Vol. 11, núm. 2 / octubre 2019 - marzo 2020/
e-ISSN 2007-1094
La educación del futuro: perspectiva
del alumnado. Validación
de una escala
The
education of the future: the students’
perspective. Validation of a
scale
Resumen
Este artículo presenta un estudio cuyo objetivo es
validar y optimizar una escala de evaluación de la educación del futuro desde
la perspectiva de los estudiantes. La muestra se conformó de 431 alumnos
pertenecientes a diferentes titulaciones de la Universidad de Huelva (España).
Para la recolección de datos, elaboramos una escala denominada “La educación del
futuro”, que pretende evaluar las creencias del alumnado sobre la educación del
futuro. El instrumento se validó mediante un alfa de Cronbach, y la
unidimensionalidad de las subescalas se valoró con un análisis factorial de
componentes principales. Los resultados corroboran que las dimensiones
propuestas (contexto, profesores, metodología, alumnos y competencias) son
unifactoriales. Las competencias a adquirir en el futuro están fuertemente
vinculadas a la vida en entornos virtuales.
Palabras clave
Educación del futuro, profesor 3.0, alumno 3.0,
metodología docente 3.0, aprendizaje 3.0
Abstract
This article presents a study which aims to validate and
optimize a scale of evaluation of the education of the future from the
perspective of the students. To this end, we took a sample of 431 students on
different degree courses at the University of Huelva (Spain). An ad hoc scale
designated ‘Future education’ was drawn up for data collection, designed to
assess the beliefs of students on the education of the future. Then the
instrument was validated by Cronbach's alpha and the unidimensionality of the
different subscales conducting a factorial analysis of principal components was
assessed. The results corroborate that the proposed dimensions (context,
teachers, methodology, students and competences) are unifactorial. The skills
to be acquired in the future are strongly linked to life in virtual
environments.
Keywords
Future education, teacher 3.0, pupil 3.0, educational
methodology 3.0, learning 3.0
Recepción del artículo: 16/10/2018 | Aceptación para
publicación: 27/6/2019 | Publicación: 30/9/2019
http://dx.doi.org/10.32870/Ap.v11n2.1518
Introducción
En la actualidad, vivimos
conectados, y no concebimos sentarnos a trabajar sin encender el ordenador y
conectarnos a internet. Cualquier persona, joven o mayor, no se desprende de su
smartphone en las 24 horas del día. Acceso a la información y comunicación
definen a la sociedad y la educación de nuestros días. Incluso en contextos más
formales, cuando llegamos a una clase, encendemos la mesa tecnológica y
nuestros alumnos despliegan ordenadores portátiles, tabletas y teléfonos
inteligentes en sus mesas; se aprecian diferencias sustantivas respecto a la
universidad de principios de este siglo.
En esta investigación pretendemos
reflexionar y poner a prueba nuestras ideas sobre la
educación del futuro (Suárez-Rodríguez et
al., 2012). Contexto tecnológico,
profesores, metodología docente, alumnos, aprendizajes y competencias futuras
son las dimensiones que se valorarán en este trabajo desde la visión del
alumnado. Para ello, hemos elaborado una escala cuya validación será presentada
en este artículo.
El
contexto tecnológico de la educación en 2000 era la Web 1.0 o web informativa. Los
usuarios usábamos internet para consultar información que habían colgado allí
fundamentalmente organismos, instituciones y empresas. En algún caso notorio,
podíamos encontrar sitios web de autoría individual. Por otro lado,
había que instalar las aplicaciones informáticas en nuestros ordenadores y eran
software propietario.
En
2015, la Web 2.0 transformó los usos y, sobre todo, el concepto de internet.
Más que nunca, internet permite ahora flujos bidireccionales de información. No
solo de comunicación, ya bastante extendida en esta década, sino de
información, contenidos elaborados, publicados y compartidos por personas. Los
ciudadanos corrientes, además de los notorios, alimentan a diario esa maraña de
datos universal con textos más o menos elaborados, fotografías, videos,
sonidos, comentarios, opiniones, consultas abiertas, proclamas, convocatorias,
teorías, elucubraciones, informes, entre otros. Nada queda al abrigo de la imagen, el
comentario o el análisis. No hay temas tabú ni campo profesional, científico,
persona o esotérico libre de información, desinformación o interpretación.
Nunca
la información valió tanto –y tan poco–, y nunca fue tan democrática. Periodismo
ciudadano, diversión, web como plataforma, recomendaciones, filtrado
colaborativo, clasificaciones de los usuarios, creación común, remezcla,
compartir, inteligencia colectiva, software social y redes sociales son
sustantivos asociados a la Web 2.0 (O´Reilly, 2005; O´Reilly & Battelle 2009), pero también
infobasura o basura semiótica (Correa, 2011).
Por
otro lado, aunque muchos seguimos esclavos de las aplicaciones de software propietario instaladas en nuestros ordenadores, cada vez están disponibles
más aplicaciones y herramientas en red, a las que nos conectamos para hacer
determinadas tareas (Lozano, 2008). Google, Gmail, Writely, Bloglines,
Del.icio.us, Flickr, Plaxo, entre otras, son aplicaciones en red bastante bien reputadas
(Dans, 2008).
Conceptos
como web social, web de las personas, software social, generación red,
blogósfera, inteligencia colectiva, beta permanente y creative commons también definen la realidad de la Web 2.0 (Fumero
y Roca, 2007). Más concretamente en el ámbito educativo, la Web 2.0 es
un cambio de paradigma sobre la concepción de internet y sus
funcionalidades, que ahora abandonan su marcada unidireccionalidad y se
orientan más a facilitar la máxima interacción entre los usuarios y el desarrollo de redes
sociales (tecnologías sociales) donde puedan expresarse y opinar, buscar y recibir
información de interés, colaborar y crear conocimiento (conocimiento
social), compartir
contenidos (Marqués, 2007, 2010).
