prtsPAAKAT: revista de tecnología y sociedadPAAKAT: rev. tecnol.
soc.2007-3607Universidad de Guadalajara, Sistema de Universidad
Virtual10.32870/Pk.a11n20.57700001TELCHAKPolítica pública para la apropiación de las TIC en organizaciones en
México: el caso del ProsoftPublic policy for the appropriation of ICT in organizations in
Mexico: the case of Prosoft0000-0002-2990-7963Alvarado LópezRaúl Arturo1*Universidad Autónoma de Querétaro. Correo
electrónico: raul.alvarado@uaq.mxUniversidad Autónoma de
QuerétaroUniversidad Autónoma de
QuerétaroMexicoraul.alvarado@uaq.mx
Doctor en Economía por la UNAM, en el área de Economía de la Tecnología.
Profesor investigador en la Universidad Autónoma de Querétaro. Sus líneas de
investigación versan sobre gestión de la innovación, transferencia de la
tecnología, TIC y territorios inteligentes, entre otras. Pertenece al
Sistema Nacional de Investigadores, en el nivel candidato.
080320210320211120e5772010202015022021Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia
Creative CommonsResumen
El objetivo del artículo es analizar el impulso a la apropiación de las
tecnologías de la información y comunicación (TIC) a nivel de la organización
mediante la aplicación de la política pública denominada Programa para el
Desarrollo de la Industria de Software y la Innovación (Prosoft), creado en
México en 2004. La metodología es un análisis exploratorio-descriptivo con el
apoyo de información secundaria sobre algunos resultados disponibles del
programa y las certificaciones de los beneficiarios, y se fundamenta en un marco
teórico-conceptual sobre la economía de la innovación. Los resultados indican
que el Prosoft, como política pública, ha logrado impulsar actividades de
innovación en el sector de las TIC en México, lo que ha favorecido los procesos
de apropiación tecnológica tanto en el ámbito público como en el privado, lo
cual se refleja en actividades de aprendizaje y construcción de capacidades
tecnológicas.
Abstract
The objective of the article is to analyze the impulse to the appropriation of
Information and Communication Technologies (ICT) at the organization level
through the application of the public policy called Program for the Development
of the Software Industry and Innovation (Prosoft, by its acronym in Spanish)
that It was created in Mexico since 2004. The methodology is an
exploratory-descriptive analysis supported by secondary information, based on
some available results of the program and the certifications of the
beneficiaries, in addition to basing it on a theoretical-conceptual framework on
the economy of innovation. The results indicate that Prosoft, as a public
policy, has managed to promote innovation activities in the ICT sector in
Mexico, which has favored the processes of technological appropriation in both
the public and private sectors, which is based on learning activities and
construction of technological capabilities.
Palabras clave:Apropiación tecnológicaaprendizaje y capacidades tecnológicasTICKeywords:Technological appropriationLearning and technological capabilitiesICTIntroducción
Por su impacto y relevancia en los diversos espacios del quehacer humano, así como en
las actividades productivas actuales, las tecnologías de la información y
comunicación cobran cada día mayor relevancia. Estas tecnologías representan la
materialización de una revolución tecnológica, que Pérez (2004) describe como un cúmulo de conocimientos, técnicas y
tecnologías que se cristalizaron en nuevos productos y servicios que establecieron
un nuevo paradigma tecnoeconómico. Hoy se reconoce que el cambio técnico y la
innovación son factores indispensables del crecimiento sostenido de cualquier
nación, los cuales se encuentran determinados por la generación y acumulación del
conocimiento tecnológico y su aplicación en sectores prioritarios.
En los trabajos pioneros de Bell (1984), Lundvall (1992), Bell y Pavitt (1995), Lall
(1992), entre otros, se destaca la importancia del aprendizaje tecnológico
como detonante del desarrollo económico, que se fundamenta en las diferentes
actividades científicas que derivan en beneficios no solo a nivel de la empresa,
sino de los sectores productivos y los países. Este aprendizaje tiene su base en una
cultura tecnológica, es decir, son las habilidades adquiridas que permiten hacer
frente a los nuevos desafíos, los cuales cada día son más rápidos y, por lo tanto,
representan una ventaja competitiva (Carvajal,
2011; Ugas, 2011; López-Lemus y Garza, 2018).
La vigente revolución tecnológica obliga a hacer de las TIC un motor de desarrollo e
inclusión (Pérez y Sarrate, 2011), para
garantizar el acceso y, sobre todo, su apropiación social en todos los niveles y
ámbitos (internacional, nacional, académico e industrial). Las TIC pueden tener
impactos potenciales en las organizaciones y en toda la sociedad; el reto es
transferir eficazmente sus funcionalidades y aplicaciones a prácticas específicas, y
desplegarlas en las diferentes actividades: sociales, recreativas, culturales y
productivas.
