Doctor en Estudios Culturales por el Colegio de la Frontera Norte, cursó una
estancia doctoral en
En el presente artículo abordamos la acelerada transformación de las experiencias sociales vinculada con el desarrollo de las tecnologías de comunicación digital. Nuestro objetivo es comprender de qué manera se relacionan las narrativas mediáticas con los cambios en la representación audiovisual de la violencia, la comunicación política y los repertorios de reivindicación. Realizamos una etnografía digital sobre el consumo de la violencia en videos distribuidos en redes, durante los últimos dos procesos electorales en México, así como de las manifestaciones ocurridas en Chile y Ecuador durante el otoño del 2019. Seleccionamos estos fenómenos empíricos, porque son acontecimientos representativos en las reconfiguraciones que experimentan la violencia, la política y los movimientos sociales, a partir del uso de redes sociodigitales. Encontramos que el incremento exponencial de la producción audiovisual, que se genera por el uso masivo de teléfonos inteligentes, provoca un desdibujamiento entre ficción y realidad. Esto permitió identificar tres principales hallazgos: la mimetización de la violencia, la degradación de la racionalidad política y la ficción como repertorio de reivindicación. Tener presente estas manifestaciones es relevante para el análisis de las transformaciones de la violencia, la política y la reivindicación en las sociedades hipermediatizadas.
En las últimas tres décadas la literatura académica en torno a los fenómenos sociales
vinculados con el uso de internet ha incrementado en distintos ritmos, atravesando
por diferentes perspectivas en las que el paralelismo entre realidad material o
física y realidad virtual parece tener una persistencia inacabable. En la segunda
década del siglo veintiuno, los estudios de comunicación replantearon el problema de
la cultura digital como un fenómeno comunicativo. De esta manera, reintegraron
distintas tradiciones de la disciplina como el enfoque de ecologías mediáticas, el
cual permite superar con facilidad dicha dicotomía, al pensar los dispositivos
tecnológicos como organismos o entidades interdependientes que comparten un mismo
entorno o medio social. Esto hace posible entender tecnologías de comunicación, en
particular internet, no como una realidad virtual paralela, sino a partir de su
participación en la configuración de la ecología cultural (
En este sentido, nuestra hipótesis es que lejos de existir una dicotomía entre el mundo material y el virtual, ambas dimensiones están cada vez más entrelazadas. Por tanto, la frontera entre la experiencia social y las narrativas mediáticas se desdibuja, de tal manera que sus diferencias características están desapareciendo en la configuración de la realidad social contemporánea, transformando diversos fenómenos comunicativos. En particular, nuestro interés se enfoca en la representación audiovisual de la violencia, debido a que ocupa un lugar importante en las producciones audiovisuales hegemónicas y no hegemónicas; también nos interesa la comunicación política y los repertorios de reivindicación, ya que son dos de los fenómenos cuyas transformaciones mediáticas tienen mucha visibilidad tanto en el campo académico como en el periodístico. Consideramos que los tres fenómenos y sus transformaciones mantienen una relación que es relevante en la vida pública, lo cual hace necesaria la presente reflexión.
Desde el surgimiento de la prensa, pasando por el auge de la radio, la televisión, el
internet y sus derivados más recientes como la web 2.0, la mediación ha definido de
manera progresiva la participación de los sujetos y los colectivos en la vida
pública (
La hipermediatización reitera el valor ontológico del lenguaje, mediante imágenes, sonidos y palabras, consagra la expresión simbólica como fundamento de la constitución del yo. La masificación de los medios digitales implica que cada vez hay más personas participando de la producción de narrativas mediáticas, a diferencia de los antecedentes más próximos como el de la televisión, el cine y la radio, en donde solo grupos reducidos o especializados participaban en las producciones de contenidos audiovisuales.