Podría preguntarnos, ¿cómo
será la red en 2020?, ¿una Web 3.0?, ¿una web semántica enriquecida con
inteligencia artificial?, ¿una Web Social Inteligente? (Fumero y Roca, 2007), ¿quizás
el “gran hermano” virtual?, ¿al servicio de qué, de quiénes, de qué modelo de
sociedad?
En
2000, un profesor universitario podría caracterizarse como un lector profundo de
su especialidad, algunos incluso como investigadores de su campo y era, desde el punto de vista docente, un organizador de experiencias
didácticas, un mediador de aprendizajes, siempre desde el dominio de la materia
y la certidumbre sobre esta, cuya oratoria propia de las clases presenciales
estaba, a su vez, mediada por presentaciones digitales. En 2015, un profesor es
ya un investigador de su campo o, al menos, un especialista en publicar en
revistas de impacto. Escribe para ello manuscritos que, a veces, alimentan la
teoría de nuestra ciencia. Esta ingente tarea se suma a la de docente, en
ocasiones la menos importante, que sigue siendo de mediador de aprendizajes y
organizador de experiencias, ahora más con base virtual y materiales digitales
(Área, 2010), pero avanza un poco hasta convertirse en gestor de conocimientos
(Bauerová y Sein-Echaluce, 2007).
Duart,
Salomón y Lara (2006), al referirse a la Universitat Oberta de Catalunya,
distinguen entre profesor, autor de materiales, consultor y tutor. Es un
profesor que enseña a aprender, que acompaña a los alumnos, que piensa en cómo
aprenden sus alumnos, que innova en su docencia; en definitiva, es un generador
de aprendizajes (Cano, 2009). Los nuevos modelos de conocimiento compartido e
inteligencia distribuida le generan no pocas incertidumbres. Debe saber de su
materia, que no se circunscribe a las referencias más o menos controladas, sino
a cualquier información disponible en la red. También, debe ser competente
tecnológica (audio, video, PC, internet) y didácticamente con esos recursos.
Eso le lleva a ofrecer innumerables cursos de formación del profesorado en
presentaciones, video, diseño de páginas web, internet para la docencia, bases
de datos, biblioteca digital, plataformas de teleformación, digitalización de
materiales, virtualización de asignaturas, administración electrónica, entre otras.
De
igual modo, ahora debe ser un profesor 2.0 (Peña, Córcoles y Casado, 2006), que
participe en las redes sociales, que tenga blog, que utilice wikis para crear
conocimiento compartido, que elabore y suba videos a la red. También es un
profesor comunicativo, que interactúa más con los otros docentes y realiza más
tutorías virtuales (Boza y Toscano, 2011).
¿Cómo
imaginamos a ese profesor 3.0 en 2020? Nos gustaría creer que ese profesor será
un pensador, un lector multidisciplinar profundo, un observador crítico de la
realidad, un investigador multidisciplinar que publica por verdadero interés
científico, un docente generador de conflicto cognitivo, cuestionador y
divergente, un escritor de sus propias reflexiones y experiencias, un gestor de
contextos de aprendizaje, un orientador de proyectos personales de formación, y
quizá también un diseñador de objetos de aprendizaje. En definitiva, por encima
de contenidos y tecnologías, siempre efímeros, será un tutor, un asesor, un
orientador de personas.
¿Qué
metodología didáctica utiliza este profesor? El profesor del año 2000 planificaba
desde la teoría curricular y desarrollaba su materia en conocimientos,
procedimientos y actitudes. Asimismo, trabajaba por proyectos/problemas y
combinaba sesiones teóricas con aplicaciones prácticas. Trabajos en grupo más o
menos prácticos se concertaban con desarrollos teóricos evaluados mediante
exámenes escritos. Los materiales didácticos eran variados, y sobre todo se
trataba de fuentes escritas.
Por
su parte, el profesor 2.0, en 2015, trabajaba a partir de una perspectiva
interdisciplinar, planificaba su acción docente desde la lógica de la
convergencia europea, y organizaba experiencias activas de aprendizaje desde
las competencias para la acción (Área, 2010; Pérez, 2010). Recurría a una
metodología de proyectos colaborativos de investigación, reales o ficticios.
Desarrollaba una pedagogía interactiva, que requería participación,
experimentación y coautoría por parte de los alumnos, que algunos calificaban
de pedagogía remezcla, remix curricula,
currículo 2.0 (Selwyn, 2009), metodologías borrosas o difusas y pedagogías prêt à porter (Correa, 2011). Sus
materiales didácticos eran más variados que los del año 2000. Respondían a un
modelo de multialfabetización didáctica, textos, hipertextos, imágenes,
sonidos, además de otros materiales audiovisuales, y que formaban parte de docencia habitual. Muchos de estos
recursos estaban disponibles en línea, a través de las plataformas de
teleformación, pero no solían ser interactivos.
Nuestros
alumnos opinan que el uso más habitual de la Web 2.0 en educación sigue siendo
la transmisión de información (Boza y Toscano, 2011). La metodología 3.0 que
imaginamos para 2020 se basará en la realización de proyectos reales de acción
o investigación en contextos reales, propios de universidades-empresas;
seguiremos organizando las experiencias de enseñanza-aprendizaje en función del
desarrollo de competencias para la acción; nuestros alumnos tendrán un prácticum profesional integrado
(formación + prácticas) en consonancia con un concepto de integración
trabajo-estudio a lo largo de toda la vida. Flexibilidad, personalización,
interacción y cooperación serán las notas definitorias de esa metodología.
En
cuanto a los materiales didácticos para 2020, podemos imaginarlos como
evolución de los actuales, es decir, más avanzados. Más que como recursos nuevos, los
concebimos como proceso y resultado de un nuevo concepto compartido,
distribuido, colaborativo de la gestión del aprendizaje. Recursos educativos
abiertos, portafolios-wikis compartidos, blogs académico-profesionales; en
definitiva, objetos de aprendizaje 2.0, fruto de entornos personales de
aprendizaje mediados por profesores que serán tutores que acompañarán el
desarrollo individual y social de sus alumnos. Aun así, el formato y la
tecnología serán lo de menos; contenidos y fines serán lo verdaderamente
importante.