El objetivo de esta investigación es analizar el impulso a la apropiación de las TIC
a nivel de la organización, mediante la aplicación de la política pública denominada
Programa para el Desarrollo de la Industria de Software y la Innovación (Prosoft),
que fue creada en México en 2004. Se parte del supuesto de que la apropiación de la
tecnología y el conocimiento de las organizaciones deriva de las actividades de
aprendizaje y la construcción de capacidades tecnológicas, y una vía es la
implementación de políticas públicas como la que aquí se examina.
Ante los pocos estudios sobre esta temática, la presente investigación se fundamenta
en la información disponible de las evaluaciones realizadas por el Consejo Nacional
de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y las certificaciones de
la empresa Normalización y Certificación NYCE, mediante el modelo de procesos para
la industria del software (MoProsoft).
El artículo está estructurado de la siguiente forma: primero se analizan los
conceptos relacionados con el tema, como son aprendizaje, capacidades y apropiación
tecnológica; en segundo lugar, se presentan los datos del estudio de caso (política
pública para impulsar el sector de las TIC); como tercer apartado se explica la
metodología aplicada en esta investigación; posteriormente se discuten algunos
resultados y, por último, se plantean las conclusiones.
Revisión de los conceptosAprendizaje tecnológico
El aprendizaje tecnológico en un contexto social, económico y cultural
favorables, permite potencializar las oportunidades que la innovación ofrece.
Los mecanismos y estrategias para su generación y acumulación son diversos (como
se describirán más adelante), y el reto para las organizaciones es aprovechar al
máximo el aprendizaje que se genera a nivel individual y colectivo.
Diferentes campos de las ciencias sociales han indicado que el aprendizaje
tecnológico en las organizaciones (empresas, gobiernos y universidades)
determina, en cierto tiempo y circunstancias, su competitividad y permanencia en
el mercado, es decir, su sobrevivencia ante un escenario complejo y competitivo
como el que se presenta en los actuales sistemas económicos (Carvajal, 2010; López-Lemus y Garza, 2018).
Desde el enfoque de la economía de la innovación, el aprendizaje tecnológico se
establece como una fuerza motriz de la competitividad y la innovación, que se
define como un proceso social, acumulativo, sistémico y deliberado (Lall, 1992; Bell y Pavitt, 1995).
Dodgson (1993) subraya que el aprendizaje
organizacional es un factor central en los sistemas económicos y sociales, el
cual cobra relevancia al centrarse en las habilidades y potencialidades de los
grupos de trabajo, toda vez que, en la vigente revolución tecnológica, el
elemento fundamental es el aprendizaje y, sobre todo, el aprendizaje que se
socializa. Olivé (2010) asegura que estos
procesos se pueden difundir mediante formas tácitas o codificadas.
El aprendizaje social es un proceso mediante el cual se fortalecen habilidades y
se crean capacidades para el uso y apropiación del conocimiento por parte de las
personas, comunidades u organizaciones que generan cambio y progreso (Chaparro, 2001). Por tal razón, el
aprendizaje organizacional o social (colectivo) resulta ser algo más que la suma
de los aprendizajes individuales; la parte central de sus ventajas competitivas
es el cúmulo de conocimientos con el que se cuenta, tanto tácitos como
codificados (Alvarado, 2015).
El aprendizaje tecnológico, según Bell y Pavitt
(1995), se refiere a los conocimientos y habilidades que los agentes
adquieren, entre los que destacan el Learning by doing
(aprender haciendo) derivado principalmente de un proceso de retroalimentación,
y el Learning by using (aprender mediante la operación), el
cual se fundamenta en la práctica. En términos generales, estos dos tipos de
aprendizaje para los países en desarrollo resultan ser los más relevantes, pero
no se limita a ellos. Bell (1984)
clasifica diez principales tipos de aprendizaje tecnológico en las
organizaciones que resultan determinantes para la apropiación de estos
conocimientos (ver figura 1).
Diez tipos de aprendizaje por parte de las organizaciones de
países en desarrollo
Fuente: elaboración propia con datos de Marcelle, 2004
Otro aprendizaje importante a destacar es el aprendizaje por la interacción
(Learning by interacting), el cual deriva del vínculo entre
los diferentes actores (proveedores, clientes, universidades, entre otros)
involucrados en el proceso productivo, sobre todo de sectores emergentes o en
constante evolución, como el caso del sector de las TIC. Bell (1984), Bell y Pavitt
(1995), Kim (1997) y Kim (2000) han subrayado la importancia en
la generación de conocimiento doméstico de las organizaciones, al destacar que
un mayor esfuerzo para generar y acumular conocimientos endógenos deriva en
procesos más eficientes para la apropiación de la tecnología.
Finalmente hay que subrayar que los procesos de aprendizaje no pueden ser
forzados o impuestos por otros, ya que requieren de voluntad e incentivos (Garzón e Ibarra, 2013). Aquí es donde los
programas impulsados desde el gobierno constituyen uno de los principales
instrumentos para incentivar procesos de aprendizaje que deriven en
innovaciones.
