Apertura
/ vol. 5, núm. 2 / octubre, 2013 / ISSN: 2007-1094
Cerrando la brecha entre nativos e inmigrantes
digitales a través de las competencias
informáticas
Closing the gap between natives and immigrants
through digital competences
and information skills
Universidad Autónoma del Estado de México
Universidad Autónoma del Estado de México
RESUMEN
En este texto hacemos una reflexión
acerca de las diferencias entre los llamados “nativos” e “inmigrantes
digitales”, y aportamos datos que permiten identificar si un grupo tiene
mayores ventajas sobre otro en relación con la enseñanza y el aprendizaje en
esta era digital. Proponemos la adquisición y el desarrollo de competencias
informáticas e informacionales en ambos grupos como estrategia para reducir la
brecha digital “blanda” que priva en el sistema educativo e invitamos a
resolver las interrogantes: ¿los docentes estamos preparados para enseñar las
nuevas asignaturas y las viejas materias, pero con nuevas formas?, y ¿los
alumnos contamos con las tradicionales competencias informacionales requeridas
para resolver nuevos problemas y tomar decisiones en escenarios futuros?
Palabras clave:
Nativos digitales, inmigrantes
digitales, competencias informáticas, competencias informacionales.
ABSTRACT
In this paper we reflect about the
differences among “digital natives” and “digital immigrants”, giving data to
identify if one group has much
greater advantage among the other in The Digital Age, and related to teaching
and learning processes. We also propose the acquisition and development of
Information and technological competencies for both groups, as a strategy to
bridge the Digital Divide on Education System. We try to solve the following
questions: as teachers, are we prepared for teaching new and old subjects,
through exploring innovative forms? As students, do we have traditional
Information competencies to solve new problems, and to help us to make informed
decisions on future scenery?
Keywords:
Digital natives, digital immigrants, information
competencies, technological competencies.
Escena común en las instituciones educativas es la de
un joven caminando por los pasillos de la escuela y escuchando música a través
de su Ipod, o una adolescente escribiendo mensajes rápidamente desde su
teléfono celular. También es frecuente observar niños jugando videojuegos en el
patio con cualquier dispositivo móvil, o menores de edad “subiendo” videos a
YouTube desde su tableta digital. Todos estos ejemplos representan a los llamados
“nativos digitales”, muchachos que nacieron a partir de los años ochenta y que
desde entonces han tenido acceso a diversas herramientas tecnológicas, las
cuales conocen, manejan y utilizan de manera cotidiana con gran facilidad.
También resulta frecuente ver, en el mismo centro
educativo, profesores que muestran a sus alumnos presentaciones hechas en
PowerPoint, sin ningún tipo de
animación o sonido; administrativos que continúan enviando reportes y memorandos
al personal académico en papel impreso; o bien, docentes que siguen utilizando
cartulinas con información como apoyo visual, aun cuando imparten clases en una
aula digital provista de una pizarra electrónica. Todos ellos son conocidos
como “inmigrantes digitales”, personas que nacieron antes de los años ochenta y
que conocieron internet y enviaron su primer e-mail probablemente cuando
rondaban los treinta años.
¿Qué tienen en común ambos grupos? Que todos son
capaces de conectarse, comunicarse y trabajar en línea, navegar por internet y
utilizar diversos recursos informáticos que tienen a su alcance; sólo que unos
lo hacen de forma natural, rápida, fácil e incluso autodidacta, ya que el único
mundo que conocen es el digital, y los otros han tenido que aprender de forma
paulatina, a través de cursos, manuales, “ensayo y error”; aún no dominan
diversas tecnologías –cuyo avance vertiginoso no han podido alcanzar–, por lo
que siguen apoyándose enormemente en las herramientas tradicionales que conocen,
y transitan en dos esferas distintas.