Los
alumnos 1.0 del año 2000 adoptaban el rol de espectadores. En el mejor de los
casos, veían, reflexionaban y comentaban. En menor grado también eran
procesadores de un material que facilitábamos (apuntes, libros y
presentaciones). A veces buscaban por sí mismos alguna documentación
complementaria. Transformaban esa materia prima textual en exámenes, trabajos
monográficos y algunas tareas prácticas, con cierta dosis crítica. Su trabajo
básico era presencial: asistir a clase, participar y debatir.
Por
su parte, los alumnos 2.0 (2011) tenían que adoptar un rol más constructivo:
participar, debatir, leer, buscar, criticar, escribir, compartir, más en modo
virtual que presencial (Anguita et al.,
2009; Santos et al., 2009); también,
preguntar, investigar, crear, discutir y reflexionar (Santos et al.,
2009). O según las distintas ciencias, observar, manipular, transformar, comprender
(Bauerová y Sein-Echaluce, 2007). Pertenecían a la Generación Red. No eran nada
sin su PC portátil y su conexión a internet. Empezaban a organizarse en
comunidades virtuales de trabajo y practicar el e-learning 2.0, que podríamos sintetizar en coleccionar,
reflexionar, conectar y publicar.
¿Cómo
vemos a los alumnos 3.0 de 2020? Nuestros alumnos serán expertos en el
procesamiento rápido e intuitivo de información digital multiformato, que
transformarán en producciones –colaborativas o no– digitales que publicarán en
sus blogs individuales o en sus redes de trabajo; serán capaces de decidir e
intervenir sobre la realidad –con cierta osadía– con base en las reflexiones,
muy básicas, extraídas de esta información. Serán muy creativos, fruto de la
hiperestimulación sensorial sufrida en su vida personal y académica; serán
coproductores de conocimiento (Selwyn & Gousetti, 2009), pero este será
fundamentalmente pragmático y contextualizado.
Los
alumnos de 2000 desarrollaban sobre todo un aprendizaje deductivo, y
en menor medida inductivo, de tipo cooperativo, constructivista y
activo. En 2011 se amplificaron y diversificaron estas características, y
podemos hablar de comunidades de aprendizaje y aprendizaje social (Del Moral y
Villaustre, 2007), aprendizaje colaborativo (García, 2009; Díez, 2006; Martín y
Alonso, 2009; Area, 2010; Pérez-Sanz, 2010), aprendizaje en red y aprendizaje
constructivista (Díez, 2006), aprendizaje colaborativo apoyado por ordenador
(Anguita et al., 2009), aprendizaje
por indagación y aprender haciendo (Santos et
al., 2009), experiencias activas de conocimiento, aprendizaje basado en
problemas (Gimeno y García Laborda, 2009), aprendizaje significativo,
aprendizaje dialogante, aprender a aprender, aprendizaje personalizado,
aprendizaje abierto y aprendizaje democrático (Selwyn & Gousetti, 2009), e-learning 2.0 (Duart et al., 2006; Del Moral y Villaustre,
2010), aprendizaje informal (Selwyn y Gousetti, 2009; Del Moral y Villaustre,
2010), aprendizaje caótico (Del Moral y Villaustre, 2010), aprendizaje
interactivo (Arenas et al., 2009),
aprendizaje híbrido (Duart et al.,
2006; Arenas et al., 2009; Cabero,
2011) y aprendizaje mágico (Aparici, 2000).
Para
2020, imaginamos que nuestros alumnos 3.0 desarrollarán sobre todo aprendizajes
por investigación y combinarán los procesos deductivos e inductivos. Será un aprendizaje que genere conocimiento nuevo y no solo se apropie
o reconstruya conocimiento ya elaborado. Será un aprendizaje hipersimbólico,
resultado de una acción participativa en contextos ricos en imágenes, textos,
sonidos y animaciones (Fombona y Pascual, 2011), desarrollado en red, desde un
modelo que puede oscilar entre lo absolutamente protocolizado (si se mantiene
la tendencia actual de evaluación de la calidad) y otro modelo que podríamos
denominar caótico-productivo, propio de comunidades de aprendizaje jóvenes,
multidisciplinares, no jerarquizadas, pero incentivadas según
resultados-productos, modelo propio de las e-empresas creativas. ¿Aprendizaje
3.0?
¿Qué
competencias desarrollan nuestros alumnos en este contexto? La
universidad del 2000 solo exigía a sus alumnos competencias cognitivas (saber),
de carácter técnico-profesional, relacionadas con un determinado ámbito
profesional, y competencias procedimentales (destrezas, saber hacer, saber aplicar
los conocimientos a situaciones profesionales). La universidad de 2015 les
exigía, además, competencias participativo-sociales (saber estar, actitud y
habilidad para el diálogo, capacidad de colaborar en grupo) y competencias
personales (saber ser, conocimiento de sí mismo, saber actuar según sus
principios, asumir responsabilidades, tomar decisiones válidas, hacer frente a
las frustraciones, mantener una actuación equilibrada) (Echeverría, 2005).
En
concreto, en el ámbito académico 2.0, aparte de las competencias estructuradas
en el Proyecto Tuning (2003) para el EEES (instrumentales, interpersonales y
sistémicas), nuestros alumnos deben desarrollar competencias para buscar y
seleccionar información; reconstruir, elaborar y difundir información; comunicarse
y trabajar colaborativamente; reconstruir el conocimiento (Area, 2010);
adquirir conciencia de la información y sus flujos; resolver problemas
complejos; conectarse en red y evaluar sus propias creaciones (Jobb, 2008,
citado en Barberà, 2008); saber coleccionar información, reflexionar sobre ella
y publicar sus propias elaboraciones;
ser capaz de escuchar, conversar e influir (Fumero y Roca, 2007); y
tener espíritu emprendedor (Duart et al.,
2006).