Capacidades tecnológicas
Los autores fundadores del concepto de capacidades tecnológicas fueron Bell y Pavitt (1995), quienes las definen
como aquellas prácticas propias que hacen posible el cambio técnico y la
innovación dentro de las actividades productivas de la organización, las cuales
son resultado de acciones intencionales y que con el tiempo se van acumulando.
En este sentido, Kim (2000) describe que
dichas capacidades son las que hacen posible la incorporación de la nueva
tecnología y su posterior mejora para hacer frente a las nuevas demandas del
mercado.
Por lo anterior, es importante que las diferentes organizaciones como el
gobierno, las universidades y el sector productivo impulsen más esfuerzos en la
construcción de mayores capacidades tecnológicas para garantizar la
competitividad frente a un mundo cada vez más globalizado. Para Kim 1997 y 2000 resulta trascendental la generación de innovaciones (tanto de
carácter radical como incremental) fundamentadas en las capacidades tecnológicas
pertinentes que hagan realidad los procesos efectivos de apropiación del
conocimiento y la tecnología. Un ejemplo de esto se puede ver en la figura 2.
Proceso en la construcción de capacidades tecnológicas
Fuente: elaboración propia con datos de Lall (1992) y Bell y
Pavitt (1995)
La adquisición y construcción de capacidades tecnológicas se cimientan en las
actividades y esfuerzos para hacer frente a los grandes retos de generar nuevos
procesos productivos, nuevos servicios y hasta nuevas industrias (Dutrénit y Vera-Cruz, 2001; Carvajal, 2010; Hernández, 2017). Las capacidades tecnológicas impulsan la
apropiación mediante el desarrollo de actividades colaterales como derramas de
conocimiento y de tecnología hacia la sociedad. Un ejemplo de ello es el impulso
al uso y apropiación de las TIC, tanto en la industria como en la sociedad.
Hay que destacar que, por sus características, las capacidades tecnológicas no
son homogéneas en las organizaciones y menos aún en los sectores productivos o
países. Por tal razón, el rezago de los países en desarrollo se centra en que no
aprenden con la misma dinámica que los países desarrollados; es decir, sus
aprendizajes, capacidades tecnológicas y su nivel de apropiación es menor debido
al bajo nivel de educación (brechas cognitivas), así como por las desigualdades
económicas y competitivas (brechas tecnológicas).
Apropiación de la tecnología
Para Lundvall (1992) la apropiación de la
tecnología es un proceso de aprendizaje donde se incluyen las organizaciones
involucradas, a saber, las instituciones y las normas (ámbito social e
institucional). En este sentido, Malerba
(2008) señala que “Lundvall considera al sistema innovador nacional
como un espacio en el que tienen lugar el aprendizaje interactivo y las
relaciones entre clientes y proveedores, que pueden favorecer u obstaculizar la
innovación y la acumulación de competencias” (p. 5), así como las capacidades
tecnológicas.
Sin embargo, como lo señala Lundvall
(2005), si bien el concepto de “sistema” aparece en diferentes
discursos políticos y académicos, la verdad es que se centra en la sociedad y
sus resultados, es decir en la coevolución y la autoorganización que derivan en
más y mejores resultados para todos, lo cual se encuentra determinado por la
capacidad de utilizar, adaptar y apropiarse de los conocimientos y la
tecnología. Esta apropiación en el contexto social y privado deriva de procesos
de interacción y aprendizajes. Al respecto, Taboada, García y Martínez (2012) señalan lo siguiente:
La apropiación tecnológica es resultado de la interacción entre ciencia,
tecnología, los actores sociales y su entorno. Lo anterior comprende la
articulación, producción, apropiación, transferencia e intercambio de
conocimientos científicos y tecnológicos. […] implica un uso más intensivo
de los saberes y de la información en el ámbito social específico que
faciliten la experimentación y el aprendizaje a nivel educativo,
gubernamental y empresarial (p. 269).
Para que el aprendizaje tecnológico pueda cristalizarse en un componente de
cambio, se necesita incorporar el conocimiento por parte de los diferentes
agentes involucrados (individuos, empresas, universidades) y que logre permear
en todos los ámbitos socioeconómicos. En este sentido, Chaparro (2001) señala que la innovación es posible gracias
al proceso de apropiación privada y social que se fundamenta en el conocimiento.
Se entiende como apropiación privada del conocimiento y la tecnología, a los
esfuerzos de incorporación y adopción por parte del sector privado, y de los
cuales se deriven innovaciones que paulatinamente pueden difundirse hacia la
sociedad, e impacten así procesos de apropiación en favor del desarrollo
social.