Haber nacido en la llamada “era digital”, ¿les otorga
una ventaja a los estudiantes en términos de aprendizaje?, y en consecuencia,
¿los profesores resultan obsoletos para enseñar en este contexto? Las
respuestas a estas interrogantes se encuentran en el texto que aquí
presentamos, el cual está dividido en tres grandes apartados: en el primero,
hacemos un breve recuento de los cambios tecnológicos gestados en los últimos
cincuenta años y cómo éstos dieron pie a la aparición de dos grandes segmentos
de población, en relación con el uso y la penetración de las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC). En el segundo, caracterizamos a estos
grupos, los “nativos” y los “inmigrantes digitales”, y en el tercero, hacemos
referencia a las competencias informáticas e informacionales que ambas
generaciones deben poseer si se pretende reducir la llamada “brecha digital
blanda” que, en términos educativos, divide a profesores y alumnos.
CÓMO
SE DETONÓ EL CAMBIO DIGITAL
A finales de los años setenta, el mundo comenzó a
cambiar rápidamente; apareció en Chicago, Illinois, el primer Bulletin Board
System (BBS), programa que permitía leer
y publicar mensajes en línea a todo aquel que tuviera una computadora y una
línea telefónica (el equipo se configuraba para que se conectara al número de
teléfono del boletín, con la única limitante de que se tenía que esperar a que
un usuario se desconectara para que otro pudiera comunicarse). Se dice que este
software es el precursor de los foros que están en la Web, y de varios
servicios similares en línea que
cumplen con la función de ser herramientas colaborativas (Palazzesi, 2010).
A medida que fue creciendo la popularidad del BBS,
empresas y compañías periodísticas comenzaron a utilizarlo para fines
informativos y de difusión; usaban numerosas líneas telefónicas
simultáneamente, por lo que el software evolucionó hasta llegar a tener 256
usuarios conectados al mismo tiempo. Poco después, apareció UseNet, un sistema
de comunicación entre redes de computadoras que permitía a los usuarios
intercambiar datos y opiniones acerca de temas comunes.
Podían suscribirse a un “grupo de noticias” (newsgroups), y el software era capaz de
mantener el historial de los artículos leídos por el cliente, y notificarle de
la publicación de otros textos que pudieran ser de su interés. Gracias a este
programa, nacieron términos conocidos en la Red como “FAQ” (frecuent answers and questions, “preguntas
y respuestas frecuentes”) y spam (mensajes no solicitados, no deseados o de
remitente desconocido).
A fines de los ochenta, el uso del correo electrónico
(e-mail) se extendió por todo el mundo, y en 1991 la World Wide Web hizo su
aparición para revolucionar el mundo de la información a través del primer
servicio en línea disponible en todo el mundo para todo público. Con internet,
sabemos que en los años siguientes se diseminaron exponencialmente los dispositivos
móviles capaces de hacer llamadas telefónicas, recibir y enviar mensajes,
navegar por la Red, “bajar” música, así como jugar videojuegos, tomar,
almacenar y compartir imágenes y fotografías, entre otras aplicaciones
informáticas.
Sin embargo, todavía faltaban más transformaciones: a
finales de los noventa se popularizaron los motores de búsquedas (Google es el
más famoso del mundo por tener ochocientos millones de consultas al día; fue
creado en 1999), los portales y los sitios de comercio en línea (e-commerce). Con
el nuevo milenio nacieron las llamadas “redes sociales”, y la creación de
páginas web personales y blogs se
“disparó” y cambiaron para siempre las formas de relacionarnos con las demás
personas. En 2001, las cámaras digitales sustituyeron a las Polaroid
tradicionales –empresa que, por cierto, se tuvo que declarar en bancarrota–, y
en 2008 “bajar” música y comprar canciones por iTunes hizo que la compañía se
convirtiera en la más rentable de Estados Unidos (Palfrey y Gasser, 2010).
En un periodo de treinta años nuestro mundo se ha
transformado y las formas de vivir, relacionarnos, trabajar y divertirnos han
cambiado con él, lo cual no había ocurrido en un lapso mayor de quinientos
años, desde que, a mediados del siglo XV, se inventó la imprenta, en 1756 los
sistemas de refrigeración, en 1867 la máquina de escribir, en 1890 el primer
avión, a principios de 1900 los primeros automóviles y con el pasar de los
años, la televisión (Universia, 2008).