Un
último apunte de nuestra experiencia: no saben escribir en papel. ¿Qué
competencias debería desarrollar un alumno de 2020? Sin desdeñar ninguna de las
anteriores, imaginamos el alumno 3.0 integrado en una inteligencia
colectiva-distribuida en red; capaz de configurar, mantener y defender su
propia identidad personal en un mundo pixelado; que ha aprendido a
desconectarse de la red virtual; que toma decisiones consciente de que no por
ser virtuales-digitales son menos importantes y transcendentes; que se
relaciona socialmente, mirando, hablando, sonriendo; viviendo en persona.
Por
lo tanto, a partir de las conceptualizaciones teóricas presentadas,
desarrollamos un instrumento para medir la percepción de los estudiantes acerca
de la educación del futuro. Es objeto de estudio de este trabajo compartir
algunos análisis relacionados con la validación de tal instrumento.
Método
Objetivo
e hipótesis de investigación
Esta
investigación tiene como objetivo validar y optimizar una escala de evaluación
de la educación del futuro desde la perspectiva de los alumnos.
- Hipótesis 1: Nuestra escala tendrá unos valores de consistencia interna (fiabilidad) suficientes (≥ ,8).
- Hipótesis 2: Nuestra escala confirmará los factores
inicialmente diseñados, y presentará una estructura unidimensional en cada
subescala.
Muestra
La población
objeto de estudio es el alumnado de la Universidad de Huelva, España. La
muestra seleccionada es de tipo incidental y está constituida por 431 alumnos
(35.7% de hombres y 64.4% de mujeres), pertenecientes a diferentes
titulaciones, con un rango de edad comprendido entre los 19 y 35 años (M=23,07;
DT=2,77). Como datos tecnológicos personales, podemos decir que el 98.8% tiene
correo electrónico, el 96.5% navega habitualmente en internet, el 95.1% usa
plataformas de teleformación (Moodle o similiar), el 93.3% utiliza las redes
sociales (Facebook, Tuenti y Twitter), el 87% usa aplicaciones en red (Gmail,
Google doc, Flick, entre otros), el 86.5% ha publicado algo en internet, el 86.3% usa chat
y el 84.9% participa en foros, el 75.2% emplea marcadores sociales, el 72.4% ha
usado alguna herramienta wiki, un 55.2% dice tener blog, el 51.3% comparte
archivos de audio y el 50.8% recurre a las tutorías virtuales, pero solo un
31.3% tiene web personal o profesional.
Instrumento
Para la recolección de
datos, elaboramos una escala ad hoc,
denominada “La educación del futuro”, que pretende evaluar las creencias estudiantiles sobre la educación del futuro. La escala fue diseñada a partir de las
propias ideas (Suárez-Rodríguez et
al., 2012), cuya mayoría se
basa en las conclusiones extraídas en otros trabajos (vanDeursen, vanDijk y
Peters, 2017). Está compuesta por seis dimensiones: contexto tecnológico (12
ítems), profesores del futuro (15 ítems), metodología docente futura (11
ítems), alumnos del futuro (10 ítems), aprendizaje futuro (28 ítems) y
competencias del futuro (16 ítems). La escala, de tipo Likert, con valores de 1
a 7, construida a partir del marco teórico, fue sometida a juicio de expertos
(profesores universitarios y alumnos de posgrado). Les solicitamos que
evaluaran la pertinencia y redacción de los ítems, y obtuvimos resultados
satisfactorios en la mayoría de ellos.
La escala se recogió
durante unas jornadas formativas transversales realizadas en la Universidad de
Huelva; fue entregada en papel a los alumnos el primer día de las jornadas y se
recopiló durante las dos semanas siguientes.
Análisis
de datos
En
primer lugar, validamos el instrumento mediante dos procedimientos: estudiamos
la consistencia interna (fiabilidad) mediante alfa de Cronbach e identificamos
los ítems menos consistentes en cada una de las subescalas propuestas. A
continuación, valoramos la unidimensionalidad de las diferentes subescalas
mediante un análisis factorial de componentes principales.
Resultados
Fiabilidad
Aplicado el alfa de Cronbach para estimar la
consistencia interna de la escala total y de las subescalas, obtuvimos valores
buenos en todos los casos. Esto ha permitido identificar aquellos ítems menos
consistentes para la revisión de la escala y su mejora en futuras aplicaciones (ver tabla 1).
Tabla 1. Fiabilidad de la escala, alfa de Cronbach
Alfa | Ítems menos consistentes | |
Contexto
|
,833
|
CT1, CT2, CT3, CT10, CT11
|
Profesores
|
,915 | PF6
|
Metodología | ,911 | MD7
|
Alumnos | ,897 | AL1 |
Aprendizaje | ,941 | AP1, AP7, AP17, AP19,
AP20, AP23, AP24, AP26, AP27, AP28
|
Competencias | ,944 | CO14, CO15 |
Escala | ,971 |
Fuente: elaboración propia.
Los ítems menos consistentes se refieren al contexto
tecnológico y al aprendizaje, aunque también se observan algunos en otras
dimensiones.
Análisis factorial
El análisis factorial tiene la intención de valorar
la unidimensionalidad de las diferentes escalas a través del método de
extracción de componentes principales. El análisis es pertinente debido a los altos índices KMO (Kaiser, Meyer y Olkin) de las escalas, con valores comprendidos entre 0,831 y 0,946, que
permiten concluir la conveniencia del análisis factorial. Asimismo, la prueba
de esfericidad de Bartlett, que evalúa la aplicabilidad de este análisis de
todas las escalas, tiene un índice de significación < 0,001, por lo que los
análisis factoriales pueden aplicarse. Los resultados son los siguientes
respecto a cada una de las dimensiones consideradas.
