Como resultado de la pandemia de la covid-19, la educación a distancia pasó de ser una opción formativa poco considerada al estatus de alternativa principal de funcionamiento para el sistema escolar. Las instituciones educativas han logrado mantener activos sus programas al adaptar sus labores al uso de plataformas digitales, a pesar de reducir sus expectativas formativas. Las actividades escolares en casa enfrentan situaciones sociales complejas que contravienen los preceptos docentes, provocan aprendizajes deficientes y significativos casos de abandono escolar. Los sistemas educativos promoverán modalidades de enseñanza remota en versiones digitales y telemáticas en el mediano plazo, cuyas didácticas dominarán el siglo XXI.
La crisis global propiciada por la pandemia de la covid-19 −cuyas repercusiones en diversos ámbitos de la vida social apenas comienzan− ha transformado las instituciones públicas y considerables estructuras organizacionales heredadas del pasado. En esta perspectiva, el presente ensayo explora las circunstancias socioambientales en México que, por efecto de la contingencia sanitaria global, envuelven a la educación escolarizada e inducen al uso y la adopción de medios telemáticos, así como los cambios que impactan en los contextos de enseñanza. Para este propósito, los argumentos expuestos se estructuran en el antes, durante y después de la pandemia provocada por la covid-19.
Si bien los sistemas de educación y las instituciones escolares han diversificado sus
planes y programas de estudio desde hace décadas con el propósito de incrementar la
cobertura de sus servicios, a partir de la era de internet las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) -y más recientemente las tecnologías del
aprendizaje y el conocimiento (TAC)- han facilitado la formación remota en tiempo
real (
Hasta hace poco, los mentores consideraban que las tareas educativas debían ocuparse
únicamente de preparar a las generaciones para la vida adulta; sin embargo, las
nuevas circunstancias de la era global -y en particular con el advenimiento de las
tecnologías digitales- configuran un escenario inédito en el que los individuos, sin
importar su edad, sexo y actividad, pueden acceder a mayores conocimientos de forma
autónoma. La educación del siglo XXI, por tanto, se concibe como la autogestión de
los aprendizajes que resultan necesarios a lo largo de la vida (
El avance de las telecomunicaciones impulsa el desarrollo de la sociedad de la
información y la economía del conocimiento, fenómenos estrechamente ligados con la
globalización, lo que genera mayor interdependencia entre individuos, organizaciones
y regiones. Actualmente, la influencia de internet es determinante para las
actividades cotidianas y laborales; las jornadas de trabajo se automatizan por
medios digitales y protocolos de interactividad, y los dispositivos tecnológicos
condicionan las relaciones de los individuos con el mundo. De acuerdo con el último
informe de We Are Social Hootsuite (
A pesar de las disparidades sociales y tecnológicas que prevalecen en el mundo, las
TIC y las TAC han modificado tanto los escenarios laborales como los educativos, lo
que configura un panorama cultural colmado de posibilidades de capacitación,
formación y actualización de cuadros, a través de medios digitales y telemáticos. La
proliferación de dispositivos móviles que actualmente se registra en el mundo
permite que los servicios digitales se extiendan sobre amplios segmentos de la
población, lo que estimula sus capacidades y permite el acceso a información
específica y reciente; sin embargo, las desigualdades económicas que privan en la
sociedad capitalista también se manifiestan y dosifican beneficios, pues los grupos
de menores ingresos no logran apropiarse de las nuevas tecnologías y consumar su
alfabetización digital (
Ante el potencial cultural de las TIC y las TAC, la Unesco ha impulsado paradigmas educativos con criterios de equidad. La organización aspira a conferir mayor poder a los colectivos a partir de garantizar el acceso abierto a las mejores fuentes de información que el mundo actual ofrece. En las tres últimas décadas, las principales instituciones educativas de las naciones desarrolladas -y también en vías de desarrollo- han adoptado sistemas digitales, plataformas y equipos de cómputo avanzados con el propósito de estrechar la relación entre los ámbitos escolares y laborales. Esto responde a
la necesidad de crear nuevas carreras profesionales (como mecatrónica, robótica,
domótica, ingeniería médica, ingeniería agrícola, biotecnología, derecho con
enfoque en la tercera edad, ingeniería cuántica, entre otras) porque las
empresas requieren perfiles específicos […] para su funcionamiento y ser
competitivas (
Actualmente, la mayor parte de las actividades profesionales emplea instrumentos
digitales, además de que sus criterios de trabajo se apegan a estándares
internacionales que exigen actualizaciones periódicas y auditorías continuas.