Esta integración masiva de nuevos productores audiovisuales consagra a las narrativas
mediáticas como la esencia de la experiencia cotidiana. La tecnología de
comunicación digital les brinda la posibilidad de ser actores protagónicos de su
propia historia (
En este contexto, por una parte se consumen distintas formas de violencia ficticia
representada en series y películas en plataformas de
Simultáneamente, los actores políticos son cada vez más personificados de manera
mediática, en situaciones que cuestionan la funcionalidad de los discursos
políticos, así como la capacidad para diseñar propuestas que den solución a las
problemáticas sociales. Dentro de este panorama desalentador, existen también formas
lúdicas e imaginativas que promueven un compromiso de reinvención social, pues el
juego se vuelve fundamental en la estética de los nuevos movimientos sociales (
El objetivo de nuestro estudio es comprender de qué manera este desdibujamiento entre ficción y realidad derivado de la masificación de producciones mediáticas, influye en las transformaciones en torno a: 1) la documentación, distribución y consumo de la violencia audiovisual vinculada a nuevos formatos de producción no hegemónica; 2) las formas en que los discursos políticos, así como la promoción de candidaturas a puestos de elección popular, se adaptan a emergentes formatos audiovisuales no convencionales y 3) las expresiones reivindicativas vinculadas a nuevos repertorios en los que la apropiación de contenidos audiovisuales ocupa un lugar preponderante.
Una gran parte de los estudios sociales que interpretan fenómenos de violencia
vinculados con el uso de redes digitales, se centran en el análisis de las
interacciones digitales y sus particularidades en el ejercicio de la violencia
(
Derivado de lo anterior, resulta relevante considerar el hecho de que la violencia en
redes digitales no solo se ejerce, sino que tiene una serie de implicaciones
diversas en lo que respecta a su producción y consumo. A diferencia de los consumos
naturalizados de la violencia ficticia promovida desde el cine y la televisión, en
la violencia que se consume en estos nuevos medios existe una mayor participación de
productores audiovisuales no hegemónicos, cuya creación de contenidos no constituye
formalmente un montaje, sino que son actos reales documentados en fotografía y
video. Este ejercicio de documentación audiovisual forma parte de las dinámicas y
las experiencias sociales contemporáneas. Por ejemplo, algunas de las formas
particulares del ciberbullying se centran en la producción audiovisual, al grabar
peleas escolares o elaborar memes con fotografías de los estudiantes acosados (
En paralelo a lo anterior, el consumo de videos
Debido a que en estos archivos es posible ver mucho más allá de lo que se proyecta en
los medios tradicionales, la documentación audiovisual de la violencia fuera de los
espacios legítimos de noticias replantea los límites entre lo público y lo privado
(
La presencia de los medios digitales ha penetrado prácticamente en todos los ámbitos
sociales y la comunicación política no es la excepción. En esta dimensión, también
se han construido distintas aproximaciones que resaltan el empoderamiento
comunicativo de los ciudadanos, en paralelo a novedosas formas de modelado de la
opinión pública asistidas principalmente por el uso de Bots y algoritmos (
En paralelo, distinguimos una tercera categoría de expresiones políticas en redes,
cuya característica es que la racionalidad política experimenta transformaciones
comunicativas, que son perceptibles en los diversos mecanismos de promoción usados
por candidatos en contextos electorales. Este tipo de expresiones no pretenden un
empoderamiento tecnopolítico (
Autores como Islas (2021),
Simultáneamente, el uso de estos nuevos formatos mediáticos genera sobre exposiciones
de los perfiles personales de los actores políticos, a la vez que supone altos
niveles de riesgo para su reputación (Sánchez, 2021). En el contexto de las campañas
electorales, la promoción de candidatos se articula mediante diferentes lenguajes
que se adaptan a las características de cada plataforma, este proceso presenta una
base lúdica al promover la combinación de distintos géneros como la comedia, la
sátira o el drama (
La combinación de géneros cinematográficos, así como la apuesta por la sensorialidad
de las narrativas mediáticas en la composición de los discursos políticos y en la
promoción de candidatos no es un fenómeno nuevo, desde hace tiempo
Este fenómeno sí se ha intensificado con el desarrollo de las redes digitales y la consecuente aparición de plataformas características como TikTok. Dicha intensificación da como resultado la elaboración de contenidos que tocan extremos antes inimaginables de lo absurdo, la comedia, el drama o la sátira. Esto se debe a que en gran medida buscan adaptarse a los nuevos contenidos que alcanzan mayores grados de viralidad y contagio, los cuales son mayormente producciones audiovisuales efímeras o carentes de contenido, provenientes de diversos nichos de prosumo en la red.