a) Contexto tecnológico
Tabla 2. Análisis factorial del
contexto tecnológico
Matriz de componentes principales (KMO: 0,831; Bartlett, sig: 0,000) | |||
CF1-
Contexto tecnológico |
CF2-Contexto
transformador
|
CF3-
Infobasura |
|
CT7. Utilizaremos internet para hacer recomendaciones, opiniones, valoraciones | ,799
|
-,398
|
-,109 |
CT9. Internet permitirá crear y ejercer una
inteligencia colectiva
|
,765
|
-,150
|
-,065
|
CT8. Utilizaremos internet para crear en común, remezclar y compartir
|
,727
|
-,418
|
-,084
|
CT5. Utilizaremos internet para divertirnos
|
,700 | -,301
|
-,029
|
CT12. Internet será más social, será la web de las
personas
|
,665
|
,286
|
-,081 |
CT6. Utilizaremos internet como plataforma (sin instalar programas)
|
,640
|
,031 |
,158
|
CT4. Utilizaremos internet para hacer periodismo ciudadano
|
,619
|
,071
|
,160
|
CT2. Creo que pronto internet será una web social inteligente
|
,576 |
,376
|
-,215
|
CT3. Internet puede llegar a ser el Gran Hermano Virtual que todo lo
ve
|
,563
|
,437 | -,297 |
CT1. La Web 2.0 transformará el concepto y uso de internet
|
,458
|
,532
|
-,148
|
CT10. Las redes sociales seguirán siendo lo más interesante de
internet
|
,183
|
,451
|
,723
|
CT11. En internet cada vez habrá más infobasura, basura semiótica
|
,473 |
-,201 | ,630 |
Varianza explicada por factor
|
38,278 | 11,612 | 9,643 |
Identificamos tres factores que explican el 59.53% de
la varianza (ver tabla 2):
-
Factor 1 (CF1). Contexto tecnológico. Describe un contexto tecnológico caracterizado por el uso de herramientas tipo Web 2.0: hacer recomendaciones, opiniones y valoraciones; crear y ejercer inteligencia colectiva; crear en común, remezclar y compartir; divertirnos; uso social y web de las personas, uso como plataforma; hacer periodismo ciudadano; web social inteligente y “Gran Hermano Virtual”.
-
Factor 2 (CF2). Contexto transformador. Define el contexto en que la Web 2.0 transformará el concepto y uso de internet.
-
Factor 3 (CF3). Infobasura/Redes sociales. Precisa el contexto saturado de basura semiótica y está centrado particularmente en las redes sociales.
Si
eliminamos CT10 e integramos CT1 y CT11 en el primer factor, en el que también
saturan alto, nos quedaríamos con un solo factor, lo que confirmaría la
unidimensionalidad de la subescala.
Tabla 3. Análisis factorial del
profesor del futuro
Matriz de componentes
principales (KMO: 0,910; Bartlett, sig: 0,000)
|
|||
PF1- |
PF2- |
PF3- |
|
PF8. Ese profesor será un lector multidisciplinar profundo | ,816
|
-,215 | ,051
|
PF13. Ese profesor será un orientador de proyectos personales de
formación
|
,806 | -,057 | -,202
|
PF12. Ese profesor será un gestor de contextos de aprendizaje
|
,804 | -,273 | -,180 |
PF15. Ese profesor será un tutor, un asesor, un orientador de
personas
|
,779 | -,063 | -,207 |
PF9. Ese profesor será investigador multidisciplinar que publica por
interés científico
|
,764
|
-,290
|
,194
|
PF7. Ese profesor será un pensador, un observador crítico de la
realidad
|
,753
|
-,141 | ,001
|
PF14. Ese profesor será un diseñador de objetos de aprendizaje
|
,747
|
-,112 | ,020
|
PF10. Nos gustaría un docente generador de conflicto cognitivo,
divergente
|
,739 | -,228
|
-,017
|
PF11. Ese profesor será un escritor de sus propias reflexiones y experiencias | ,679 | -,456
|
-,103 |
PF2. El profesor debe ser competente tecnológicamente (audio, video,
PC, internet)
|
,661 | ,522 | -,217
|
PF3. Nos gustaría un profesor que participe en las redes sociales
|
,611
|
,428 | ,406 |
PF5. Nos gustaría un profesor más comunicativo con los alumnos
|
,605 | ,372
|
-,292
|
PF4. Nos gustaría un profesor que elabore y suba videos a la red
|
,586
|
,389
|
,356 |
PF1. El profesor debe ser competente didácticamente con esos recursos
|
,582 | ,607 | -,115 |
PF6. Las tutorías on-line son más cómodas que la tutoría presencial | ,351 | -,096 | ,783 |
Varianza explicada por factor
|
48,433
|
10,845
|
8,112
|
Fuente: elaboración
propia.
Identificamos
tres factores que saturan el 67.39% de la varianza del conjunto de las
variables (ver tabla 3):
- Factor 1 (PF1). Profesor orientador sociocrítico. Define al profesor del futuro como lector multidisciplinar profundo, orientador de proyectos personales de formación, gestor de contextos de aprendizaje, tutor y orientador de personas, investigador multidisciplinar, pensador, observador crítico de la realidad, diseñador de objetos de aprendizaje, generador de conflicto cognitivo, escritor de sus propias reflexiones y experiencias, competente tecnológicamente, partícipe en las redes sociales y comunicativo con los alumnos.
- Factor 2 (PF2). Profesor competente didácticamente. Describe al profesor como competente didácticamente con los recursos tecnológicos.
- Factor 3 (PF3). Tutorías virtuales. Define las tutorías profesor-alumno como en línea antes que presenciales.