Asimismo, la transición tecnológica que experimentan las profesiones ha impactado en
los centros educativos y en los métodos de enseñanza, por lo que los programas
ofertados en las escuelas y universidades ajustan los aprendizajes al uso de
versiones específicas de
Al examinar la realidad educativa en México, se encontró que en 2015 la matrícula
total escolarizada ascendía a 36 392 832 estudiantes, en donde predominaban los
grupos inscritos en educación obligatoria. En la educación superior, de una
matrícula de 3 882 625 estudiantes, solo 12.3% realizaba sus estudios en modalidades
mixtas y a distancia (Malo, 2014, citado en
Si bien el acceso a internet en los planteles educativos ha incrementado, sus
aplicaciones generalmente complementan el trabajo escolar de tipo presencial, por lo
que la mayoría de las instituciones educativas mexicanas, hasta 2019, no había
explorado de forma consistente la enseñanza a distancia, ya sea por carecer de una
visión adecuada o por la insuficiencia de recursos, equipos y personal capacitado
para este fin. Del mismo modo, la alfabetización digital de las comunidades
escolares en México no ha respondido a un plan estratégico en la materia, motivo por
el cual un porcentaje considerable de los docentes carecía de los conocimientos y
habilidades respectivas (
En la medida en que los dominios digitales del profesorado resultan escasos, en los
centros educativos se evidencia un desfase entre las prácticas escolares y las
realidades laborales del mundo actual. Esta situación ha contribuido a que numerosas
generaciones resulten insuficientemente preparadas, por lo que son incapaces de
insertarse eficaz y proactivamente en el mercado laboral. Además, al considerar los
cambios generacionales, la habilitación tecnodigital resulta un asunto de gran
importancia en la actualidad. La población estudiantil, en su mayoría, se encuentra
inmersa en la era digital y está habituada al uso de nuevos dispositivos
tecnológicos, a diferencia de sus mentores (
Al iniciar 2020, la mayoría de los docentes y directivos consideraba imposible que la
educación a distancia y en línea fuera capaz de sustituir a la educación presencial,
ya que esta última se encontraba supeditada a esquemas administrativos ajustados a
una planta física, horarios definidos y formas normalizadas de trabajo académico.
Pocos docentes habían advertido la evolución de la educación a distancia
(
En el Foro Mundial sobre Educación, llevado a cabo en 2015 en Incheo, Corea del Sur,
se recomendó a las naciones “aprovechar las TIC para reforzar los sistemas
educativos, la difusión de conocimientos, el acceso a la información, el aprendizaje
efectivo y de calidad, y una prestación más eficaz de los servicios” (
La Reforma Educativa en México, impulsada en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, contribuyó poco a modificar el panorama de la educación en línea, a pesar de inducir las políticas institucionales hacia la actualización de contenidos, la capacitación del personal docente y la renovación de los medios educativos con el apoyo de tecnologías digitales. En su momento, se divulgó oficialmente que:
Una de las estrategias del Gobierno Federal (2012-2018) es la de promover la
incorporación de las TIC en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y para lograrlo
propone tres líneas de acción: desarrollar una política nacional de informática
educativa, enfocada en que los estudiantes desarrollen sus capacidades para
aprender a aprender mediante el uso de las TIC; ampliar la dotación de equipos
de cómputo y garantizar conectividad en los planteles educativos; intensificar
el uso de herramientas de innovación tecnológica en todos los niveles del
sistema educativo (PND, 2013, citado por
Las expectativas para renovar la educación en México fueron abatidas en poco tiempo
debido a la falta de consensos y a la insuficiencia de recursos. El movimiento
magisterial contrarreformista aliado al candidato presidencial Andrés Manuel López
