
comunidades en estudio, pruebas de hipótesis y análisis de varianza, además de
la aplicación de los correspondientes análisis de correlación para estudiar la
asociación entre las dimensiones ciberculturales abordadas.
Seguimos un modelo lineal aditivo
para el constructo de interés (cibercultura estudiantil), y sumamos los
puntajes correspondientes:
Cibercultura estudiantil = f (acceso a las tic + uso de las
tic + apropiación tecnológica y social de las tic + empoderamiento + innovación
social y desarrollo humano)
Como en el constructo de
cibercultura estudiantil incluimos veinte variables, quedó de la siguiente
manera:
Cibercultura estudiantil = X1.1 +X1.2
+ X1.3 + X1.4 + X2.1.+… + X5.3
+ X5.4
ANÁLISIS DE RESULTADOS
El estudio aborda tres grandes factores: sociodemográficos,
educativos y tecnológicos; al mismo tiempo, cada uno de ellos se subdividen en
aspectos particulares. Esto representa que las variables sólo corresponden a
las dimensiones de acceso y uso de las TIC del modelo conceptual simplificado
antes presentado, relacionadas con las dimensiones mencionadas.
Factores
sociodemográficos
Este apartado considera las subdivisiones de género, edad,
estado civil, condición laboral, número de miembros en el hogar y nivel
socioeconómico. En relación con el género y según los resultados obtenidos, en
la prueba de medias para grupos independientes no observamos diferencias
significativas entre los promedios de cibercultura entre hombres y mujeres
(p=0.448); es decir, el género no es factor que influya en el nivel de
cibercultura de un estudiante: el promedio de cibercultura en el género
masculino fue de 70.08 puntos y en el femenino, de 70.95 puntos de los 100
probables en total (ver figura 2).
Figura 2. Diagrama de caja-brazos
por género.
Respecto al factor de la edad como elemento sociodemográfico
del estudio, al realizar un análisis de correlación entre la edad de los
estudiantes y su nivel de cibercultura, obtuvimos una matriz de correlaciones. La
asociación entre la edad y la cibercultura no es significativa (p=0.507), lo
cual llevaría a concluir en la práctica que la edad no influye en el nivel de
cibercultura de los estudiantes. Sin embargo, en el diagrama de dispersión (ver
figura 3), apreciamos una ligera asociación de carácter negativo entre ambas
variables, es decir, a mayor edad menor cibercultura, pero sin que dicha
asociación llegara a ser significativa.
Figura 3. Diagrama de dispersión entre edad y nivel de cibercultura
estudiantil.
El estado civil como factor de evaluación sociodemográfico
incluye las variables de soltero, casado, unión libre, divorciado y viudo. De
acuerdo con la figura 4, el nivel de
cibercultura en los estudiantes casados es el más bajo (65 puntos en promedio),
mientras que los viudos presentan el más alto (88 puntos en promedio), seguidos
por los divorciados y los estudiantes que viven en unión libre (81 puntos en
promedio).
Figura 4. Nivel de cibercultura según el estado civil.
Para ratificar los resultados apreciados en la figura 4, realizamos
un análisis de varianza (ANOVA) a fin de comparar las medias entre los cinco
grupos anteriores; encontramos diferencias estadísticas significativas en los
promedios de cibercultura estudiantil según su estado civil (p=0.066), lo que
reveló que los grupos tienen homogeneidad de varianzas, es decir, mantienen el
mismo nivel de variabilidad en cibercultura; esto, según la prueba de Levene
(p=0.985). Los resultados del análisis de varianza (ANOVA) pueden observarse de
forma gráfica en la figura 5, que incluye las medias resultantes del análisis
anterior.
Figura 5. Análisis de medias por
tipo de estado civil.