Para Chaparro (2003), la importancia de
transitar de la apropiación privada a un proceso de apropiación social donde
participen los individuos, las organizaciones y las instituciones, reside en
convertir el conocimiento en un bien general para hacer frente a los diversos
retos en el ámbito social y económico. En este tenor, Taboada, García y Martínez (2012) subrayan la importancia
de buscar los mecanismos para difundir y apropiarse del conocimiento, como es el
caso del establecimiento de redes de colaboración.
El tema de la apropiación social de la tecnológica no es un suceso nuevo ni se
limita solo a las TIC, ya que lo importante es imponerle un carácter social a la
tecnología, es decir, que la tecnología genere valor tanto en el contexto social
como en el económico y hasta en el medioambiental. Lo anterior, en concordancia
con el complejo entramado de interacciones que surgen a través de las
necesidades, los deseos, las posibilidades y los recursos (Sagástegui, 2005).
Mediante los esfuerzos de los diferentes actores (económicos y sociales) y con el
apoyo de políticas públicas es posible potenciar el desarrollo de aquellos
sectores o áreas prioritarias que atiendan los grandes problemas nacionales, con
el objetivo de garantizar un mejor desarrollo, fundamentado en la apropiación
tecnológica.
La apropiación de las TIC en los diferentes sectores resulta fundamental en el
proceso de desarrollo de las actuales sociedades. Según David y Foray (2002), las sociedades y economías del
conocimiento se fundamentan en su potencial de adquirir y generar ciencia, y
sobre todo apropiarse socialmente de la misma. Así, la apropiación social de la
tecnología, según Sagástegui (2005),
permite darle un significado especial en beneficio de las personas, las
organizaciones y los países.
Las organizaciones que buscan competir a partir de las actividades innovadoras,
especialmente en el sector de las TIC, requieren generar procesos de aprendizaje
que impulsen sistemáticamente las capacidades tecnológicas y, por lo tanto, la
apropiación del conocimiento y la tecnología. Al respecto, Ordóñez y Navarrete (2015) señalan que en el contexto del
sector tecnológico e informático en México urge la necesidad de diversificar los
beneficios hacia las empresas (especialmente las pequeñas y medianas) y la
sociedad, para lo cual se requiere necesariamente de la implementación de
planes, programas y políticas públicas dirigidos a incentivar procesos
innovadores con beneficios locales.
Estudio de caso: política pública para impulsar el sector de las TIC
Por su difusión y la permeabilidad, se ha calificado a las TIC como una revolución
tecnológica (Pérez, 2004) debido a su
carácter multifactorial y multinivel; por tal razón, es vital conocer y estudiar sus
impactos en la sociedad y en la industria (Echeverría, 2008).
En México, la Secretaría de Economía creó en 2004 el Prosoft, una política pública
dirigida a impulsar al sector de las TIC e incentivar a los sectores estratégicos
para consolidar el papel de las pequeñas y medianas empresas, con el fin de aumentar
su productividad sustentada en actividades innovadoras. Es importante subrayar que
han existido otros planes y programas dirigidos a empresas y organizaciones que
participan en el sector de las TIC, como los programas de Estímulos a la Innovación
y el Fondo de Innovación pertenecientes al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(CONACYT); sin embargo, por su importancia y los alcances del presente trabajo,
únicamente se analiza el Prosoft.
El Prosoft1 se planteó para dar
respuesta al reto internacional de alcanzar un crecimiento económico sostenido y,
por lo tanto, mayores niveles de prosperidad social mediante la apropiación y el uso
de las TIC. En ese sentido, destaca la importancia de impulsar iniciativas
gubernamentales que favorezcan la colaboración y complementariedad entre los
diferentes agentes en áreas prioritarias, para garantizar así mayores beneficios
económicos y sociales (Taboada, García y Martínez,
2012).
En 2013, el Gobierno federal creó la Estrategia Digital Nacional (EDN), con el fin de
fomentar la adopción y el desarrollo de las TIC en las diferentes actividades de las
personas, las organizaciones y el gobierno, lo que repercutiría en beneficios que se
traducirían en una mayor calidad de vida (Gobierno
de la República, 2013a).
El Prosoft se integró a las iniciativas de la EDN dentro del objetivo de “Economía
digital”, mediante el cual se buscó “detonar los ecosistemas de innovación y
emprendimiento para impulsar una economía que estimule la competitividad y el
surgimiento de más empresas relacionadas al sector” (México Digital, 2018). En 2016 se fusionó el Prosoft con el Fondo
Sectorial de Innovación, y dio origen a una nueva denominación: Prosoft 3.0 (que
para términos prácticos se seguirá nombrando simplemente Prosoft).