Obrador, con el apoyo parlamentario, canceló “la mal llamada Reforma Educativa
[
Como parte de las nuevas directrices gubernamentales, la SEP realizó consultas populares y diálogos escolares que dieron mayores concesiones a los grupos magisteriales. Al reformarse el artículo 8 de la Ley General de Educación Federal, se estableció que en lo sucesivo las acciones gubernamentales
estarán dirigidas, de manera prioritaria, a quienes pertenezcan a grupos y
regiones con mayor rezago educativo, dispersos o que enfrentan situaciones de
vulnerabilidad por circunstancias específicas de carácter socioeconómico,
físico, mental, de identidad cultural, origen étnico o nacional, situación
migratoria o bien, relacionadas con aspectos de género, preferencia sexual o
prácticas culturales (
Por su parte, el anterior secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma
Barragán, manifestó públicamente que la modalidad educativa en línea puede “brindar
oportunidades de aprendizaje a jóvenes y adultos para acceder, en poco tiempo, a
mejores condiciones económicas […]; la educación abierta y a distancia es un modelo
educativo centrado en sus estudiantes, que adicionalmente es accesible, inclusivo,
flexible e interactivo” (
La humanidad recordará el año 2020 como un período hostil e infructuoso, donde un minúsculo, frágil y contagioso agente patógeno, denominado SARS-CoV-2, arrasó de manera funesta con los mejores planes institucionales, empresariales y ciudadanos perfilados para la década, incluida la educación escolarizada, actividad esencial para la reproducción social que, como resultado de la pandemia, ha experimentado cambios significativos que nos llevan a la reflexión.
De acuerdo con las cifras oficiales, “el coronavirus está afectando la educación de 1
500 millones de alumnos y alumnas [...]; 185 países han cerrado escuelas y
universidades […], perjudicando a 89.4% de la población estudiantil del planeta”
(
La pandemia de la covid-19 tomó por sorpresa al mundo escolar. Los sistemas
educativos, incluso en países altamente desarrollados, fueron forzados a emprender
acciones inéditas para brindar, en condiciones especiales, sus servicios a la
población estudiantil. Al declararse la emergencia sanitaria global, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas (
En materia de educación a distancia se recomendó emplear tecnologías pertinentes,
proteger la privacidad y seguridad de los datos, alfabetizar a las comunidades en
materia digital y adaptar los sistemas administrativos a la contingencia (
En la primera fase de la pandemia se suspendieron todas las actividades escolares presenciales de forma drástica y obligatoria con el propósito de proteger a las comunidades educativas y a las personas cercanas que podían contagiarse. Las autoridades conjeturaron que la crisis sanitaria, como había ocurrido en el pasado, llegaría a ser superada en poco tiempo. El pronóstico resultó incorrecto y las autoridades insistieron a las instituciones educativas a continuar con sus labores por medio de plataformas digitales y modalidades no presenciales, a pesar de que, en países como México, la mayoría de los centros educativos carecía de la infraestructura y la preparación adecuada para emprender la tarea requerida.
A inicios de 2020 pocas instituciones mexicanas disponían de las capacidades digitales para resolver eficazmente el desafío educativo derivado de la pandemia, lo que obligó a los centros educativos a improvisar y adaptar sus procesos de enseñanza-aprendizaje a formatos alternos y de interacción remota, por medio del apoyo de la radio, la televisión o de internet. En este contexto, se enfrentaron a situaciones adversas, como los problemas de conectividad, la inexistencia del servicio en un porcentaje amplio de los hogares, la falta de alfabetización digital entre profesores, así como la carencia de materiales y protocolos didácticos adecuados para responder a las nuevas circunstancias.