En otras palabras, antes de los años ochenta tuvieron
que transcurrir siglos y mediar diversas décadas para que se hiciera un invento
importante, y después de ese tiempo han aparecido innovaciones trascendentes
que muchos todavía no logramos asimilar y menos incorporar a nuestra vida
diaria. ¿Cómo nos ha afectado este rápido avance científico y tecnológico? ¿Qué
impactos positivos y negativos puede tener en relación con la educación de los
jóvenes y, en específico, con la formación profesional de los universitarios?
¿QUIÉNES
SON LOS NATIVOS DIGITALES Y LOS INMIGRANTES DIGITALES?
Prensky (2001) utiliza por primera vez los
términos “nativos digitales” e “inmigrantes
digitales” para hacer una diferenciación entre quienes nacieron
antes que se diseminaran las tecnologías y quienes lo hicieron después. Para
este autor, los estudiantes de hoy son “hablantes” naturales del lenguaje de
las computadoras; estudian, se comunican y juegan utilizando todas las
herramientas “en línea” que tienen a su alcance.
Por el contrario, los inmigrantes se “instalaron” más
tarde en el proceso de penetración y apropiamiento tecnológico, y participaron en
un proceso de socialización diferente; se adaptaron paulatinamente al entorno para
no quedar rezagados y trataron de evitar la brecha digital que se presenta
entre estas “generaciones” como una nueva forma de desigualdad social. ¿Cómo se
evidencia la brecha y cuáles son las diferencias entre ambos grupos? Las
características que se consideran más relevantes, se describen en la tabla 1.
Tabla 1. Brecha entre los nativos
y los inmigrantes digitales.
|
NATIVOS
DIGITALES |
INMIGRANTES
DIGITALES |
1 |
Conocimiento
de un solo mundo: el digital. |
Conocimiento
de dos mundos: el analógico y el digital. |
2 |
Conexión
en línea por espacios mayores de cinco horas diarias. |
Conexión
en línea por lapsos menores de cinco horas diarias. |
3 |
Facilidad
para acceder a la información a través de internet y de recursos electrónicos
innovadores. |
Dificultad
para el uso de internet y recursos electrónicos, pero facilidad para el
acceso a información en medios tradicionales (libros, revistas y periódicos
impresos; aplicación de técnicas como entrevistas y cuestionarios
personalizados). |
4 |
Uso
de un amplio rango de tecnologías para búsqueda de información. |
Uso
limitado de tecnologías para búsqueda de información. |
5 |
Realizan
accesos al azar en internet para búsqueda de información. |
Realizan
accesos ordenados y metódicos en internet. |
6 |
Comunicación
visual intuitiva, con fuertes habilidades visoespaciales y capacidad para
integrar lo virtual con el mundo físico (Oblinger y Oblinger, 2005). |
Dificultad
para integrar el mundo físico con el virtual. |
7 |
Lectura
limitada de medios impresos. |
Lectura
limitada de medios digitales. |
8 |
Uso
de bibliotecas digitales y bases de datos en línea. |
Uso
de bibliotecas universitarias (físicas) y personales. |
9 |
Comunicación
con un amplio espectro de usuarios en red, en línea (Tapscott, 1998). |
Comunicación
con un limitado número de usuarios en red. |
10 |
Interacción
social personalizada limitada, relaciones interpersonales en línea. |
Interacción
social personalizada amplia, relaciones interpersonales no en línea. |
11 |
Comparten
información personal sin reservas ni privacidad. |
No
comparten información personal y resguardan su privacidad. |
12 |
Utilización
extensiva de dispositivos móviles. |
Utilización
restringida de dispositivos móviles. |
13 |
Empleo
continuo y habitual de apps. |
Uso
mesurado de aplicaciones. |
14 |
Creativos,
flexibles y moldeables. |
Rígidos,
siguen preceptos y un orden preestablecido. |
15 |
Mayor
exposición a riesgos y peligros en línea (cyberbullying,
depredadores sexuales, pornografía, juegos e imágenes violentas). |
Menor
exposición a riesgos y peligros (Palfrey y Gasser, 2010). |
16 |
Deseo
de recibir información de forma ágil e inmediata y, por ende, satisfacción y
recompensas próximas. |
Deseo
de analizar información paso por paso y de forma lenta. |
17 |
Funcionan
mejor y rinden más cuando trabajan en red. |
Funcionan
mejor y rinden más cuando no trabajan en red (Prensky, 2001). |
18 |
Aprenden
de forma lúdica. |
Enseñan
de manera tradicional. |
19 |
Adoptan
las novedades tecnológicas de manera inmediata. |
Aceptan
de forma limitada y con reserva las innovaciones tecnológicas. |
20 |
Dominan
los contenidos de “futuro” (lo digital y tecnológico, nanotecnología,
robótica). |
Dominan
los contenidos “de herencia” (lectura, escritura, matemáticas, pensamiento
lógico). |
21 |
Alta
capacidad de atención cuando se utilizan métodos interactivos. |
Alta
capacidad de atención con métodos individuales. |
Si para argumentar la información proporcionada y fundamentar
la brecha existente entre nativos e inmigrantes digitales con datos “duros” usamos
datos demográficos, considerando como referente el uso de internet, de acuerdo
con la Asociación Mexicana de Internet el principal grupo de usuarios de la Red
se ubica entre niños y jóvenes y decrece para los mayores de veinticinco en
adelante.