De acuerdo con
En este contexto, las redes digitales constituyen la infraestructura primordial a
partir de la cual se construye la comunicación de los movimientos sociales
contemporáneos, así como sus formas de organización y de construcción de objetivos
políticos (
En este panorama, la sensibilidad emerge como el mito a partir del cual se fortalecen los valores reivindicativos. Desde el enfoque de las ecologías mediáticas, la sensibilidad tiene un valor fundamental para entender las consecuencias morales, políticas, culturales y económicas que ejercen los medios en el cambio social, ya que de acuerdo con la postura de McLuhan (1997), se entienden como el ambiente en el cual se generan las propias transformaciones del sensorium humano. Como prolongación de las facultades humanas, los medios forman parte de la suma de percepciones a través de la cual se experimentan, interpretan y se transforman los ambientes a través de la tecnología (Roncallo-Dow, 2014). Por tanto, en los nuevos repertorios de acción colectiva de los contextos hipermediatizados, vemos surgir figuras retóricas de las narrativas ficción, que promueven novedosas formas de sensibilidad y apreciación estética como emblemas discursivos de las protestas.
A partir de la articulación entre la producción audiovisual hegemónica y autónoma se
construyen las narrativas ficción que figuran como repertorio de reivindicación
mediante
En la dimensión hegemónica destaca mayormente la producción cinematográfica, aunque
también figuran las series de televisión y por supuesto la propia agenda de la
comunicación política en medios de noticias. Mientras que en la dimensión autónoma
sobresalen los videos editados, los memes y otras crecientes actividades
performativas como el
Tales inconformidades se expresan mediante diferentes simbolismos mediáticos que
forman parte del imaginario colectivo de los manifestantes; símbolos que están
fuertemente asociados con el cine, mayormente las producciones de Hollywood que han
permeado fuertemente en Latinoamérica durante las últimas tres décadas, las
caricaturas de anime japonesas y coreanas que también han tenido fuerte presencia en
esta región, así como otras series de Netflix populares entre las audiencias latinas
(
Las narrativas mediáticas compartidas son la materia prima en la producción de
En el presente artículo profundizamos en tres dimensiones empíricas: la producción, distribución y consumo de violencia audiovisual; el estudio de la apropiación política de las redes digitales; y el análisis del uso de medios en la protesta. Relacionamos estos tres fenómenos porque partimos de la idea de que el incremento en la violencia es un factor fundamental en la composición de los malestares sociales que detonan movilizaciones que mediante diferentes repertorios de protesta exponen una serie de quejas, las cuales a su vez deben ser atendidas por actores políticos que utilizan los medios de comunicación para informar a los ciudadanos los resultados de sus funciones, o para promover sus campañas cuando aspiran a un nuevo cargo.
El abordaje metodológico que planteamos es de carácter cualitativo, de esta manera,
el trabajo empírico que realizamos se circunscribe a las narrativas mediáticas y su
vínculo con la experiencia social. Como método de estudio empleamos la etnografía
digital en su desarrollo más actualizado, que plantea una aproximación holística a
campo mediante una inmersión profunda en las prácticas culturales de determinados
grupos sociales, con el fin de poder comprender la manera en que sus participantes
significan y actúan en su realidad. Nos adscribimos al planteamiento de
Para el análisis de la producción, distribución y consumo de violencia audiovisual seleccionamos como muestra las publicaciones del Blog del Narco realizadas durante los periodos electorales del 14 de diciembre de 2017 al 08 de julio de 2018 y del 07 de septiembre de 2020 al 06 de junio de 2021, que son los periodos en los que se realizaron los dos últimos procesos electorales en México, esto con la intención de contrastar los hallazgos empíricos entre las dos primeras categorías de nuestro estudio.
Los criterios de selección de materiales audiovisuales de análisis que utilizamos fueron a partir de las palabras: violencia, asesinato, ejecuciones, candidatos, elecciones (en referencia al proceso electoral). Seleccionamos los resultados vinculados con los estados de Sinaloa, Sonora y Baja California, al ser el Noroeste de México una de las regiones con mayores índices de violencia (Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, 6 de abril del 2017).