Desde entonces, el Prosoft buscó impulsar la promoción, el desarrollo y la adopción
de las TIC en los sectores prioritarios del país mediante el establecimiento de
cinco estrategias: 1) formación de capital humano especializado; 2) desarrollo
tecnológico; 3) financiamiento a empresas en sectores trascendentales; 4) generación
de infraestructura especializada; 5) difusión de conocimiento. El programa establece
tres áreas puntuales: las maduras, que contemplan el metal mecánico, textiles y
cuero, siderurgia, entre otros; las dinámicas, donde se encuentran las autopartes y
lo automotriz, electrónico, eléctrico, espacial y otras; finalmente, las emergentes,
como biotecnología, dispositivos médicos, TIC y sector creativo.
El Prosoft contempla la vinculación entre diversos actores, a fin de reducir los
gastos administrativos y hacer un uso más eficiente de los recursos mediante dos
esquemas:
El primero dirigido al sector educativo, que establece la conformación de
consorcios en todo el país denominados Centros de Innovación Industrial
(CII), integrados como ecosistemas de innovación semipúblicos y pueden
ser albergados en universidades o centros públicos de investigación, e
incentivar así la formación de capital humano altamente calificado
(Secretaría de Economía,
2018).
El segundo enfocado al sector productivo, con el que se busca
complementar los esfuerzos de medianas o grandes empresas que busquen
crear CII dirigidos a la formación de recursos humanos especializados
que ofrecen servicios intensivos en conocimiento, con el objetivo de
transitar hacia la industria 4.0 (que comprende las tecnologías
relacionadas con el internet de las cosas, la ciencia de datos e
inteligencia artificial) y hacer más competitivos los diferentes
sectores industriales (Secretaría de
Economía, 2018).
Mediante el Prosoft se busca establecer un proceso innovador, fundamentado en la
apropiación tecnológica y del conocimiento mediante la interacción de los diferentes
agentes relacionados en la industria (clientes, proveedores, universidades), a fin
de incrementar el aprendizaje y la innovación, en el sector a nivel local y
nacional.
Metodología y datos
La metodología aplicada en esta investigación es un análisis exploratorio-descriptivo
de los datos recabados en los informes de evaluación específica de desempeño del
Prosoft, que publicó el Consejo Nacional de Evaluación para la Política de
Desarrollo (CONEVAL) para analizar los resultados del programa durante los años 2013
y 2018. También se retoma la información de las empresas beneficiarias del Prosoft
que fueron dictaminadas de 2006 a 2019 bajo la norma NMX-I-059/2-NYCE, que es una
certificación realizada por la empresa Normalización y Certificación NYCE. Esta
certificación es un modelo de referencia de procesos que evalúa las buenas prácticas
en la gestión de ingeniería en las empresas de la industria del
software.
El análisis muestra el desempeño del programa desde su origen y la evolución que ha
tenido tanto en sus alcances como en sus objetivos y estrategias en torno a
fortalecer al sector de las TIC y los procesos de apropiación de los actores
participantes.
Análisis y discusión de resultados
Según el portal México Digital (2018), en los
últimos años el programa Prosoft apoyó 1 358 proyectos del sector de las TIC durante
el período 2013-2016, con aportaciones del sector privado por un monto de 5 090.17
millones de pesos, en tanto que la aportación federal fue de 2 940.57 millones de
pesos; la participación de las entidades federativas fue de 441.87 millones de
pesos; en tanto la aportación del sector académico fue de 101.19 millones de pesos y
finalmente otras fuentes participaron con 39.66 millones de pesos. El porcentaje de
las aportaciones se presenta en la gráfica 1,
donde destaca el sector privado con una monto cercano al 60%, en tanto en la
aportación federal2 representó poco
más del 34% del total.
Porcentaje de aportaciones del programa PROSOFT 3.0, por entidad o
sector (2013-2016)
Fuente: elaboración propia con datos de la Secretaría de Economía (2018) y México Digital (2018).
De acuerdo con el CONEVAL (2017), de 2013-2016
el Prosoft otorgó recursos principalmente al sector empresarial (de diferentes áreas
de desarrollo) y al campo educativo, como centros de Investigación y Desarrollo
(I+D) y universidades, los cuales estuvieron dirigidos al fortalecimiento de áreas
estratégicas y actividades de innovación. El CONEVAL
(2017) y (2018) destaca que, a
pesar del período de vida del programa, este carece de evaluaciones estrictas de
desempeño, lo que ha limitado conocer más de sus impactos. Sin embargo, a través de
la Matriz de Indicadores de Resultados (MIR) del programa que el propio CONEVAL (2017) y (2018) desarrolla, se describe que se han presentado resultados
positivos, por ejemplo, en el informe de evaluación 2016-2017 se señala que, de 138
países, México se ubicó en la posición 67 en el dinamismo del sector TIC.
El CONEVAL (2017) destaca que durante 2016 las
organizaciones beneficiadas (empresas, universidades, centros de investigación) no
presentaban los mejores avances en los procesos innovadores del sector de las TIC, y
al recibir la aportación del Prosoft evidenciaron un mayor nivel de productividad y
adopción de las TIC.