El 63% de los jóvenes de entre doce y diecinueve años
son usuarios activos, y 55% del grupo de
edad entre veinte y veinticuatro años reportaron ser usuarios. Estos datos
cuantitativos de penetración se reducen en veinte puntos para el grupo de veinticinco
y veintinueve años con 35% y se evidencia una reducción muy considerable en los
de treinta y cinco y cuarenta y cuatro; los porcentajes de usuarios se reducen
aún más en el grupo de entre cuarenta y cinco y cincuenta cuatro años, con 24 y
19%, respectivamente (AMIPCI, 2008).
Lejos de cualquier visión determinista, pensando en
las TIC no como un elemento que debe guiar a la sociedad, sino como un recurso
fundamental que ha de ponerse al servicio del desarrollo y, por ende, de la
educación, resulta primordial cambiar esquemas tradicionales en los inmigrantes
digitales, principalmente en quienes se dedican a la docencia, y también
continuar promoviendo otro tipo de competencias en los nativos para abatir la
brecha, la cual podría llegar a un punto de no inflexión (“brecha dura”), pues las
tendencias sociales apuntan a que no se está acelerando el proceso de cierre ni
se están abatiendo inhibidores estructurales, que están incidiendo de modo
negativo en la educación.
Para algunos autores y organismos, el término “brecha
dura” consiste en el conjunto de desigualdades estructurales entre países o
entre sectores de la sociedad (ricos y pobres, por ejemplo); para solucionar la
brecha digital, tendrían primero que resolverse los problemas estructurales
(Villanueva, 2006; SCT, 2010; Cabero, 2004). Sin embargo, en México difícilmente
se está acelerando el proceso de inclusión y adopción tecnológica no sólo de
miles de mexicanos, sino también de las propias dependencias gubernamentales y
empresas.
Esto, porque todavía existe una alta marginación y un
número creciente de grupos vulnerables; millones de personas tienen bajos
ingresos, los niveles de escolaridad aún son pobres, y la mayor parte de la
gente está desprovista de habilidades para el uso de la tecnología informática;
además, tanto el sector público como el privado no han podido hacer un uso
extensivo de las TIC.
Por otro lado, la “brecha digital blanda” hace
referencia a la población que tiene potencial de ser cubierta a través de
programas escolares y que es altamente receptiva a la tecnología; por ende, el
problema a resolver se traduce simplemente en dotación de infraestructura de
tecnologías de telecomunicaciones e informáticas, y en capacitación o formación
para su uso (SCT, 2010; Cabero, 2004). Entonces, de acuerdo con una visión, la
brecha no desaparecerá sino hasta que se resuelvan los problemas
socioeconómicos; y en otra postura, puede disminuirse si se establecen medidas
inmediatas más al alcance de la mano, como puede ser a través de la educación.
En este sentido, resulta fundamental que pongamos en
práctica estrategias para una inclusión digital gradual y evolutiva desde las
instituciones educativas, pensando en que en ellas no sólo se pueden incorporar
sectores y sujetos sociales con un alto nivel de marginalidad y vulnerabilidad,
con bajos ingresos y escolaridad, desprovistos, además, de habilidades para el
uso de la tecnología informática. También tenemos que considerar a la población
que ya está siendo atendida en contextos educativos, pues esta cualidad los
posiciona como grupos relativamente más receptivos al uso y apropiamiento
tecnológico (SCT, 2010).