Transformar las viviendas en aulas resultó, desde el inicio, un desafío mayor para
las familias con severas limitaciones económicas y habitacionales. Esto demandó
creatividad, recursos extraordinarios y tolerancia para compatibilizar las
actividades domésticas con las escolares, a fin de evitar el abandono escolar. De
acuerdo con las declaraciones públicas del subsecretario Luciano Concheiro, este
fenómeno se sitúa cerca de 10% en educación básica y 8% en educación superior (
El panorama educativo ha cambiado la perspectiva de los jóvenes de forma drástica, lo
que evidencia las debilidades y fortalezas de los sectores sociales y los segmenta
en dos grandes grupos:
el cierre de las instituciones educativas mostró en forma acentuada la abismal
diferencia entre los estudiantes urbanos más acomodados, que cuentan con móviles
y ordenadores con buena conexión a internet, y aquellos con menor capacidad y
que no cuentan […] con una conexión que les permita continuar las clases
virtuales (
Iniciada la pandemia, la SEP se responsabilizó de los estudiantes de educación básica
y habilitó cursos televisivos basados en contenidos escolares, además de tareas en
internet. A pesar del esfuerzo institucional, la carencia de equipos digitales,
espacios apropiados, recursos y tutores calificados que prevalece en los hogares
mexicanos, socavó las medidas adoptadas. Si bien el gobierno mexicano cuenta con más
de 50 años de experiencia en enseñanza a distancia -a partir de haberse creado el
programa de telesecundarias, que actualmente cubre 20% de la matrícula del nivel-,
no ha logrado responder satisfactoriamente a las expectativas y subsanar el problema
educativo en el territorio nacional. Las iniciativas presentadas son incipientes,
como la apertura de portales educativos y la digitalización de algunos libros de
texto (
A nivel individual, el esfuerzo del profesorado por mantener contacto con sus estudiantes -incluso en los niveles superiores- ha enfrentado múltiples dificultades, tanto físicas como emocionales, debido a la falta de modelos didácticos acordes con la situación de crisis que se enfrenta. La escasez de recursos, los hábitos de estudio independientes y la estimulación social suficiente afectan el cumplimiento de los objetivos educativos, especialmente en las unidades de aprendizaje que exigen tutoría personalizada, uso de instrumentos específicos y actividades prácticas, como en los talleres y laboratorios. Los profesores han adecuado sus materias a los medios disponibles en espera de que su esfuerzo beneficie a los estudiantes, a pesar de las circunstancias socioambientales que prevalecen.
Ante la imposibilidad de un contacto presencial entre los profesores y los
estudiantes, las redes en internet se han convertido en el refugio de la educación
formal a través de la imposición de sus reglas. Los procesos formativos basados en
experiencias de socialización cercanas se encuentran suspendidos por el momento y,
en algunos casos, anulados por las restricciones oficiales impuestas. Voces críticas
señalan que “la propuesta en el distanciamiento social se ha preocupado por
presentar programas digitales y de televisión alineados al currículo, lo que
significa perder de nuevo la oportunidad de acercar la escuela a la vida” (
Las autoridades federales reportan que el programa Aprende en Casa logró en su
primera fase que 85% del estudiantado mantuviera contacto con las emisiones y fuera
objeto de asesoría por parte de los profesores; sin embargo, este programa no fue
evaluado por instancias externas y, fuera de las grandes ciudades, la realidad
contradice lo informado. En opinión de
Desde la perspectiva del presente análisis, la mayor debilidad del proceso educativo
que se ha adecuado al formato en línea radica en los procesos de evaluación. Los
criterios aplicados no contemplan las problemáticas particulares y las limitaciones
impuestas por entornos socioeconómicos y familiares al desempeño de los estudiantes
y profesores. México, al igual que otros países, ha tenido que establecer criterios
emergentes para examinar y validar aprendizajes. Ante un hecho sin precedentes,
algunas instituciones optaron “por dar calificaciones aprobatorias a todos los
alumnos para el primer semestre de 2020, en reconocimiento de la magnitud de las
desigualdades” (
En lo que se refiere a la educación superior, el uso de plataformas digitales y sistemas de gestión de aprendizajes (LMS, por sus siglas en inglés) prosperó gradualmente. Después de meses de trabajo en casa, la educación en línea se ha generalizado entre las comunidades, así como la adopción de programas y herramientas como MS Teams, Zoom, Moodle, Google Classroom, Skype y Canvas, entre otras. Las empresas encargadas de prestar los servicios de enlace han optado por celebrar convenios con las instituciones y los aparatos del Estado.
Los sistemas educativos apegados a los formatos convencionales han enfrentado numerosas limitaciones para operar en condiciones de pandemia, a pesar de que esta se ha extendido por más de un año. Con esto se hace referencia a la impartición de cursos y al conjunto de procedimientos institucionales relacionados con el ingreso y el egreso de los estudiantes en los distintos niveles educativos.