En 2017 se realizaron adecuaciones al objetivo general del programa, a fin de
conformar sistemas colaborativos para la innovación mediante la participación de los
actores de la sociedad civil, la academia y el sector productivo.3 Mediante los apoyos otorgados se buscó incentivar
la conformación de CII semipúblicos, con lo que se impulsó la formación de recursos
humanos (profesionistas, técnicos operarios, entre otros) altamente calificados en
el diseño y uso de las TIC en favor de la industria y el desarrollo nacional.
Hasta 2018 el programa contaba con una cobertura de 25 entidades atendidas, 74
municipios y 90 localidades,4
centrando sus apoyos principalmente en pequeñas y medianas empresas, así como en
universidades y centros de I+D.
En 2018 el Prosoft apoyó catorce proyectos dedicados a la creación de CII
semipúblicos; el recurso federal aportado fue de 191.26 millones de pesos (México Digital, 2018). Hay que destacar que el
interés en el establecimiento y equipamiento de los CII, se fundamenta en la
importancia del Learning by interacting en el proceso innovador, el
cual conlleva la evolución del conocimiento mediante el proceso de aprendizaje
colectivo (Lundvall, 1992 y 2005).
Los CII se caracterizan por sus procesos de colaboración y complementariedad de
capacidades de las organizaciones participantes, al contar con una infraestructura
compartida para las actividades de I+D y la formación de capital humano
especializado, que fortalecen los sectores estratégicos y garantizan el acceso y uso
de software en favor de la competitividad (CONEVAL, 2018). La conformación de dichos centros se fundamenta
en la vinculación del sector productivo, la academia y el gobierno, mejor conocido
como modelo triple hélice (Edquist, 2002).
Según el CONEVAL (2018), entre 2008 y 2017, la
población objetivo atendida osciló alrededor de los niveles planteados por el
programa; sin embargo, con el ajuste presupuestal de 2017, el Prosoft sufrió una
baja de 77.6% respecto a 2016, lo cual significó una reducción en el número de
proyectos aprobados y, por lo tanto, en la cobertura (solo se atendieron doce
municipios de nueve entidades federativas).
Análisis de los resultados de la norma NMX-I-059/2-NYCE
El programa Prosoft estableció la importancia de contar con certificaciones y
normas de calidad que ayudaran a determinar indicadores de adopción y producción
de bienes o servicios por parte de los beneficios del programa. Las
certificaciones más utilizadas por el programa son tres, las cuales se presentan
en la tabla 1 con sus principales
características.
Características de las principales certificadoras del
Prosoft
Empresa certificadora
Breve descripción
Modelo de Procesos para la Industria del
Software (MoProsoft)
Modelo diseñado con el apoyo de la Facultad
de Ciencias de la UNAM, el cual se centra en el progreso y
evaluación de los procesos y vigilancia de sistemas y
productos, con el objetivo de señalar el nivel de madurez en
las capacidades de las PyMEs mexicanas
Capability Maturity Model Integration
(CMMI)
Modelo centrado en los procesos, desarrollo,
mantenimiento, adopción y uso de software. Inicialmente fue
creado para la Carnegie-Mellon University, dirigido al
análisis, desarrollo e implementación de
software de grandes empresas
Team Software Process (TSP) Performance and
Capability Evaluation (PACE)
Establece las directrices de un equipo en la
formulación de sus objetivos y planificación de procesos a
fin de que la organización pueda crear prácticas en
ingeniería avanzadas, garantizando productos eficientes y de
calidad
Fuente: elaboración propia.
El MoProsoft es un modelo desarrollado en México expresamente por la Secretaría
de Economía, el cual está dirigido al análisis de la madurez de la construcción
de capacidades en el sector TIC de las pequeñas y medianas empresas, que son las
que predominan en nuestro país. Además, el modelo ha certificado a más del 70%
de los beneficiarios del programa, por esta razón y por la información
disponible en el presente estudio, solo se analiza esta certificación.
MoProsoft determina seis niveles que van del 0 al 5, donde el 0 está asociado
con el menor nivel de capacidad (objetivos no alcanzados), mientras que el 5
significa que se han logrado los objetivos planeados mediante la optimización y
mejora continua de procesos en la empresa; es decir, en el nivel más alto la
organización ha logrado acumular ciertas capacidades tecnológicas y, por lo
tanto, consolidó la apropiación. En la tabla
2 se presentan los niveles considerados por MoProsoft y sus
atributos.
Niveles de capacidad de MoProsoft y atributos de procesos
Número
Nivel
Atributos
0
Incompleto
N/A
1
Realizado
Ejecución del proceso
2
Gestionado
Administración del proceso
Administración de los productos
3
Establecido
Análisis del proceso
Análisis de recursos
4
Predecible
Medición
Control
5
Optimizado
Cambio
Mejora
Fuente: Miramontes,
2016.