Así,
para cerrar la brecha, es esencial la inclusión de todos los grupos sociales a
través de la educación y, simultáneamente, el desarrollo de competencias tanto
informáticas como informacionales, en los nativos y
en los inmigrantes digitales, para responder a las exigencias educativas y aprovechar
la amplia diseminación de las TIC y sus posibilidades de acceso, hasta ahora,
gratuito en las universidades públicas del país.
COMPETENCIAS
INFORMÁTICAS E INFORMACIONALES
En los modelos educativos basados en competencias que están en
boga en la educación contemporánea se forma a los alumnos a través de la
adquisición de un conjunto de conocimientos, destrezas, actitudes y valores que
deben estar interrelacionados y articulados para ser aplicados en cualquier
ámbito. Se trata de competencias básicas que les permitan transferir lo
aprendido en una situación concreta a otras distintas.
Es el caso de las competencias informacionales; ante la enorme
cantidad de información a la cual tienen acceso los estudiantes, se requiere
enseñarles a buscarla, seleccionarla, entenderla, así como organizarla,
procesarla y transformarla en aprendizaje y, posteriormente, en conocimiento. De
acuerdo con la Comisión Sectorial de las Tecnologías de la Información y
Comunicación de la Red de Bibliotecas Universitarias Españolas (CRUE-TIC y
REBIUN, 2009), las competencias informacionales son aquellas que capacitan a
los individuos para reconocer cuándo necesitan información, dónde localizarla,
cómo evaluar su idoneidad y darle el uso adecuado según el problema que se les
plantea.
Se dice que estas competencias son más difíciles de desarrollar en
los alumnos, pero son esenciales, en particular por las características que ya
hemos abordado en relación con los nativos digitales, que se destacan por
realizar accesos al azar en internet y por desear recibir información de modo ágil
e inmediato. Poco leen, desconocen criterios básicos de búsqueda (como
utilización de palabras clave, repositorios de información idóneos de acuerdo
con sus necesidades e intereses, formas de citación y referenciación para
evitar el plagio), y menos organizan y analizan los textos y datos obtenidos,
teniendo en mente su posible relación y aplicación con la temática, contenido o
disciplina que se trate.
Por su parte, Combes (2007), una de las autoras más reconocidas en
el ámbito tecnológico, se refiere a los nativos digitales como la generación net,
integrada por jóvenes con una
comprensión amplia y un conocimiento intuitivo sobre cómo usar las tecnologías,
simplemente por el hecho de que nunca han conocido un mundo sin internet ni
evolución tecnológica. Sin embargo, establece que un gran número de esta
generación net desconoce cómo usar estrategias refinadas de búsqueda, manejo y
evaluación de la información: poseen las competencias informáticas, pero no las
informacionales.
Para el español Juan de Pablos (2010), las competencias
informacionales concretas que se deben fomentar en los alumnos son: “Buscar la
información necesaria de forma precisa; analizar la información de manera
eficiente; organizar la información adecuadamente y utilizar y comunicar la
información de manera eficaz, ética y legal”. Por supuesto, esto implica el
desarrollo de saberes de mayor complejidad, pero que pueden ser aplicables en
cualquier ámbito y escenario futuro y le pueden servir de apoyo al profesional
en la toma de decisiones, en la clasificación e interpretación de datos, y en
el planteamiento de posibles alternativas de solución a problemas complejos.
En cuanto a las competencias informáticas, son el conjunto de
conocimientos, habilidades, disposiciones y conductas que capacitan a los
individuos para saber cómo funcionan las TIC, para qué sirven y cómo se pueden
utilizar para conseguir objetivos específicos (CRUE-TIC y REBIUN, 2009). Ambas,
informáticas e informacionales, son conocidas como CI2. El dominio de este tipo
de competencias informáticas suele denominarse “alfabetización digital” y
en ella se prioriza la capacitación técnica e instrumental para el uso de
dispositivos y programas. En términos educativos, esta “habilitación” del
profesorado se reduce a la comprobación de la adquisición de los conocimientos
técnicos, pero no necesariamente a la aplicación educativa de dichas
tecnologías.