Si
integramos PF1 en el factor 2, en el que satura también alto, y eliminamos PF6,
tendríamos un solo factor, lo que confirma esta dimensión.
c) Metodologías docentes
futuras
Tabla 4. Análisis factorial de
metodologías docentes futuras
Matriz de componentes
principales (KMO: 0,911; Bartlett, sig: 0,000)
|
||
MF1- |
MF2- |
|
MD10. Utilizaremos objetos de aprendizaje interactivos y coelaborados
|
,833
|
,062 |
MD6. Los recursos educativos serán abiertos
|
,803
|
-,228
|
MD4. Nos gustaría aprender con recursos diversos (textos,
hipertextos, imágenes, sonidos)
|
,795
|
-,152
|
MD2. Nos gustaría tener un prácticum profesional integrado (formación + prácticas) a lo largo de toda la carrera
|
,792
|
-,245
|
MD5. El aprendizaje será compartido, distribuido, colaborativo
|
,785
|
-,217
|
MD3. Creemos en la integración trabajo-estudio a lo largo de toda la
vida
|
,770
|
-,216
|
MD11. El profesor propiciará entornos personales de aprendizaje
mediados
|
,766
|
,029
|
MD9. Los profesores tendrán blogs académico-profesionales
|
,764
|
,322
|
MD1. Queremos realizar proyectos reales de acción o investigación en
contextos reales
|
,703
|
-,237
|
MD7. Usaremos las redes sociales como herramienta de enseñanza y
aprendizaje
|
,469
|
,663
|
MD8. Utilizaremos portafolios-wikis compartidos
|
,570
|
,649
|
Varianza explicada por factor
|
54,685
|
11,406
|
Fuente: elaboración
propia.
Extraemos
dos factores que explican el 66.091% de la varianza; incluyen las siguientes
variables (ver tabla 4):
- Factor 1 (MF1). Metodología de proyectos reales colaborativos. Define una metodología docente basada en objetos de aprendizaje interactivos y coelaborados, recursos educativos abiertos y diversos; un prácticum profesional integrado a lo largo de toda la carrera, que fomente un aprendizaje compartido, distribuido y colaborativo; integración trabajo-estudio a lo largo de toda la vida; entornos personales de aprendizaje mediados, blogs académico-profesionales y proyectos reales de acción o investigación en contextos reales.
- Factor 2 (MF2). Metodología sociovirtual. Describe una metodología basada en la comunicación y el trabajo horizontal con soporte virtual.
De
nuevo, los dos ítems del factor 2 podrían integrarse en uno, debido a su peso, lo
que confirma esta dimensión como única.
d) Alumnos del futuro
Tabla 5. Análisis factorial de alumnos del futuro
Matriz de componentes
principales (KMO: 0,857; Bartlett, sig: 0,000)
|
||
AF1- |
AF2-
|
|
AL2. Nos organizaremos en comunidades virtuales de trabajo
|
,788
|
-,306
|
AL3. Seremos expertos en el procesamiento rápido e intuitivo de
información digital multiformato (texto, audio, imágenes, video)
|
,759
|
-,367
|
AL4. Transformaremos la información en producciones digitales
|
,748
|
-,391
|
AL5. Publicaremos en blogs individuales o colaborativos | ,727
|
-,375
|
AL6. Trabajaremos en redes multiprofesionales
|
,726
|
-,385
|
AL7. Seremos capaces de decidir y de intervenir sobre la realidad con
base en la información
|
,725
|
,145 |
AL8. Seremos muy creativos, fruto de la hiperestimulación sensorial
sufrida en nuestra vida
|
,710
|
,538
|
AL10. Este conocimiento será fundamentalmente pragmático y muy
contextualizado
|
,690
|
,509
|
AL9. Seremos coproductores de conocimiento
|
,684
|
,569
|
AL1. Ejerceremos un rol más constructivo (debatir, leer, investigar,
criticar, escribir, compartir)
|
,658
|
,206
|
Varianza explicada por factor | 52,193
|
16,052
|
Fuente: elaboración propia.
Identificamos
dos factores que saturan el 68.245% de la varianza del conjunto de las
variables (ver tabla 5):
- Factor 1 (AF1). Alumno social-constructivo. Define un alumno constructivo, organizado en comunidades virtuales de aprendizaje y en redes profesionales, procesador y transformador de información digital, y capaces de decidir e intervenir.
- Factor 2 (AF2). Alumno pragmático-creativo. Describe un alumno pragmático, creativo y coproductor de conocimiento.
De nuevo, estamos en realidad ante una única
dimensión, debido a que AL8, AL9 y AL10 podrían integrarse al factor 1.
e) Aprendizaje futuro
Tabla 6. Análisis factorial de
aprendizaje futuro
Matriz de componentes
principales (KMO: 0,935; Bartlett, sig: 0,000)
|
|||||
APF1-
|
APF2-
|
APF3-
|
APF4-
|
APF5-
|
|
AP9. Aprendizaje haciendo experiencias activas de conocimiento | ,804
|
-,149
|
-,100
|
-,115
|
,064
|
AP4. Desarrollado en comunidades de aprendizaje
|
,801
|
-,150
|
-,050
|
-,097
|
,094
|
AP11. Aprendizaje significativo
|
,793
|
-,165
|
,071
|
-,041
|
-,043
|
AP15. Aprendizaje abierto
|
,792
|
-,113
|
,097
|
,205 | -,137
|
AP21. Aprendizaje que genere conocimiento nuevo
|
,777
|
-,140
|
-,121 | -,019
|
-,070
|
AP12. Aprendizaje dialogante
|
,762
|
-,238
|
,238
|
-,173
|
-,075
|
AP6. Aprendizaje colaborativo (con el apoyo del profesor)
|
,761
|
-,319
|
-,074
|
-,095 | -,135
|
AP5. Aprendizaje social
|
,756 | -,194 | -,077 | -,137 | ,025 |
AP8. Aprendizaje por indagación, por investigación
|
,755
|
-,033 | -,206 | ,032 | ,164
|
AP13. Aprender a aprender
|
,743 | -,325 | ,110 | -,110 | -,045
|
AP3. Aprendizaje constructivista | ,742 | -,197 | ,013 | -,144 | ,079 |
AP2. Aprendizaje cooperativo (entre los alumnos) | ,722 | -,209 | ,057
|
-,049 | ,086 |
AP10. Aprendizaje basado en problemas
|
,717 | ,023 | ,051 | -,154 | ,139 |