En la educación superior las actividades docentes se han visto afectadas, así como
los programas y las actividades de servicio social, la titulación, la realización de
congresos, los trabajos de investigación, las publicaciones, la contratación y la
promoción de personal, las exposiciones, los servicios de extensión, las
certificaciones, entre otras. En el fondo del problema, la contingencia obliga a
revisar la estructura y el funcionamiento de los centros educativos para examinar
“el sentido de la institución escolar y del currículo formal, de los contenidos
disciplinarios alejados de la realidad, de las prácticas docentes hegemónicas, y de
la gestión académico-administrativa atada a reglamentos obsoletos” (
Las críticas en torno a la rigidez institucional no resultan menores, ya que cada
“sistema de educación es una forma política de mantener o de modificar la adecuación
de los discursos, con los saberes y los poderes que implican” (
Entre los daños propiciados por la pandemia, en el ámbito educativo destaca el
abatimiento de los procesos de socialización y el quebranto de las expectativas
personales de desarrollo. Al respecto, debe considerarse que “la tarea principal de
la escuela no es cubrir contenidos, sino crear ambientes para el desarrollo armónico
de niñas, niños y jóvenes” (
Ante la compleja situación que actualmente se enfrenta, se advierte que mientras las aulas permanecen cerradas, los padres y tutores de los menores han desempeñado distintos roles con miras a impedir el abandono del ciclo escolar. Por su parte, los jóvenes de mayor edad han sido resilientes y se han visto obligados a postergar sus proyectos personales, además de buscar alternativas ocupacionales y explorar otras vías de contacto con el mundo.
Durante el confinamiento, parte del profesorado ha desempeñado sus tareas por medios
digitales sin disponer del material, equipo y financiamiento suficiente para tal
efecto. La improvisación y el ejercicio intuitivo de la docencia en línea ha
imperado en el ciberespacio bajo la consigna de no abandonar a los estudiantes a su
suerte, en un trance civilizatorio que afecta el ánimo y las expectativas de todos
(
Proteger a las nuevas generaciones representa una medida de sobrevivencia social en
tanto la pandemia de la covid-19 sea una amenaza a la población mundial. Ante la
crisis biosanitaria, las instituciones educativas han evitado ser objeto de
imputaciones por negligencia; en respuesta, han reducido al mínimo sus actividades
presenciales. A pesar de las presiones políticas y económicas que se acumulan debido
a la parálisis institucional, las autoridades locales y sanitarias consideran
pertinente que, durante la pandemia, los centros educativos permanezcan cerrados y
brinden sus servicios en línea al estudiantado, hasta que sean lugares
suficientemente seguros (
El aislamiento y la falta de convivencia social incrementan entre los jóvenes la
indolencia, el estrés e, incluso, la depresión. Asimismo, el manejo discordante y
contradictorio de la información vulnera las conciencias e inmoviliza las
iniciativas individuales y grupales. La desconfianza y la inseguridad que priva en
los espacios públicos afianza la sensación de rechazo social hacia personas
extrañas, lo que afecta la movilidad territorial (
La presencia de la covid-19 ha perturbado el panorama laboral en el mundo entero.
Considerables actividades económicas han sido abandonadas y otras se han
transformado con el propósito de reducir los costos de operación, obtener nuevos
réditos y preparar el cambio organizacional que parece inevitable realizar en el
mediano plazo. Entre los impactos más severos de la pandemia destaca la pérdida
irreparable de empleos formales e informales, debido al cierre de establecimientos
con aforos medios y altos, así como por haber menguado las perspectivas de inversión
y las alteraciones en el comportamiento de los consumidores. El capital se desplaza
hacia negocios con mayor potencial de automatización y teletrabajo, lo que modifica
las expectativas salariales, de inserción laboral de los trabajadores operativos y
la formación de los futuros profesionales (
Los gobiernos han buscado restablecer el funcionamiento de su economía y optimizar los programas de ayuda social hacia los sectores vulnerables, lo que ha evitado la extinción masiva de empresas y el incremento del desempleo. Por el momento, su principal desafío radica en fortalecer las principales cadenas de valor, mejorar los indicadores económicos y mantener la cohesión social. En este contexto, el uso de medios digitales e internet se ha vuelto indispensable para el restablecimiento de las actividades sustantivas.