Así, el docente no únicamente tendría que conocer y utilizar el
hardware y software, sino también los hipertextos, los gráficos
tridimensionales, los entornos virtuales, los simuladores, las redes sociales,
los sistemas de videoconferencia, herramientas multimedia…, y además aplicarlos
educativamente a los procesos de enseñanza y aprendizaje, lo que implica el
diseño de objetivos, la definición de contenidos de aprendizaje, de estrategias
didácticas y la evaluación de los saberes adquiridos, todo mediado por las
herramientas tecnológicas.
Como hemos planteado ya, los estudiantes contemporáneos poseen
altos niveles de habilidad para el uso de la Red y las herramientas
tecnológicas, pero sus destrezas son limitadas para realizar tareas simples
como recoger información, organizarla y evaluarla. Los nativos están habituados a manipular y operar las TIC, pero no a
buscar y desarrollar contenidos, contrario a los inmigrantes digitales. Lo
anterior nos lleva a pensar que ambos requieren fomentar los dos tipos de
habilidades para complementar y enriquecer su formación; sin embargo, el nativo
digital parece tener mayores posibilidades de éxito en términos de la
adquisición y promoción de habilidades informacionales apoyadas en habilidades
informáticas. La tabla 2 puede ilustrar mejor esta aseveración.
Tabla 2. Rol del
nativo e inmigrante digital frente al desarrollo de habilidades informáticas e informacionales.
Como se observa en el caso de los nativos digitales, sólo existe
una posibilidad de cuatro para que éstos puedan tener un perfil más
desarrollado y contar con las dos habilidades en cuestión; sin embargo, para el
inmigrante existen tres posibilidades de seis; esto equivale a cincuenta por
ciento de probabilidades para que puedan obtener un perfil mejor habilitado en
el tema, lo cual implica dominar parcialmente una habilidad, no poseer ninguna
o, en el mejor de los escenarios, contar con las dos; es decir, los nativos sí
poseen cierta ventaja sobre los inmigrantes,
pero dicha situación no hace obsoletos a éstos.
Si pensamos que en el ámbito educativo los procesos
de enseñanza están apuntalados por una parte mayoritaria de inmigrantes
digitales, en lo que se refiere al aprendizaje son los nativos quienes toman un
rol protagónico; entonces debemos tomar conciencia de que el uso extensivo y
creciente de las TIC en el ámbito académico obliga a incorporar modelos
pedagógicos y estrategias didácticas acordes con estas nuevas prácticas cada
vez más interactivas en el marco de la sociedad de la información y de la
sociedad del conocimiento (Casas, 2008).
El aprendizaje que demandan los nativos digitales es interactivo, por
lo que los docentes debemos diseñar estrategias didácticas basadas en la
hipermedia, la construcción del conocimiento por descubrimiento, en un aprendizaje
centrado en el discente, personalizado y con un matiz lúdico. En este marco
educativo de desarrollo de competencias tanto informáticas como
informacionales, el profesor debe ser visto como facilitador; la formación debe
ser continua y, lo más importante, debe basarse en aprender a aprender, e incorporar
el uso y manejo de TIC tanto en la planificación e instrumentación del currículo
como en el diseño y operación de los programas de estudio, independientemente
de la disciplina de que se trate.
En este orden de ideas,
el problema que vislumbramos no sólo radica en una cuestión de dotar de infraestructura
tecnológica de vanguardia a las instituciones educativas, sino, paralelamente,
de preparar y capacitar a los docentes en la adquisición de las necesarias
competencias informáticas y, al mismo tiempo, formarlos en el desarrollo y la aplicación
de estrategias pedagógicas y didácticas orientadas al desarrollo de contenidos
relacionados con las necesarias competencias informacionales dirigidas a los
alumnos.
Los profesores (inmigrantes
digitales) continúan asumiendo que los discentes actuales son iguales a los
alumnos que han tenido siempre y que, si acaso, lo que se requiere es la
incorporación de algunas herramientas tecnológicas al ámbito escolar, para
variar los estímulos audiovisuales o hacerles creer a los estudiantes que
dominan su “lenguaje”.