Como resultado de la inmersión en campo y derivado de reiterados encuentros con
informantes clave fue posible la incorporación a dos diferentes grupos de
En relación con la apropiación política de redes digitales, como una primera inmersión realizamos un seguimiento general de las y los candidatos que compitieron por puestos de elección popular en México durante el proceso electoral del 2021. En un segundo momento extrajimos los casos más significativos a partir de tres criterios: 1) candidaturas de Youtubers e Influencers que se relacionan con diversos espacios de interacción en plataformas de redes digitales como Facebook, TikTok e incluso OnlyFans; 2) candidaturas de figuras públicas (actores y deportistas), apegados a narrativas mediáticas provenientes de la televisión mexicana o espectáculos deportivos como la lucha libre, el box y el futbol; 3) candidatos que se hicieron virales por incluir en sus campañas bailes, canciones, así como propuestas o expresiones inverosímiles y absurdas. Elegimos estas tres categorías ya que encabezaron la viralización en la agenda pública, configurándose como casos emblemáticos de la mediatización de la política en México durante el proceso electoral de 2021.
Una vez detectadas las candidaturas realizamos un seguimiento de sus perfiles en
Finalmente, para el estudio del uso de medios en la protesta realizamos de manera
similar un ejercicio de etnografía digital, aunque aquí nos enfocamos únicamente en
el rastreo de medios a través de la elaboración de un diario de campo con base en el
seguimiento de hashtags, dividimos los contenidos de las publicaciones en dos
segmentos de análisis (
Fuente: elaboración propia.
País
Hashtag
Materiales audiovisuales
Testimonios, opiniones e interacciones
Ecuador
#PaquetazoEcuador
47
93
#MeDuelesEcuador
45
85
#ParoEcuador2019
38
87
#EcuadorSeLevanta
52
96
#ElPuebloNoSeToca
50
99
#FueraLeninFuera
53
98
#ResisteEcuador
28
93
#YoTambienSoyZangano
46
89
#ParoNacionalEcuador
40
84
Chile
#LaMarchaMasGrandeChile
41
82
#PiñeraRenuncia
42
87
#Chileresiste
53
98
#EvasionMasviaChile
41
99
#ChileNoSeRinde
39
93
#chilesemoviliza
46
95
#chilequierecambios
23
89
#NuevaConstitucionParaChile
48
96
#CarabineroDeChile
56
97
#ChileViolatesHumanRights
33
93
Totales
19
821
Nos centramos en estos dos países porque sus protestas fueron las que tuvieron mayor cobertura mediática a nivel internacional (CNN Español, 22 de noviembre, 2019), puesto que las protestas se distinguieron por la resistencia social ante el uso desmedido de la violencia mediante expresiones performativas.
Finalmente, los datos obtenidos en las tres etapas de recolección los organizamos y
sistematizamos por medio de análisis de contenido, a partir de una codificación
abierta, esto facilito la construcción de inferencias e interpretaciones de
fenómenos socioculturales (Strauss y Corbin, 2002). Con base en este manejo de los
datos construimos las siguientes categorías y subcategorías de observación (ver
Producción distribución consumo
Viralización de contenidos Adaptación de discursos a formatos mediáticos Propuestas políticas
Expresiones políticas performativas Representación de personajes en discursos Apropiación de narrativas mediáticas Fuente: elaboración propia.
Categorías
Subcategorias
Mimetización de la violencia
Degradación de la racionalidad política
Ficción como repertorio reivindicativo
A partir del ejercicio analítico de estas categorías elaboramos un conjunto de narrativas descriptivas como resultados de nuestra investigación, a fin de establecer una relación con las características observables en campo. Esto nos permite profundizar en la comprensión de los cambios que experimentan la representación audiovisual de la violencia, la comunicación política y los repertorios de reivindicación, vinculados con la creciente masificación de narrativas mediáticas producidas desde espacios hegemónicos y autónomos que definen nuevas particularidades en la ecología mediática así como en la experiencia social.
Encontramos que la integración masiva de personas en los procedimientos de documentación audiovisual, tiende a diversificar el consumo de los diferentes géneros narrativos elaborados previo a la emergencia de redes sociodigitales. Al mismo tiempo, surgen nuevas formas de producción audiovisual que exponen violencia explícita que rebasan todo montaje al ofrecer al espectador situaciones reales de violencia.