En la población en estudio, analizamos la condición laboral
y encontramos que la proporción de estudiantes que trabajan, al mismo tiempo
que desarrollan su carrera, es de 31%; 69.27% sólo se dedican a cursar su
carrera profesional. Por otro lado, la condición laboral es un factor que no
influye en el nivel de cibercultura, ya que ambos tipos de estudiantes, los que
trabajan y los que sólo se dedican a estudiar, tienen prácticamente el mismo
nivel de cibercultura (p=0.809) con una media aproximada de 71 puntos.
Otro factor de evaluación en relación con los aspectos
sociodemográficos fue el número de miembros en el hogar: la población en estudio
arrojó un promedio de 4.17 miembros en el hogar, con una desviación estándar de
1.408 miembros, y un valor mínimo de 1 y un máximo de 15 miembros. Al realizar
un análisis de correlación entre el nivel de cibercultura y el número de
miembros del hogar, encontramos que la asociación entre ambas variables no es
significativa (p=0.896), es decir, dichas variables no tienen ninguna relación
entre sí.
Para el nivel socioeconómico, este aspecto de evaluación se midió con una variable estimadora
consistente en el número de focos en el hogar, a sabiendas que a mayor número
de focos en una casa, mayor es su nivel socioeconómico, y que a menor número de
focos, menor es el nivel socioeconómico.
El INEGI (2012) desarrolló una clasificación precisa de los niveles
socioeconómicos a partir del número de focos en el hogar, la cual aplica López
(2009); en ella, la condición socioeconómica más baja es de 0 a 5 y la más alta,
de 21 en adelante; así se evita cuestionar al participante sobre los ingresos
económicos en el hogar, lo que regularmente los encuestados no conocen o se
limitan al proporcionar dicha información.
Con la acotación anterior y con un análisis de correlación,
encontramos que en la población en estudio, el nivel socioeconómico es un
factor asociado positivamente con el nivel de cibercultura estudiantil
(p=0.032), es decir, a mayor nivel socioeconómico, mayor nivel de cibercultura,
aunque dicho nivel de asociación sea muy bajo (R de Pearson=0.096). El diagrama de dispersión entre ambas
variables asociadas de modo significativo (nivel de cibercultura estudiantil y
nivel socioeconómico representado por el número de focos en el hogar) es mostrado
en la figura 6.
Figura 6. Diagrama de dispersión
entre nivel de cibercultura y número de focos en el hogar.
Factores educativos
Este aspecto incluye el análisis de un solo elemento
conocido como el nivel de estudios y rendimiento académico, en el cual, al examinar
la influencia de los factores educativos sobre el nivel de cibercultura
estudiantil, tomamos en consideración dos variables independientes: el nivel de
estudio de los estudiantes (semestre que cursa) y su rendimiento académico. Encontramos,
en primer lugar, una ligera asociación entre el rendimiento y el nivel
cibercultural, es decir, a mayor rendimiento académico, mayor nivel
cibercultural, aunque dicha asociación no resultó significativa (0.171). A fin
de presentar resultados más confiables respecto a la correlación entre nivel de
estudios y rendimiento académico de los estudiantes, integramos el
correspondiente diagrama de dispersión mostrado en la figura 7.
Figura 7. Diagrama de dispersión
sobre nivel de estudio y rendimiento académico.
En cuanto a la relación entre el grado o nivel de estudios
(semestre que cursa) y el nivel cibercultural, tampoco apreciamos asociación
significativa (p=0.406); ello lo corroboramos con un análisis de correlación no
paramétrica con el coeficiente Rho de Spearman. Al hacer una comparación entre
las medias observadas en la media de cibercultura estudiantil y el semestre que
los estudiantes cursaban, encontramos que la media más alta fue de 74.8,
correspondiente al octavo semestre, y de 65.1 en noveno semestre con el nivel
más bajo; no advertimos diferencias sustanciales entre cada uno de los periodos
(semestres) o nivel de estudios que comprende la formación profesional en
licenciatura (ver figura 8).