Si lo que se requiere es reducir la
brecha digital “blanda” existente entre los nativos y los inmigrantes
digitales, tal y como hemos establecido, en el terreno educativo quienes
necesitan realizar un mayor esfuerzo, quienes requieren conducir los cambios ya
detonados por el uso extensivo de las tecnologías, son los inmigrantes, porque
son los profesores quienes orientan los procesos educativos, y si pretenden
desarrollar las competencias informacionales en los alumnos, son los docentes
quienes deberán propiciar su adquisición, pero en entornos virtuales y
tecnológicos, en los cuales han crecido los nativos, y que constituyen ámbitos
de mayor atracción e interés para ellos.
CONCLUSIONES
Los últimos cincuenta años
se han caracterizado por los rápidos cambios gestados en todos los ámbitos
gracias a la penetración de las TIC y a las posibilidades de interacción,
comunicación y adquisición de información que ofrece internet. Es también en
este periodo cuando las diferencias entre aquellos que utilizan cotidianamente
dichas herramientas informáticas y quienes no lo hacen se han ido ampliando
hasta caracterizar a dos grandes grupos de población: los nativos y los
inmigrantes digitales.
Consideramos que en el
ámbito educativo la brecha digital “blanda” entre estos grupos, que puede
identificarse con claridad a través de los docentes y alumnos, se irá
extendiendo si los nativos no desarrollan las necesarias competencias
informacionales que los pueden habilitar para transferir sus conocimientos y
capacidades en cualquier escenario profesional y laboral futuro, y se hará
todavía más grande si los inmigrantes no adquieren las competencias
informáticas requeridas para comunicarse con la “generación net” mediante el lenguaje
que ésta domina, porque son los nativos quienes llevan la ventaja.
Sin embargo, los docentes, los
inmigrantes digitales, tienen una mayor responsabilidad en los procesos de
enseñanza y aprendizaje, no únicamente por ser quienes los dirigen y orientan,
sino también porque necesitan realizar un esfuerzo mayor para contar con un
perfil de mejor habilitación y apropiación de las tecnologías para no quedar
obsoletos.
Entonces, resulta indispensable continuar
desarrollando otro tipo de competencias en los nativos para abatir la brecha, y
poner en práctica estrategias para una inclusión digital gradual y evolutiva
desde las instituciones educativas. Preparar y capacitar a los docentes en la
adquisición de las necesarias competencias informáticas y, al mismo tiempo,
formarlos en el desarrollo y la aplicación de estrategias pedagógicas y
didácticas orientadas al desarrollo de contenidos relacionados con las
necesarias competencias informacionales dirigidas a los alumnos.
Dicha preparación puede llevarse a cabo a través de
talleres y seminarios permanentes de formación, actualización y capacitación
que se organicen, gestionen y pongan en marcha en las propias universidades, de
acuerdo con las necesidades específicas de su profesorado y en íntima relación
con las disciplinas en las cuales imparten docencia. Si bien es cierto que las
competencias tanto informáticas como informacionales son generales,
susceptibles de ser adquiridas por cualquier individuo, también lo es que serán
más efectivas si adoptan una orientación propia y se les otorga un significado
preciso, con base en los perfiles de egreso y en la misión y visión de la
carrera que se trate.
A partir de estos planteamientos,
hacemos la invitación a reflexionar: como inmigrantes digitales, ¿estamos
preparados para enseñar las nuevas asignaturas y las viejas materias, pero con
nuevas formas?, y como nativos digitales, ¿contamos con las tradicionales competencias
informacionales requeridas para resolver nuevos problemas y tomar decisiones en
escenarios futuros?
Tal vez las respuestas a estas interrogantes
determinen si la brecha digital “blanda” ya existente entre ambos grupos se
hace más profunda o logramos que se reduzca en un mediano plazo mediante la
necesaria adquisición de competencias informáticas e informacionales
íntimamente relacionadas con la disciplina en la cual se imparte docencia, y en
la que se están formando los nuevos profesionales.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
AMIPCI (2008). Hábitos de los
usuarios de Internet en México. México: Asociación Mexicana de Internet.