Observamos que la comunicación digital facilita los procesos de producción y consumo de videos violentos. La documentación y distribución audiovisual no hegemónica de actos violentos fomenta crecen de manera inmensurable debido a los cifrados de plataformas como WhatsApp, ya que vuelven casi imposible establecer un rastreo y control de su distribución, lo cual también supone un problema metodológico para construir un bosquejo cuantitativo del fenómeno.
Más allá de la importante necesidad de este dato ausente, mediante la aproximación de etnografía digital que realizamos evidenciamos la existencia del fenómeno e identificamos cuatro categorías relacionadas con el consumo de violencia audiovisual:
distribución anónima de videos y fotografías de mano en mano a través
de cadenas de WhatsApp; consumo en páginas no hegemónicas de noticias en Facebook y
Twitter; consumo de blogs en internet dedicados a la distribución de
materiales violentos; series y películas representativas de los contextos violentos
contemporáneos.
El fenómeno no se reduce a la documentación autónoma de violencias que se suman al catálogo de materiales audiovisuales disponibles para su consumo. Hallamos que ésta mimetización de la violencia se significa mediante una doble recursividad, en la que las series y las películas no solo representan un mundo violento, cuya hegemonía productiva es cuestionada o anhelada desde las producciones amateurs. Además de representar, las dos formas de producir lo audiovisual (hegemónica y autónoma), también alimentan los contextos violentos, al proveer elementos que sirven como base para la construcción de identidades y mecanismos de interpretación de la realidad social.
Durante nuestras observaciones en campo, tal característica se mostró
reiteradamente durante los procesos electorales en México, un ejemplo
representativo de ello fue en las elecciones del 2018 en las que se registraron
774 agresiones a diversos candidatos y otros actores políticos involucrados en
las campañas, de los cuales 152 fueron asesinados (
De acuerdo con los datos obtenidos en las entrevistas, dicha serie de televisión tuvo un impacto en el sector de la población mexicana que le dio seguimiento, al facilitar el proceso de mimetización de la violencia política con la ficción mediática, ayudando a naturalizar los atentados y asesinatos acontecidos durante las campañas electorales. Tal proceso lo apreciamos en la elaboración de memes relacionados con la serie que naturalizaban la violencia en contextos políticos. Como lo señaló uno de nuestros informantes durante la entrevista: “Con juego de tronos aprendimos que en la lucha por el poder es común la traición y el asesinato, quienes quieren hueso se juegan el pellejo” (informante anónimo, entrevista 10 de junio del 2018).
La ecología de medios está plagada por la violencia, pasando por las series sobre
narcotráfico en plataformas de
A partir del análisis de los datos obtenidos en la etnografía digital,
identificamos que diversos candidatos a puestos de elección popular han figurado
en lo que denominamos procesos de degradación de la racionalidad política,
puesto que los discursos se articularon a las narrativas mediáticas del cine, la
televisión y otras plataformas como
Por ejemplo, el caso de Rocío Pino quien pasó de ser una
Fueron varios casos los que detectamos en este mismo proceso electoral, como el de la candidatura del luchador “El Tinieblas” por una alcaldía municipal, quien durante su campaña y sus participaciones en los debates políticos se presentó en todo momento con su máscara de luchador sin mostrar su rostro. Otro caso relacionado con la degradación de la racionalidad política que identificamos fue el del actor de telenovelas Alfredo Adame, quien compitió por una diputación y que durante su campaña se hizo viral en redes tras agredir verbalmente a un ciudadano, repitiendo este mismo acto de violencia verbal como una estrategia poco ortodoxa de popularidad mediática.
Lo anterior muestra que existen múltiples casos de discursos políticos en los que la ficción se mezcla con la realidad, pues diversos actores de cine y televisión, así como deportistas, han ocupado cargos públicos y figurado en la política mexicana. Apreciamos que existe un vínculo entre la falta de propuestas racionales de campaña con la extremada mediatización de la política. La degradación de la racionalidad discursiva es el punto cumbre de la política mediática, en donde la frontera entre ficción y realidad se desdibuja.