Figura 8. Medias de nivel de
cibercultura estudiantil por nivel de estudios.
Figura
9. Cibercultura estudiantil según el área de aprendizaje.
Factores tecnológicos
En lo que corresponde a este criterio de evaluación del
nivel de cibercultura, estudiamos diversos aspectos con el fin de establecer
una posible relación con el nivel de cibercultura estudiantil: número de
computadoras en casa; acceso a internet en casa; número de celulares en casa;
posesión de computadora portátil; horas al día de conexión a internet; lugar de
conexión a internet; número de veces que se revisa el correo electrónico; y
posesión de un blog personal.
Mediante un análisis de correlación bivariada paramétrica,
usando el coeficiente de Pearson, encontramos que las variables que tienen una
asociación altamente significativa con el nivel cibercultural fueron: el número
de computadoras que hay en el hogar (p=0.000) y el número de horas que se
conecta a internet (p=0.000); asimismo, hay mayores niveles de cibercultura
cuando en las casas de los estudiantes existe un número más alto de
computadoras y cuando el estudiante pasa más horas conectado a internet.
También, una asociación entre el número de teléfonos celulares en la casa y el
nivel de cibercultura, aunque dicha asociación no alcanzó niveles
significativos (p=0.110).
Igual que en el caso anterior, pero para las variables
categóricas, llevamos a cabo un análisis de correlación bivariada no
paramétrico, con el coeficiente Rho de Spearman. El resultado reveló asociaciones
altamente significativas entre el nivel de cibercultura y las siguientes
variables en orden de importancia: posesión de una computadora portátil
(R=0.22); posesión de un reproductor digital de música (R=0.196); posesión de
un blog personal (R=0.178); y acceso a internet en la casa (R=0.124). La
variable sobre el sitio desde el cual se accede a internet (casa, escuela,
cibercafé…) no estuvo relacionada con el nivel de cibercultura estudiantil, es
decir, la cibercultura no depende del sitio desde el cual se tiene acceso a la Web.
CONCLUSIONES
El desarrollo de investigaciones sobre cibercultura, tomando
como base de análisis únicamente los estadios iniciales de ésta (acceso y uso
de las TIC), podrían resultar elementales; esto, si consideramos el paradigma
de llegar a las dimensiones superiores como un ideal (apropiación,
empoderamiento e innovación social y desarrollo humano); sin embargo, si tomamos
como referente que se trata de comunidades estudiantiles universitarias de
nivel licenciatura, cuyo ámbito de acción ofrece indicadores sociales bastante
desfavorables, respecto a los niveles de pertenencia a la sociedad del
conocimiento, resulta pertinente que la base de cualquier estrategia educativa soportada
en las nuevas tecnologías debiera considerar su disposición generalizada.
Solventar el acceso y uso de las TIC en las comunidades
estudiantiles universitarias es el punto de partida para la generación de
planes de cibercultura que permitan reducir de raíz las brechas digitales, e
incluso orientar la cibercultura hacia la apropiación y estadios superiores,
considerando con ello elevar la calidad de vida de la sociedad en general, así
como igualar condiciones que propicien estrategias con mayor nivel de
sofisticación dirigidas a los requerimientos globales referentes al uso de las
TIC en la educación.
En cuanto a los factores sociodemográficos estudiados en
este trabajo, advertimos que el género del estudiante no está asociado con su
nivel cibercultural; la edad está ligeramente relacionada con el nivel
cibercultural; los hallazgos revelan menores niveles de cibercultura a medida
que aumenta la edad. Los estados civiles con más altos niveles ciberculturales
son viudo, divorciado, unión libre y soltero. En cambio, el casado apunta al
más bajo nivel cibercultural; la condición laboral no influye en el nivel de
cibercultura, ya que tanto los estudiantes que trabajan como los que sólo se
dedican al estudio tienen el mismo nivel de cibercultura. El análisis de
correlación entre el nivel de cibercultura y el número de miembros del hogar hizo
evidente que la asociación entre ambas variables no es de manera alguna
significativa, es decir, dichas variables no tienen ninguna relación entre sí.