Recuperado en junio de 2013 de http://www.amipci.org.mx/editomultimediafiles
Casas, R. (2008, diciembre). Redes y flujos de conocimiento. Redes, vol.13, núm. 26, pp. 11-144.
Cabero, J. (2004). Reflexiones sobre brecha digital y educación. En Tecnología, educación y diversidad: retos y
realidades de la inclusión digital (pp. 23-42). Murcia: Consejería de
Educación y Cultura/Universidad de Sevilla. Recuperado en junio de 2013 de http://tecnologiaedu.us.es/nweb/htm/pdf/brecha.pdf
Combes, B. (2007).
Techno-savvy or just techno-oriented? What does the research tell us about the
information-seeking behavior of the ‘Net Generation’? ACCESS, vol. 17, núm. 2, pp. 17-20.
CRUE-TIC y
REBIUN (2009). Competencias informáticas
e informacionales en los estudios de grado. Conferencia de Rectores de las
Universidades Españolas/Red de Bibliotecas Universitarias. España. Recuperado en
junio de 2013 de http://www.rebiun.org/doc/documento_competencias_informaticas.pdf
De Pablos,
Juan (2010). Universidad y sociedad del conocimiento. Las competencias
informacionales y digitales. En Competencias informacionales y digitales en
educación superior [monográfico en línea]. Revista
de Universidad y Sociedad del Conocimiento (RUSC), vol. 7, núm. 2. Recuperado en
junio de 2013 de http://rusc.uoc.edu/ojs/index.php/rusc/article/view/v7n2-de-pablos/v7n2-de-pablos
Palazzesi,
A. (2010). La historia de los Bulletyn Board System. Revista de Tecnología “NeoTeo”. Recuperado en junio de 2013 de http://www.neoteo.com/la-historia-de-los-bulletin-board8-system-bbs
Palfrey, J. & Gasser, P. (2010). Born digital. Understanding the first
generation of digital natives. Recuperado en junio de 2013 de http://www.borndigitalbook.com/about.php
Prensky, M. (2001, octubre). Digital natives, digital inmigrants. On the Horizon, vol. 9, núm. 5.
SCT (2010). Estrategia Nacional para el Impulso de la Sociedad de la
Información y del Conocimiento. En Agenda
Digital México 2010-2012. México: Secretaría de Comunicaciones y
Transportes. Recuperado en junio de 2013 de http://www.agendadigital.mx/descargas/AgendaDigitalmx.pdf
Tapscott, D. (1988). Crecer digital: el surgimiento de la generación net. Nueva York: McGraw-Hill.
Oblinger, D. y Oblinger, J. (2005). Educar a la generación net. EU: Educase.
Recuperado en junio de http://www.educause.edu/ir/library/pdf/pub77101.pdf
Universia (2008). 25 mejores
inventos en los últimos treinta años. Red de Universidades de Habla Hispana
y Portuguesa. España: Universia Tech Center. Recuperado en junio de 2013 de http://www.slideshare.net/msarmiento/25-mejores-inventos-de-los-ltimos-30-aos-presentation
Villanueva, E. (2006, junio-julio). Brecha digital, descartando un
término equívoco. Razón y Palabra,
revista electrónica en América Latina especializada en comunicación, núm. 51.
Recuperado en junio de 2013 de http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n51/evillanueva.html
–––––––––––
Ariel Sánchez Espinoza es Maestro en Bibliotecología, profesor de tiempo completo
de la licenciatura en Ciencias de la Información Documental de la Facultad de
Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, Cerro de Coatepec,
Ciudad Universitaria, Toluca, Estado de México. Tel. (722) 213-1533. Correo
electrónico: asancheze@uaemex.mx
Diana Castro Ricalde es Doctora en Ciencias Sociales. Profesora de tiempo completo de la licenciatura en Turismo de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Autónoma del Estado de México, Cerro de Coatepec, Ciudad Universitaria, Toluca, Estado de México. Tel. (722) 215-1333. Correo electrónico: dmcastror@uaemex.mx
–––––––––––
Fecha de recepción del artículo: 24/06/2013
Fecha de aceptación para su publicación: 07/01/2014
Métricas de artículo
Metrics powered by PLOS ALM
Enlaces refback
- No hay ningún enlace refback.