AP22. Aprendizaje hipersimbólico, rico en imágenes, textos, sonidos y
animaciones
|
,704 | ,138 | -,351
|
,024 | -,022 |
AP14. Aprendizaje personalizado
|
,702
|
-,138
|
,293 | ,078 | -,045
|
AP18. Aprendizaje interactivo
|
,700
|
,062
|
-,155
|
,334
|
-,131
|
AP16. Aprendizaje democrático
|
,698
|
-,105
|
,248 | ,270
|
-,212
|
AP25. Desarrollado en comunidades de aprendizaje multidisciplinares
|
,603
|
,391 | -,277
|
-,042
|
-,187
|
AP19. Aprendizaje híbrido (presencial + virtual)
|
,534
|
-,080
|
-,185
|
,455
|
,151
|
AP7. Aprendizaje apoyado por ordenador
|
,530
|
,176
|
-,508
|
,123
|
,280
|
AP17. Aprendizaje informal
|
,500
|
,183
|
,470
|
,460
|
-,032
|
AP28. Desarrollado en modelos propios de las e-empresas creativas
|
,487
|
,422
|
,071
|
-,314
|
-,126
|
AP24. Desarrollado mediante un modelo caótico-productivo
|
,250
|
,738
|
,161 | ,212
|
,095
|
AP23. Desarrollado en red desde un modelo absolutamente protocolizado
|
,404
|
,653
|
-,207
|
,121
|
,142
|
AP27. Desarrollado en comunidades de aprendizaje incentivadas según
resultados
|
,448
|
,565 |
-,059
|
-,391
|
-,093
|
AP26. Desarrollado en comunidades de aprendizaje no jerarquizadas
|
,451
|
,527
|
,145
|
-,051
|
-,260
|
AP20. Aprendizaje mágico
|
,386
|
,470
|
,412
|
-,160
|
,056 |
AP1. Aprendizaje deductivo (primero teórico y después práctico)
|
,269
|
,045 | ,336
|
-,082 | ,771
|
Varianza explicada por factor
|
42,218
|
9,767
|
5,128
|
4,136
|
3,734
|
Fuente: elaboración propia.
Identificamos
cinco factores que explican el 64.983% de la varianza del conjunto de las
variables (ver tabla 6):
· Factor (APF1)1. Aprendizaje
activo-social-investigador. Define un
aprendizaje activo, significativo, abierto, generador de conocimiento nuevo,
dialogante, colaborativo, social, investigador, constructivista, cooperativo,
hipersimbólico, personalizado, interactivo, democrático, híbrido, informal,
apoyado en las TIC, desarrollado en comunidades de aprendizaje multidisciplinares y
basado en problemas.
·
Factor 2 (APF2).
Aprendizaje caótico-productivo. Define un aprendizaje caótico-productivo,
desarrollado en redes protocolizadas, pero no jerarquizadas, y basado en los
resultados.
·
Factor 3 (APF3).
Aprendizaje por ordenador. Hace referencia al aprendizaje apoyado en el ordenador.
·
Factor 4 (APF4).
Aprendizaje informal. Define un aprendizaje informal.
·
Factor 5 (APF5).
Aprendizaje deductivo. Precisa un aprendizaje deductivo.
En realidad, estamos ante una dimensión única
(aprendizaje) con dos factores (1 y 2). AP7 y AP28 saturan el factor 1 y
podríamos prescindir de AP1.
f) Competencias del
futuro
Tabla 7. Análisis factorial de competencias del futuro
Matriz de componentes principales (KMO: 0,946;
Bartlett, sig: 0,000)
|
||
COF1-
C. de aprendizaje entornos virtuales
|
COF2-
C. de supervivencia social
|
|
CO8. Reflexionar y remezclar la información recolectada
|
,830 | -,051
|
CO6. Resolver problemas complejos
|
,820
|
-,006
|
CO7. Evaluar tus propias creaciones
|
,816
|
,008
|
CO5. Adquirir conciencia de la información y de sus flujos | ,804
|
-,089
|
CO16. Tomar decisiones conscientes de que, a pesar de ser virtuales,
son trascendentes
|
,802
|
,230
|
CO3. Comunicarse y trabajar colaborativamente
|
,801
|
-,076
|
CO12. Integrarse en una inteligencia colectiva distribuida en red
|
,754
|
-,281
|
CO10. Capaz de escuchar, conversar e influir sobre los otros
|
,754
|
,078
|
CO11. Tener espíritu emprendedor
|
,718 | ,073 |
CO4. Reconstruir el conocimiento
|
,707
|
-,211
|
CO9. Publicar tus propias elaboraciones | ,702
|
-,076
|
CO2. Reconstruir, elaborar y difundir información
|
,696 | -,419 |
CO1. Buscar, seleccionar y coleccionar información |
,674
|
-,503
|
CO13. Configurar, mantener y defender su propia individualidad en un
mundo pixelado
|
,658
|
,008
|
CO14. Aprender a desconectarse de la red virtual
|
,652
|
,485
|
CO15. Mantener un adecuado equilibrio trabajo-ocio en un escenario
laboral difuso, precario
|
,642
|
,476
|
CO17. Relacionarse socialmente en persona, en vivo y en directo
|
,628
|
,470
|
Varianza explicada por factor
|
54,160
|
7,768
|
Fuente: elaboración propia.
Identificamos
dos factores que saturan el 64.983% de la varianza del conjunto de las
variables (ver tabla 7):
- Factor 1 (COF1). Competencias de aprendizaje en entornos virtuales. Incluye todas las variables que forman esta dimensión (competencias del futuro) y que están relacionadas con todas aquellas estrategias y procesos en los que se promueve la implicación y el protagonismo del alumnado en la adquisición de conocimientos en sociedades virtualizadas.
- Factor 2 (COF2). Competencias de supervivencia social. Ilustra variables que tienen que ver con la vida social real, como desconectarse de la red, equilibrar trabajo-ocio en una sociedad que cada vez lo diferencia menos, cuyo escenario laboral es más difuso y precario, además de mantener la capacidad de relación social en persona.
De
nuevo, nos encontramos con una dimensión con un solo factor, ya que las
variables del segundo factor saturan el primero, incluso con valores superiores
a aquel. Este segundo factor también nos apunta a las competencias menos
cohesionadas (competencias de supervivencia social) con las del primer factor
(competencias de aprendizaje en entornos virtuales).