Sobre los factores de resultados educativos, nuestra
investigación arrojó que existe una ligera asociación entre el rendimiento
académico y el nivel cibercultural, esto es, a mayor rendimiento académico, mayor
nivel cibercultural; entre el grado o nivel de estudios (semestre que cursa) y
el nivel cibercultural no apreciamos asociación significativa alguna.
Debe considerarse que de forma natural existen varios
factores exógenos que están asociados o influyen directamente en el nivel de
cibercultura estudiantil; por ello, resulta de interés su estudio para poder
emitir estrategias en las instituciones educativas de nivel superior que
permitan alcanzar mayores niveles en sus diversas comunidades estudiantiles.
En lo concerniente a los factores exógenos de tipo
tecnológico sometidos a estudio en este trabajo, existen mayores niveles de
cibercultura cuando en las casas de los estudiantes hay un número más alto de
computadoras y cuando el estudiante pasa más horas conectado a internet;
asimismo, pero en menor medida, entre más alto sea el número de celulares, mayor
cibercultura se tendrá; en cambio, el número de veces que el estudiante se
conecta a la Web no tiene relación con su cibercultura. La posesión de una
computadora portátil, de un reproductor digital de música, así como de un blog
personal y acceso a internet desde la casa, son factores que inciden de modo significativo
en los niveles de uso y acceso en la cibercultura estudiantil. La variable que
cualifica el sitio desde el cual se accede a internet (casa, escuela,
cibercafé, centro laboral…) no se relacionó con el nivel de cibercultura
estudiantil, es decir, la cibercultura no depende del sitio desde el cual se
tiene acceso a la Web.
Una de las preocupaciones actuales de las universidades es generar
formas de transferencia de conocimiento, y recurrir con ese propósito y de
manera principal al uso de las TIC. El aspecto fundamental para la creación de
redes de aprendizaje digital como una estrategia masiva debe partir del
diagnóstico de los niveles de uso y acceso a las TIC en comunidades
estudiantiles universitarias. En esta investigación, observamos uniformidad y
suficiencia en los resultados para considerar que las poblaciones en estudio
ofrecen las condiciones necesarias para lograr mejores niveles de cibercultura;
además, a través de estrategias educativas formales puede ser posible
fortalecer los niveles de cibercultura hasta alcanzar la innovación social y el
desarrollo humano en comunidades estudiantiles universitaria y, en consecuencia,
en la sociedad en general.
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José Refugio Romo
González
Doctor
en Administración. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de
Chihuahua, México.
Javier Tarango Ortiz
Doctor en Educación y Bibliotecología. Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua, México.
Fecha de recepción del
artículo: 10/01/2015
Fecha de aceptación para su
publicación: 15/07/2015
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Apertura vol. 17, núm. 1, abril - septiembre de 2025, es una revista científica especializada en innovación educativa en ambientes virtuales que se publica de manera semestral por la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Recursos Informativos del Sistema de Universidad Virtual. Oficinas en Av. La Paz 2453, colonia Arcos Sur, CP 44140, Guadalajara, Jalisco, México. Tel.: 3268-8888, ext. 18775, www.udgvirtual.udg.mx/apertura, apertura@udgvirtual.udg.mx. Editor responsable: Dr. Rafael Morales Gamboa. Número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión electrónica: 04-2009-080712102200-203, e-ISSN: 2007-1094; número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión impresa: 04-2009-121512273300-102, ISSN: 1665-6180, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Número de Licitud de Título: 13449 y número de Licitud de contenido: 11022 de la versión impresa, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Responsable de la última actualización de este número: Sergio Alberto Mendoza Hernández. Fecha de última actualización: 31 de marzo de 2025.