La hipermediatización en el terreno de la política favorece la exaltación de emociones que suprimen diversas formas de racionalidad discursiva. A través de este exceso de irracionalidad se promueven tanto el aniquilamiento del individualismo moral, del comunitarismo y de los procesos de subjetivación ciudadana. Los resultados anteriores nos permiten señalar un proceso de hibridación de la comunicación política con diversos géneros mediáticos. En los casos analizados la racionalidad discursiva se muestra degradada, los actores políticos se mostraron como personajes ficticios al sacralizar lo absurdo como punto de encuentro comunicativo con los ciudadanos. Esta degradación de la racionalidad política se burla de las necesidades y de las problemáticas sociales, alaba la inmadurez política, enaltece la incompetencia de los sistemas políticos y exalta la ineficacia de la administración pública.
En el trabajo etnográfico realizado durante las protestas que tuvieron lugar en
Sudamérica en el otoño del 2019, encontramos un uso recurrente de referencias
mediáticas en la configuración de los repertorios de acción colectiva. Tales
expresiones muestran una apropiación de los valores promovidos en las series de
televisión, de tal manera que estos elementos fueron parte importante en la
construcción de identidad colectiva de los jóvenes manifestantes, así como en la
configuración de sus ideales de lucha. Esto se hizo visible con los
En este tenor, las manifestaciones chilenas del otoño del 2019 fueron otro caso
que muestra expresiones reivindicativas vinculadas con las narrativas
mediáticas, pues en ellas encontramos reiteradas referencias a la caricatura
En paralelo los jóvenes manifestantes se identificaron como
Las producciones remake que van desde la creación de memes, la edición de videos,
la ocupación del espacio público mediante el
Las narrativas mediáticas se han expandido gracias al desarrollo de los medios de comunicación, en particular a la presencia de internet y de los dispositivos móviles como celulares o tabletas. Derivado de ello, la producción audiovisual se ha masificado debido a la presencia de nuevos dispositivos accesibles para la documentación audiovisual. Estas dos tendencias están provocando yuxtaposiciones entre la ficción y la realidad, procesos de hibridación que generan tres características en la sociedad hipermediatizada.
En primer lugar, la violencia se mimetiza desplazándose entre las producciones hegemónicas provenientes del cine o la televisión y la documentación en espacios no autónomos, en la primera dimensión se concentra la violencia ficción, mientras que en la segunda se concentra la violencia real ejercida en contra de cuerpos que interactúan en diferentes contextos que determinan distintos niveles y categorías de violencia, asimismo, estas categorías tienen diferentes intereses o especulaciones en la documentación audiovisual de sus actos. En ambos casos, las producciones audiovisuales de la violencia son una forma de representar las agresiones cotidianas presentes en la experiencia social, al tiempo que constituyen materiales simbólicos a partir de los cuales los sujetos construyen procesos de identificación y de interpretación de la realidad, es decir que la violencia audiovisual tiene un posee una doble recursividad que se teje entre la ficción y la realidad.
En segundo lugar, observamos una hibridación entre las narrativas mediáticas
Frente a las primeras dos características, surge una tercera que también se deriva del desdibujamiento de la frontera entre ficción y realidad, que busca reivindicar la sensibilidad social, mediante particulares repertorios de reivindicación tecnopolítica que incluyen la performatividad como principal canal de expresión. Estas expresiones de protesta tienen como base un marco axiológico a partir del cual se denuncia la descomposición social y se pretende transformarla, recurriendo a narrativas mediáticas tanto en la interpretación de los contextos políticos, como en la confección de las identidades colectivas que protagonizan el activismo contemporáneo.
Las tres características: mimetización de la violencia, degradación de la racionalidad política y la ficción como repertorio reivindicativo, constituyen formas de expresión política en el contexto de la sociedad hipermediatizada. Por tanto, los repertorios de expresión tecnopolítica no se reducen a respuestas reivindicativas, sino que se estructuran entre diversas fuerzas que bien pueden dar lugar a la formación de inteligencias colectivas que persiguen objetivos políticos que buscan transformar las estructuras de poder, al tiempo que pueden propiciar la emergencia de masas digitales que mediante diferentes arcaísmos y usos de la violencia pueden desintegrar la acción colectiva transformadora, fomentando la desubjetivación de determinados grupos o aspirando a conservar las estructuras de poder. En ambos casos, estos repertorios están sujetos a los recursos y capacidades de quienes los utilizan en determinados contextos políticos, en los que tanto las características de las tecnologías de comunicación digital, como las narrativas mediáticas juegan un papel primordial.