Conclusiones
Planteamos
las conclusiones en relación con la consecución de objetivos y dando respuesta
a las hipótesis de investigación.
Respecto a los objetivo, pensamos que la escala de evaluación de la educación del futuro que proponemos
ha quedado validada en sus dimensiones mediante el análisis factorial. También
obtuvimos valores de fiabilidad positivos.
Hipótesis
1: se confirma H1. Nuestra escala tiene unos valores de consistencia interna
buenos, en casi todos los casos superiores a ,9. Ello es un buen indicador
de fiabilidad. Además, nos permite localizar los ítems menos integrados en cada
una de las subescalas y valorar su permanencia futura en ella.
Hipótesis
2: se confirma H2 respecto de las dimensiones de contexto, profesores,
metodología, alumnos y competencias, que realmente son unifactoriales. De igual
modo, corroboramos parcialmente la hipótesis respecto de la dimensión de
aprendizaje, aunque en este caso presenta dos factores.
El
contexto tecnológico futuro de la educación queda definido por un uso de
internet que permite participar opinando y evaluando, crear y trabajar como una
inteligencia colectiva, remezclar y compartir información, y saber diferenciar
la infobasura. También nos permitirá divertirnos y hacer periodismo
ciudadano, pero debemos ser conscientes de que ello supone ser observados
digitalmente.
El
modelo de profesor del futuro, de acuerdo con las aportaciones de López, González
y León (2015), se perfila como un profesional informado multidisciplinar
orientador de proyectos personales de formación de los alumnos, gestor de
contextos y diseñador de objetos de aprendizaje, asesor y coach de personas, investigador científico, pensador y observador
crítico de la realidad, divergente y generador de conflicto cognitivo,
comunicador de sus propias reflexiones, competente con las TIC, socialmente activo
en las redes y comunicativo con sus alumnos.
La
metodología didáctica del futuro queda configurada en torno al modelo de
proyectos colaborativos de investigación, que se concreta en el uso de objetos
de aprendizaje interactivos y coelaborados; recursos educativos abiertos; un prácticum profesional integrado a lo
largo de toda la carrera; un aprendizaje compartido, distribuido y
colaborativo; una integración trabajo-estudio; la mediación de entornos
personales de aprendizaje, y el uso de blogs académico-profesionales (Área,
2010; Pérez, 2010; Selwyn, 2009).
El
modelo de alumno del futuro se retrata como constructivo, organizado en
comunidades virtuales de aprendizaje y en redes profesionales, procesador y
transformador de información digital, y capaces de decidir e intervenir sobre
la realidad mediante proyectos. También es un alumno pragmático, creativo y
coproductor de conocimiento. Estos hallazgos se acercan a los trabajos de
Santos et al. (2009), que ponen de
relieve el rol del alumno más constructivo, que sea crítico, que discuta,
reflexione e investigue más en modo virtual que presencial.
El
aprendizaje del futuro se caracteriza por ser activo, significativo, abierto,
generador de conocimiento nuevo, dialogante, colaborativo, social,
investigador, constructivista, cooperativo, personalizado, interactivo y
democrático, desarrollado en comunidades multidisciplinares de aprendizaje y
basado en problemas. También es hipersimbólico, híbrido, informal y apoyado en las
TIC.
Las
competencias a adquirir en el futuro pasan por estar fuertemente vinculadas a la
vida en entornos virtuales. Destacan recolectar; reflexionar y remezclar
información, resolver problemas complejos, evaluar la propia creación, ser
conscientes de los flujos de información, controlar tu propia identidad
digital, tomar decisiones trascendentes aunque sean virtuales, así como vivir y trabajar
colaborativamente, integrados en inteligencias colectivas; tener habilidades
sociales de escuchar y convencer; además de desarrollar capacidad de emprendimiento y
publicar sus propios trabajos. A la vez, también son necesarias las competencias de
supervivencia social, como la capacidad de desconectarse de la red y equilibrar
su vida de ocio y trabajo en escenarios laborales líquidos.
La
confluencia de datos de ambos análisis nos permite, finalmente, recomendar para
un uso futuro de la escala la supresión de los siguientes ítems: contexto
tecnológico (CT1, CT10, CT11), profesor del futuro (PF6) y aprendizaje del
futuro (AP1, AP20). Aquellos factores que solo tienen uno o dos ítems no serán
considerados parte de la solución factorial al no aportar suficiente
información. Para los ítems que cargan en más de un factor, se incorporan
en el factor en el cual saturan con valores superiores.
Como
limitaciones del estudio, señalamos sobre todo el constructo teórico, remezcla
entre realidad y deseo, con cierta visión prospectiva. Esto genera desajustes en el diseño del instrumento, algo que no es una limitación,
sino un logro del trabajo. También advertimos como restricción el uso de una
muestra incidental y circunscrita a una sola universidad, a pesar de lo cual
consideramos que cuenta con un tamaño adecuado para un estudio exploratorio
que, al menos, ha tenido en cuenta las cuotas correspondientes a sexo y
titulación.
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________________________________
Acerca de los autores
Sara
Conde Vélez
Doctora en Psicopedagogía por la Universidad de Huelva. Profesora ayudante
en el Departamento de Pedagogía de la Universidad de Huelva, España.
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7950-5866,
sara.conde@dedu.uhu.es
Ángel
Boza Carreño
Doctor en Psicopedagogía por la Universidad de Huelva. Profesor titular de
Universidad del Área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Departamento de Pedagogía de la Universidad de Huelva, España. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3395-421X,
aboza@uhu.es
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CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:
Conde Vélez, Sara y Boza Carreño, Ángel. (2019). La educación del futuro:
perspectiva del alumnado. Validación de una escala. Apertura, 11(2). http://dx.doi.org/10.32870/Ap.v11n2.1518
Comentarios sobre este artículo
por totogaduntgl gadun4d (2022-06-19)