Según los datos proporcionados por Normalización y Certificación NYCE, se
realizaron 495 certificaciones a empresas mediante la norma NMX-I-059/02-NYCE,
en el período 2006 a 2019 (con corte al 16 de enero de 2020), y destaca que
existen empresas que se han certificado en más de una ocasión en diferentes años
(Normalización y Certificación NYCE, S.C.,
2018 y 2020). Las
certificaciones se pueden ver en la gráfica
2.
Certificaciones por año bajo la norma MoProsoft
(2006-2019)
Fuente: elaboración propia con datos de Normalización y Certificación NYCE, S.C. 2018 y
2020.
Hay que destacar que en las reglas de operación del Prosoft se establece el nivel
2 como mínimo, lo cual indicaría que las empresas beneficiadas han cumplido con
el objetivo de adopción y apropiación de las TIC. En este sentido, hay que
puntualizar que según los datos de la Normalización y Certificación NYCE, S. C. 2018 y 2020, solo una empresa alcanzó el nivel 2,
de las 104 certificadas en 2008, año con el mayor número de registros. Otro dato
contrastante es que en 2011, 35 empresas alcanzaron el nivel 2 y una el nivel 3,
del total de 53 empresas certificadas en ese año. En la gráfica 3 se presenta el
número de empresas que alcanzaron el nivel 2 o superiores, durante el período
mencionado.
Al comparar las gráficas 2 y 3 se puede observar que a partir de 2011
hubo un incremento en el número de certificaciones que alcanzan el nivel 2, las
cuales representa alrededor del 50% en cada año; con ello se puede deducir que
en la mayoría de las empresas se ha consolidado un proceso de aprendizaje o
apropiación tecnológica al lograr el nivel mínimo óptimo que plantea el Prosoft.
Hay que subrayar que solo una empresa ha logrado el máximo nivel (el 5): en 2017
y 2018, Lobo Software, S. A. de C. V., quien desde su primera certificación en
2014 alcanzó el nivel 3, que mantuvo durante 2015 y 2016.
Certificaciones MoProsoft con nivel 2 y superior
Fuente: elaboración propia con datos de Normalización y Certificación NYCE, S. C. 2018 y
2020.
Hay otras empresas que han mostrado un proceso más lento pero que paulatinamente
han ido escalando en los niveles (del 1 al 3 principalmente), como es el caso de
Consultores en Sistemas Informáticos de RH S. A. de C. V., Gopac Soluciones
Integrales, S. A. de C. V., Lasad Soluciones Integrales S. A. de C. V., por
mencionar algunas. En este sentido, con el apoyo del Prosoft las empresas de la
industria del software en México atienden sus desafíos para
hacer frente a las demandas del mercado TIC con más y mejores servicios y
productos. La importancia de las certificaciones para las empresas beneficiarias
del Prosoft, es que pueden estar ligadas a los cumplimientos de los objetivos
del programa.
Es necesario señalar que para muchas pequeñas y medianas empresas son vitales los
apoyos que brindan programas como el Prosoft, ya que les permiten fomentar la
apropiación del conocimiento y la tecnología, factores esenciales para
garantizar su competitividad. Como señala Edquist:
A pesar de que la política pública orientada a la innovación tiende a ser
selectiva. La política es una cuestión de gobernar, de manera directa o
influenciando la estructura de incentivos de los actores (y, por lo tanto,
su comportamiento) […]. Sin embargo, el grado en que la política pública
cumpla con sus objetivos es mucho más grande su grado de selectividad (2002, p. 6).
Mediante el diseño y la aplicación de planes y programas dirigidos a atender los
sectores prioritarios, como el aquí analizado, se busca romper con la idea del
modelo lineal de innovación donde la ciencia y la I+D se encuentran a cargo del
Estado, en los centros públicos de investigación (fundamentados en la ciencia
básica). El proceso innovador, en realidad, depende de la interacción y
complementariedad de los diferentes actores (públicos y privados) que integran
un sistema nacional de innovación, donde el objetivo es hacer más rápido y
eficiente el proceso de apropiación del conocimiento y la tecnología en favor de
toda la sociedad (Neffa, 2000).
Conclusiones
Históricamente, los cambios tecnológicos han logrado transformar las prácticas
vigentes en todos los entornos, y las TIC son el mejor ejemplo de ello. Su adopción
y apropiación resulta fundamental para enfrentar los desafíos y aprovechar las
oportunidades de los nuevos tiempos, a nivel económico, social y ambiental. Esto se
fundamenta sin lugar a duda en los procesos de aprendizaje e innovación tanto de las
personas como de las organizaciones.
Este artículo aporta elementos para el análisis de la apropiación tecnológica a nivel
de las organizaciones, al considerarlo como un proceso derivado del aprendizaje y la
construcción de capacidades tecnológicas, las cuales pueden ser potencializadas a
partir de la implementación de una adecuada política pública.