A nivel doméstico, la intrusión tecnológica en hogares de ingresos medios y altos ha
provocado que las personas pasen más horas al día frente a las pantallas. El tiempo
dedicado a visualizar información ha desplazado notoriamente las actividades físicas
y sociales; además, la adicción a las computadoras y la telefonía móvil se ha
extendido, ya sea por motivos de trabajo, comercio, comunicación o de ocio, entre
otros (
Las crisis sociales exhiben las debilidades sistémicas de las naciones, incluso las
que fueron encubiertas en épocas de paz y bonanza. Diversos críticos aseguran que la
sociedad actual se encuentra inmersa en una crisis civilizatoria (
La fecha tentativa de extinción de la pandemia resulta incierta debido a los
continuos rebrotes de contagio en el mundo, además del lento avance del proceso de
vacunación, situación que mantiene a los gobiernos cautelosos y a los ciudadanos
atemorizados (
Ante estas circunstancias, el capitalismo global ha mostrado la resiliencia de sus
actores y componentes. El sistema económico mantiene la producción y abasto de
bienes y servicios, no solo de los satisfactores básicos, sino también de los
productos complementarios y superfluos a pesar del cierre de importantes empresas a
nivel internacional (
De acuerdo con el
Ante el complejo escenario que motiva la covid-19, se escuchan voces en favor de la
desglobalización (
Al reflexionar sobre el campo educativo frente a la persistencia del riesgo de contagios en los planteles, el retorno de los estudiantes a las aulas no podrá llevarse a cabo de forma plena, motivo por el cual muchos cursos continuarían en línea -algunos de manera definitiva- por las ventajas sanitarias y económicas que esta condición ofrece a usuarios y directivos.
La presencia de la covid-19 obliga a replantear las formas de vida y a encontrar la
manera más segura de convivir en este contexto, lo que permitirá impartir educación
escolarizada. Ante la posibilidad de que aparezcan otras pandemias y enfermedades
infecciosas en el futuro, resulta imprescindible vislumbrar mecanismos alternos que
eviten suspender o cancelar bruscamente todas las actividades económicas, políticas
y culturales de nuevo. En consecuencia, las organizaciones están obligadas a
respaldar sus tareas y funcionamiento con procesos automatizados y sistemas
telemáticos. El teletrabajo colaborativo habrá de incrementarse en áreas
estratégicas que eviten el contacto físico entre las personas (
En los próximos años los centros educativos y universidades optarán por impartir un
número mayor de cursos en línea mediante el uso de plataformas virtuales. Los
sistemas educativos requerirán docentes con mayores habilidades digitales, y la
mayoría de las instituciones preferirá estandarizar los procesos escolares, al
implementar medidas de control y seguimiento académico, lo que creará dependencias
hacia el
Al establecerse formas específicas de teletrabajo, los directivos estarán obligados a revisar y adecuar los objetivos curriculares con las expectativas de los usuarios y empleadores, lo que encauzará la educación hacia versiones pragmatistas y comerciales; por esto, la actual crisis sanitaria obliga a revisar los paradigmas vigentes. Desde una perspectiva socioambiental, el principal desafío radica en renovar las estructuras que tutelan para vislumbrar mejores horizontes. Ante la problemática que se avecina, los colectivos con mayor capacidad de organización y reacción serán quienes exploren nuevos rumbos civilizatorios y permitan salir triunfantes de la crisis.
En el ámbito educativo, mediante el aprovechamiento de las nuevas tecnologías, es posible aspirar a la construcción de mejores escenarios de capacitación y desarrollo, siempre y cuando las plataformas digitales respondan a las condiciones y expectativas de trabajo calificado. Para las instituciones de educación superior, el desafío radica en incentivar la transferencia, la generación y la difusión de conocimientos científicos y humanísticos bajo esquemas de colaboración entre discentes y docentes.
A partir de las condiciones socioambientales heredadas del siglo XX y de las fragilidades sistémicas que ha evidenciado la pandemia, surgen dos escenarios tentativos. El primero, confiado a los avances de la ciencia médica y la pronta entrada en escena de las vacunas y tratamientos efectivos contra la covid-19, los cuales alentarían las medidas de reactivación económica y el retorno a la globalización capitalista. Esto priorizaría para los gobiernos la recuperación del empleo, acompañado de medidas preventivas y normas sanitarias.
El segundo escenario emerge del debate éticointelectual sobre el futuro conveniente
para la humanidad desde una perspectiva socioambiental, la cual presupone el
lanzamiento de un modelo civilizatorio distinto, fundado en amplios consensos de
escala global (
En ambos escenarios la educación desempeña un papel determinante, pues las sociedades adquirirán mayor resiliencia para avanzar en sus cometidos en la era posterior a la covid-19. A mediano plazo, las instituciones proactivas se preparan para enfrentar nuevas batallas biosanitarias, lo que garantiza su permanencia sociocultural.
En tanto la ciudadanía adopte perspectivas críticas y autocríticas encaminadas a
revisar las causas, las implicaciones y los efectos de la pandemia, será posible
renovar las organizaciones sociales, así como las conductas y las actitudes de los
sujetos hacia el cuidado del medio ambiente. Para este efecto, las tareas formativas
deberán enfatizar los asuntos comunes ligados a la vida y que involucran a la
población mundial. Asimismo, se compartirán valiosos contenidos a través de medios
digitales y telemáticos, lo que formará parte de múltiples opciones educativas que,
al ser pertinentes, resultarán inclusivas, eficientes y resilientes (
Nuevas agencias globales entrarán en escena, en busca de diversificar y especializar la oferta educativa en línea. Debido a que esto corresponde al área comercial, emergerán instancias reguladoras vinculadas con los sistemas educativos nacionales y organismos internacionales. En adelante, los programas de educación a distancia serán objeto de supervisión y evaluación, lo que repercutirá en el costo de los servicios vinculados con el mercado global.
Debido a la covid-19, a mediano plazo surgirán redes y organismos multinacionales responsables del control sanitario global que, dotados de instrumentos para monitorear los contagios en cualquier lugar del mundo, aplicarán severos protocolos de respuestas, pues la humanidad se encuentra en riesgo. En esta tarea, la inteligencia artificial jugará un papel protagónico.
En la medida en que nuestras sociedades adquieran mayor conciencia de las numerosas pérdidas humanas y materiales provocadas por la pandemia, exigirán a las autoridades e instancias correspondientes mejores servicios educativos y de salud. Ante esto, el principal desafío radica en lograr que los ciudadanos hagan de la covid-19 una experiencia histórica que anime la participación en asuntos globales a través de medios digitales y telemáticos.
Superar la pandemia actual no es -aunque así lo parezca- el reto más importante de la
presente generación, sino que debe reorientarse el devenir de la humanidad hacia
horizontes de fraternidad y con viabilidad ambiental. Para este efecto, nuestras
sociedades requieren asumir compromisos ambientales y lograr que la educación en
línea contribuya al florecimiento de una conciencia global (
Para que la vida social avance en un escenario mundial seguro resulta imprescindible desarrollar formas superiores de organización ciudadana, que permitan que la población intervenga en la toma de decisiones que afectan su porvenir. Cabe preguntarse: ¿en qué sectores recaerá el poder después de que se supere la crisis sanitaria global?, ¿cuál será la ruta que tome el desarrollo económico a escala mundial en las próximas décadas?, ¿cuál es el papel que jugará la población civil en la renovación de las instituciones y en el restablecimiento de las relaciones internacionales?
La educación en línea llegó para quedarse, por lo que los gobiernos y las empresas en poco tiempo habrán de perfeccionar sus recursos tecnológicos y pedagógicos. De hoy en adelante se incrementarán los aforos educativos en red, además de las experiencias virtuales como alternativas de formación y capacitación. Muchas actividades escolares no retornarán a la modalidad presencial debido a sus costos operativos y riesgos para la salud. A partir de la covid-19, los programas educativos en línea serán vistos como entornos accesibles y confortables, particularmente entre los sectores estudiantiles solventes.
Comentarios sobre este artículo
por aksestogel online1 (2022-02-04)
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por aksestogel online1 (2022-02-28)
por kordata kordata kordata kordata (2022-03-27)
por kordata kordata kordata kordata (2022-03-27)
por Cristine Jull (2022-04-10)