El Prosoft busca mediante diferentes mecanismos estimular al sector productivo y de
investigación ligado al sector de las TIC en México, para que funja como catalizador
de procesos de innovación y productividad en los diferentes ámbitos socioeconómicos.
A pesar de que se ha destacado el éxito de este programa desde sus inicios (2004), a
la fecha no hay información o evaluaciones de impacto rigurosas para medir los
alcances en el proceso de adopción y apropiación de las TIC por parte de las
organizaciones beneficiarias del programa, y tampoco sus repercusiones en la
sociedad.
Sin embargo, a partir de un análisis de las certificaciones a las empresas apoyadas
por el Prosoft, se deducen avances en torno al principio de adopción y apropiación
que persigue el programa, pero aun así, se requiere de un mayor esfuerzo para tratar
de incorporar y diseñar mecanismos que ayuden a evaluar su desempeño e impactos en
el proceso de la apropiación tecnológica de las organizaciones apoyadas.
Hay que subrayar que desde 2019 el programa se encuentra en proceso de evaluación y
ajustes presupuestarios, con el fin de adaptar los mecanismos de coordinación y
operación a la nueva realidad de austeridad y, sobre todo, garantizar la eficiencia
y la efectividad en la aplicación del presupuesto público.
Es necesario mencionar que resulta fundamental seguir avanzando en el mejoramiento y
alcance de este tipo de políticas, que reconocen el papel de la apropiación del
conocimiento y la tecnología en el proceso innovador de las organizaciones. Sin
embargo, lo anterior estará determinado por la capacidad que estas tengan para
aprovechar las oportunidades y establecer las mejores prácticas tecnológicas y
organizativas que les permitan garantizar su competitividad.
Por la importancia de las TIC, es importante garantizar que se conviertan en un
factor de cambio e inclusión tanto en el ámbito social como económico. En este
sentido, una de las ventajas del Prosoft, al ser una política pública a nivel
federal, es que es susceptible de abarcar todo el territorio nacional a pesar de que
se dirija al sector de las TIC, y aunque se ha concentrado principalmente en algunos
estados con mayor vocación en las tecnologías, con la nueva estrategia de
consolidación de los CII será posible no solo fortalecer a la industria sino a las
regiones donde se ubiquen.
Finalmente es importante subrayar que resulta prioritario el desarrollo de más y
mejores indicadores que permitan valorar el desempeño y los resultados de las
diferentes organizaciones relacionadas con el sector de las TIC para mejorar este y
otros planes, programas o políticas públicas y que permitan hacer de México un actor
central dentro del sector.
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El Prosoft tiene sus antecedentes desde 2002, como programa de la Secretaría de
Economía, dirigido al fomento de las TIC en México y que se vio materializada en
2004 como la versión 1.3 (abarcando de 2002 a 2008). Sin embargo, 2008, Prosoft
es modernizado gracias al préstamo otorgado por el Banco Mundial a fin de
promover la consolidación del sector TI en México con lo que adquirió el nombre
de Prosoft 2.0 (Galicia, 2015 y Martínez, 2013).
Según el portal México Digital (2018), el
recurso federal durante el período referido (2013-2016), se logró potenciar 2.93
veces.
Los sectores estratégicos se encuentran establecidos en el Programa de Desarrollo
Innovador (2013-2018) (PRODEINN) (Gobierno de la
República, 2013b).
El Programa se alineó con el objetivo sectorial 2 del Programa de Desarrollo
Innovador (2013-2018) el cual hace referencia a “Instrumentar una política que
impulse la innovación en el sector comercio y servicios, con énfasis en empresas
intensivas en conocimiento”.
CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO: Alvarado López, R. A. (2021). Política pública para la
apropiación de las TIC en organizaciones en México: el caso del Prosoft.
Paakat: Revista de Tecnología y Sociedad,
11(20). http://dx.doi.org/10.32870/Pk.a11n20.577
PAAKAT: Revista de Tecnología y Sociedad, año 14, número 26, marzo - agosto de 2024, es una publicación electrónica semestral editada por la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Recursos Informativos del Sistema de Universidad Virtual. Av. La Paz 2453, Col. Arcos Sur, CP 44140, Guadalajara, Jalisco, México. Tels. 33 32 68 88 88 y 33 31 34 22 22, ext. 18775. Dirección electrónica: http://www.udgvirtual.udg.mx/paakat/index.php/paakat. Correo electrónico: paakat@udgvirtual.udg.mx. Editor responsable: Dr. Lázaro Marcos Chávez Aceves. Número de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión electrónica: 04-2011-111117155600-203, e-ISSN: 2007-3607, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Responsable de la última actualización de este número: Sistema de Universidad Virtual, José Antonio Amaro López. Fecha de la última modificación: 29 de febrero de 2024.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación.