Apertura. Revista de innovación educativa‏
Apertura 17

Redes académicas de investigación

Salvador Contreras Hernández

Julio César Ruiz Martínez

Elizabeth Nanllely Vázquez Mejía

Fernando Adolfo Salazar Vázquez

Universidad Politécnica del Valle de México

 

RESUMEN

Las redes académicas de investigación ayudan a gestionar el trabajo realizado por los investigadores, desde la comunicación hasta la colaboración en proyectos de investigación. Estas redes académicas deben apoyarse en sistemas informáticos para poder desempeñar su labor de manera eficiente y gestionar el conocimiento producido por el grupo de investigadores. El trabajo en redes académicas es trascendental e implica que los miembros de la comunidad de investigadores o comunidad universitaria en general, en el caso de instituciones educativas de nivel superior, puedan enterarse de los avances en materia de investigación que se observan en la institución, además de participar activamente como investigadores. La difusión del conocimiento mediante las publicaciones de los avances o resultados de investigación es otro de los elementos que permiten las redes académicas respaldadas en sistemas informáticos. 

Palabras clave:

Redes académicas, redes de investigación, gestión del conocimiento.

 

GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO

Estamos en la era del conocimiento y la de la información ha quedado atrás (Balderas, 2009). Esta afirmación tiene mucho sentido en países desarrollados, pero no en las sociedades en vías de desarrollo o en franco atraso tecnológico y económico. Podemos encontrar muchas empresas todavía hoy, en países no desarrollados, que realizan sus tareas cotidianas de manera manual, incluso casi como hace cien años. Para el desarrollo de empresas, en materia de conocimiento, hace falta la capacidad tecnológica y la cultura del crecimiento en la generación de dicho conocimiento.

El conocimiento que generan las organizaciones a diario es un elemento valioso, que si no se almacena para su uso posterior, entonces no se podrá aprovechar en su evolución normal y, por consecuencia, tenderán a desaparecer cuando la competencia esté por encima de ellas utilizando nuevas técnicas y maneras de hacer las cosas, con un valor agregado.

Las universidades representan un tipo de organización que produce conocimiento constantemente, porque ése es uno de sus objetivos fundamentales; generan conocimientos de manera cotidiana, en el aula y por parte de los alumnos, equipos de trabajo y del profesor. El no gestionar el conocimiento de modo apropiado provoca que se pierda o no se aproveche el diseño constante de material didáctico, textos de apoyo a la clase, textos de reportes de tareas y actividades, escritos de difusión, reportes de investigación, casos de estudio, reportes técnicos, libros, presentaciones electrónicas, manuales de prácticas, estudios sobre técnicas de enseñanza y aprendizaje, registro de las mejores prácticas y elementos como los ahora denominados "objetos de aprendizaje", por mencionar algunos. Si una universidad no almacena, registra y controla todos estos recursos valiosísimos generados en forma cotidiana, entonces está perdiendo una gran oportunidad de progreso y construcción de nuevos conocimientos sobre los elementos ya desarrollados. Esta situación representa un estado en el que las universidades, de modo constante, están haciendo las mismas cosas y empleando las mismas formas para tratar de resolver los problemas de siempre.

Asimismo, tenemos que considerar que la gestión del conocimiento para la reproducción de éste no es sólo un capricho o una moda, sino una forma necesaria de realizar el trabajo. Los miembros de las universidades, principalmente profesores, investigadores y alumnos, deben constituir alianzas para comunicación y debate de ideas, como lo establece Giraux (citado en Gadotti, 2008), y también para desarrollar proyectos científicos y de desarrollo tecnológico. Peter Druker (referenciado en Parker, 2007) menciona que el conocimiento agregado a los productos y servicios, así como a todo el proceso productivo para llegar a ellos, es, sin duda, una ventaja frente a los competidores.

Las empresas que han llevado una gestión del conocimiento a lo largo de los años poseen una ventaja sobre la competencia, de tal forma que seguirles el paso de desarrollo de productos y de las formas de crearlos se vuelve cada día más complejo. Tenemos muchos ejemplos de compañías que han tomado ventajas en la gestión del conocimiento, como las firmas de software Microsoft u Oracle. Éstas han creado productos que han evolucionado durante años, lo que representa cientos de miles de horas dedicadas a su elaboración por parte de gente experta y talentosa. El valor de sus productos no se debe al producto físico que adquirimos, un disco compacto por ejemplo, sino a todo el conocimiento que está dentro de ese disco compacto. Esto es lo que simboliza el capital intelectual, como lo menciona Parker (2007). Este capital intelectual está conformado por el conocimiento de la operación de la organización, los procesos productivos, la experiencia de las personas que llevan a cabo los procesos, el conocimiento sobre los clientes y sus preferencias, la capacidad de innovación y el conocimiento del manejo del capital financiero.

Existen diversas formas de gestionar el conocimiento, incluso algunas determinadas por la misma naturaleza del conocimiento. Las metodologías de trabajo sobre cómo elaborar un producto o servicio, cómo llevar la administración, la gestión del conocimiento, la relación entre equipos de trabajo, la relación con los clientes y los tipos de colaboración entre equipos de distinta naturaleza son ejemplos de ello y representan conocimientos que deben ser organizados.

 

REDES ACADÉMICAS

El conocimiento en las universidades debe ser tratado de una manera espacial y prioritaria, pero esto no tendría sentido sin una forma de gestionar y explotar dicho conocimiento. La información administrativa que se maneja cotidianamente es un ejemplo de la necesidad de efectuar un control sobre la información. Esta información incluye el estatus de los alumnos en cuanto a las calificaciones de las materias cursadas, el rendimiento actual, las cargas académicas de los profesores, el cumplimiento de las responsabilidades docentes, el avance en el contenido de los cursos, el logro de las competencias planeadas, etcétera. Una institución educativa no puede prescindir de una administración sobre estos elementos, pero al parecer sí puede cumplir sus tareas cotidianas, su funcionamiento, sin administrar su conocimiento, lo cual es falso o, en su defecto, provoca un detrimento en la calidad de la institución.

Las actividades de investigación, por ejemplo, son registradas en revistas especializadas o en libros, en su mayoría electrónicos. Así es como permanece en un registro electrónico el reporte de las investigaciones, en grandes bases de datos como Springer, Redalyc y EBSCO, por mencionar algunas. Esto es válido; sin embargo, debe existir dentro de la institución la propia gestión de artículos publicados y todo lo relacionado con la producción en investigación.

En foros y revistas sobre educación se ha discutido el tema del aprendizaje a través de redes informáticas, en especial en redes sociales. Este trabajo no aborda este aspecto del aprendizaje, sino la importancia que representa la creación de redes académicas (Sloep y Berlanga, 2011), así como el trabajo que debe ejecutarse para la formación de éstas y su impacto en la generación de conocimiento.

Las redes académicas representan un medio de comunicación, con una estructura compleja, en la que cada nodo de la red es un usuario del sistema. Estas redes permiten una interesante sinergia mediante interacciones entre sus miembros, como expresa Reynaga y Farfán (2004): "Comparten intereses, fuerzas y puntos de apoyo con el propósito de dialogar, encontrar respuestas, construir conocimientos y unirse en la búsqueda o creación de soluciones respecto a una temática o problema".

Las redes sociales permiten crear las denominadas comunidades virtuales, las cuales están formadas por usuarios que tienen intereses y características en común, como puede ser un tema de investigación, o bien, el idioma o la idiosincrasia (Sotelo, 2009). Este concepto de comunidad virtual encierra un mecanismo excelente para la compartición de recursos académicos, ideas y experiencias de los usuarios, ya que permite colocar información que pueda ser vista por todos los usuarios, o bien, por los que el propietario de la información decida. En otras palabras, son modelos que favorecen el trabajo cooperativo entre los miembros de un grupo de usuarios con intereses comunes (Sebastián, 2000); por ejemplo, las restricciones de estos sistemas deben facilitar que la información colocada por uno de sus miembros pueda ser compartida con un grupo en particular, como los miembros que comparten una asignatura en la universidad, e incluso restringir a los miembros que el usuario decida. Desde este enfoque, lo que se pretende lograr es la difusión del conocimiento a través de la compartición de materiales didácticos o de apoyo al aprendizaje. Sin embargo, se deben considerar también los factores relacionados con la autenticidad y los derechos de autor de los materiales publicados en la red académica.

Las redes académicas pueden aprovechar la estructura de las redes sociales informáticas para promover el trabajo en grupo, ya que uno de los objetivos fundamentales de las redes de aprendizaje es la colaboración entre sus miembros para que, así, se genere conocimiento (Maldonado Granados et al., 2008). Las redes sociales orientadas a la educación se han utilizado para tratar de lograr la interacción entre estudiantes de temas similares y que intercambien conocimientos, ideas y experiencias que complementen su aprendizaje. Además, pueden intercambiar material didáctico y de apoyo para el aprendizaje con todos los usuarios de la Red, incluso los que no están inscritos en un curso particular, pero que son usuarios del sistema informático con estructura de red académica o social.

Estas redes académicas tienen un amplio margen de aplicación en las universidades por la naturaleza misma de la institución como generadora de conocimiento. Así, podemos analizar las posibilidades que se tienen en departamentos de instituciones educativas, como el de vinculación, el cual normalmente se encarga de mantener contacto con empresas, gobierno e instituciones a fin de propiciar la colaboración en proyectos de investigación, desarrollo tecnológico y cultura. Una red de aprendizaje puede agrupar a todos los actores de estos proyectos y hacer más fácil la interacción, el trabajo en equipo, la divulgación de avances o resultados de investigación o proyectos académicos y la comunicación. Así como este ejemplo se pueden citar numerosos casos en los que se podría aplicar el concepto de red de aprendizaje colaborativo, incluso dentro de la misma institución, en cuerpos de investigadores o en academias por área de especialidad. Por evolución natural, estos grupos de cuerpos académicos trabajarán en un tiempo razonable, después de haber sido formados, en colaboración con otros grupos de otras instituciones, ya sea del país al que pertenecen o del extranjero, concepto que es compartido por Tejedor y García-Valcárcel (2012).

En cuanto a los reportes de investigación publicados por los miembros de una comunidad académica, es necesario llevar a cabo su administración para tener acceso rápido y fácil a estos documentos. Esto no sólo representa un principio de orden, por las necesidades estadísticas de las instituciones, sino que es un modo de promover los trabajos que elaboran los investigadores de dicha institución educativa para diversos fines, entre los que figura la generación de apoyos e ideas nuevas de los demás miembros de la misma institución, externos, o bien, a miembros de la red académica. Otra razón importante para llevar este registro es el no repetir las investigaciones que ya se han desarrollado con anterioridad, sino que éstas deben ser aprovechadas para la generación de más conocimiento. Asimismo, es importante destacar que las redes académicas pueden presentar un formato completamente digital para comunidades de aprendizaje en línea o en entonos virtuales, como se menciona en Torres (2005).

El sistema informático de la institución educativa, que soporte la red académica de investigación, entonces debe almacenar la información sobre los investigadores, así como las líneas de trabajo en que se desarrollan y las publicaciones que han realizado, incluyendo las ligas a las bases de datos que contengan los artículos o libros completos sobre sus trabajos. Esto es necesario por la diversidad de revistas en las que los investigadores han publicado los avances o resultados de sus investigaciones. Para entender mejor esta situación, consideremos una comunidad docente universitaria formada por quinientos profesores, donde cada uno de ellos tenga publicaciones en cientos de revistas a lo largo de todo el mundo. Resultaría muy complicado hacer una búsqueda a todas las revistas para poder leer los trabajos de los profesores investigadores de nuestra misma comunidad; por ello, se requiere un sistema institucional que los agrupe con el objetivo de conocer a ciencia cierta lo que los profesores investigadores de una institución en particular han publicado.

Otro de los objetivos de conocer en detalle la labor de los investigadores de una comunidad es promover la participación de otros investigadores, de la misma institución o externos, en los trabajos que se desarrollan de acuerdo con las líneas de investigación o de generación de conocimiento abordadas por los miembros de la red académica.

El sistema que permite contener la información relacionada con la investigación desarrollada en una institución educativa también debe permitir la integración de miembros invitados, quienes, a pesar de que no pertenezcan a la institución, son personas o instituciones que contribuyen con los proyectos de investigación de la comunidad de investigadores. Así, podríamos referirnos a la colaboración entre cuerpos académicos de distintas universidades en México o extranjeras o incluir en el sistema el trabajo colaborativo de otras redes académicas y de investigación, como las redes temáticas del Conacyt, por citar un ejemplo.

El sistema de información debe ser accedido por cualquiera de los miembros de la red académica y, además, podría aprovechar las características de los clusters para el trabajo colaborativo en el aprendizaje, como se menciona en Steiner y Hartmann (2006).

El uso de un sistema de red académica de investigación tiene varias alternativas; en primer lugar, es un medio para compartir información de proyectos. Para ello, el usuario debe contar con un mecanismo de selección de otros miembros de la red con quienes desea compartir información. Este mecanismo es semejante al de algunas redes sociales en las cuales el usuario puede enviar una solicitud de contacto a otros miembros del sistema. Gracias a esta característica se va constituyendo la red de usuarios. Los diseñadores del sistema informático deberán decidir hasta qué nivel de contactos pueden acceder los usuarios, es decir, un usuario que contacta a otro tiene la posibilidad de explorar los contactos de este último en uno, dos o más niveles. Entre más niveles se puedan explorar, la divulgación del conocimiento será mayor, pero consideremos que el sistema debe poseer mecanismos de seguridad para no poner en riesgo la confidencialidad, integridad y disponibilidad de la información almacenada.

Otro uso del sistema es la comunicación a través de foros asíncronos y síncronos, así como los debates en vivo por medio de videoconferencias.

 

FORMACIÓN DE REDES ACADÉMICAS DE INVESTIGACIÓN

En una universidad o centro de investigación se pueden desarrollar, o quizá deberíamos decir se deben desarrollar, redes académicas en distintos rubros, por ejemplo, en las instituciones educativas de nivel superior son importantes las redes académicas para investigación o las redes para el aprendizaje colaborativo relacionado con las materias que se imparten. En estas redes de aprendizaje podemos ubicar distintos tipos de usuarios como investigadores, profesores, alumnos y personal administrativo. En particular, nos interesan las redes académicas para la investigación, integradas por investigadores que deben contar con las siguientes características:

  • Necesariamente, la red de investigación deberá estar soportada en un sistema informático. 
  • Datos de los investigadores. Datos generales, área de especialidad, investigaciones desarrolladas, publicaciones o ligas a publicaciones en bases de datos, experiencia, asignaturas impartidas e intereses en la investigación.
  • Publicaciones. Deben estar consideradas las publicaciones de los investigadores, ya sea en extenso o los resúmenes de éstas con las ligas a los sitios de la revista electrónica o base de datos que la contengan.
  • Repositorio de información. Es una sección del sistema informático para contener los materiales didácticos o de apoyo a la docencia e investigación que el profesor emplea en su trabajo y que desea poner a disposición de los usuarios de la red. En el caso de que el repositorio sea para investigación, el significado de la información almacenada ahí representa el avance de la investigación, en la cual todos los investigadores de un proyecto en particular en la red pueden colaborar según los roles asignados a cada uno. Se debe llevar un control de versiones de documentos.
  • Investigaciones en curso. Es una sección de la red informática destinada al almacenamiento de archivos o información relacionada con la o las investigaciones que se lleven a cabo en este momento. Cada investigador debe tener un apartado como éste y deberá mantenerlo actualizado. La información que se publique en esta sección puede incluir archivos, ligas a sitios de internet o al repositorio de información del proyecto, artículos relacionados, etcétera.
  • Relación entre los proyectos de la institución, lo cual debe responder a las necesidades o prioridades en materia de investigación que la institución haya dispuesto. Esto es un elemento fundamental para propiciar el progreso en la generación de conocimiento de manera colaborativa entre los distintos grupos de investigadores de una universidad o centro de investigación.
  • Información sobre requerimientos de los proyectos.
  • Información sobre los patrocinadores de proyectos, becas, recursos de empresas, recursos estatales.
  • Control de minutas, reuniones y seguimiento de acuerdos.
  • Congresos en los que se han presentado los resultados o se presentarán, así como convocatorias a congresos, actividades o publicaciones relacionadas con ese fin.
  • Número de referencias en revistas arbitradas e indexadas, libros o publicaciones especializadas de los trabajos publicados por la red académica.
  • Factor de impacto de las publicaciones de avances y resultados de las investigaciones.
  • Número de citas que han hecho otros investigadores sobre el trabajo de la red de investigadores local.
  • Trabajo colaborativo. Los proyectos deben ser desarrollados por una red de investigadores, formada por personal interno o externo.
  • Comunicación a través de mensajes asíncronos y síncronos, voz y videoconferencia.

Sin embargo, el recurso más importante es el talento de las personas, de los investigadores. Para formar una red académica de investigación se requieren personas que desarrollen investigación en diversas áreas y que pueden estar organizadas en grupos, como los cuerpos académicos o las redes temáticas; además, deben realizar trabajo colaborativo para la producción en investigación.

Para ello, se han de asignar funciones en un proyecto de investigación; cada actividad definida dentro de estas funciones debe contener una fecha de cumplimiento para que los investigadores que necesiten utilizar los resultados preliminares puedan hacerlo sin retraso. Por otra parte, el control de juntas de investigadores, minutas y seguimiento de acuerdos se debe llevar a cabo de manera automatizada como parte del sistema de información que soporta a la red de investigación.

El sistema informático que gestione una red académica debe aprovechar las ventajas que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación actuales. Entre éstas se encuentran los lenguajes para desarrollo de software para internet, especialmente para web, que facilitan la interacción entre usuarios debido a que la comunicación por este medio es algo común hoy. También permite la colaboración de personas en los centros de investigación en cualquier parte del mundo. Además, las tecnologías para desarrollo de sistemas en web contienen lo necesario para poder crear una infraestructura de red social, desde la parte correspondiente a la implementación de los algoritmos que construyen la red de usuarios a partir del registro de éstos en el sistema hasta la parte de la interfaz con los miembros.

Existen diversas tecnologías para el desarrollo de un sistema con las características antes descritas; como ejemplo podemos mencionar los lenguajes Java, PHP (preprocesador de hipertexto) y AJAX (Asyncronous JavaScript and XML), concepto que agrupa a tres lenguajes de programación: JavaScript, XML y un lenguaje del lado del servidor.

La tecnología ideal para la base de datos de un sistema para implementar una red académica de investigación debería contar con tipos de datos que permitan almacenar documentos y archivos de cualquier clase en su estructura. Por ello, consideramos que una buena decisión es la base de datos Oracle, porque cuenta con la posibilidad de gestionar documentos y archivos digitalizados.

 

CONCLUSIONES

Hay que destacar que las redes académicas de investigación no son lo mismo que las redes sociales informáticas; más bien, este concepto es independiente de las redes tecnológicas y tiene como objeto la generación de conocimiento. También es necesario mencionar que el apoyo a la labor en las redes académicas a través de los sistemas informáticos, a veces con estructuras de redes sociales, permite el desarrollo de trabajo en grupo de parte de los investigadores. Los sistemas de información pueden ser implementados para las necesidades de una red académica de investigación en particular. Lo importante en la creación de este tipo de redes es definir procedimientos –y llevarlos a cabo– que favorezcan la colaboración entre los investigadores para que se obtengan resultados oportunos y de un alcance mayor.

Para lograr los objetivos de las redes académicas de investigación e incluso de otros tipos de redes colaborativas y de aprendizaje, existen herramientas de software libre capaces de llevar un control en la comunicación de usuarios, archivos y trabajo colaborativo.

Las redes académicas de investigación son útiles en las universidades o centros de investigación porque permiten un control de los recursos generados en proyectos de esta área y explotarlos para producir conocimiento nuevo.

En este trabajo comentamos los elementos relevantes que deben contener las redes académicas de investigación. El desarrollo de una red académica contiene aspectos que pueden ser abordados desde distintas perspectivas, como trabajo colaborativo, aprendizaje, difusión del conocimiento, desarrollo de software, ciencias computacionales y educación. Además, los sistemas informáticos para redes académicas hacen posible gestionar el conocimiento almacenado, contar con información detallada de proyectos, llevar un control de las citas y referencias de los investigadores, tener catálogos de proyectos e investigadores, lograr el trabajo colaborativo entre investigadores, compartir información y divulgar los resultados obtenidos en los proyectos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Balderas, R. (2009). ¿Sociedad de la información o sociedad del conocimiento? Cotidiano - Revista de la Realidad Mexicana, núm. 158, pp. 75-80.

Gadotti, M. (2008). El pensamiento pedagógico crítico. En Historias de las ideas pedagógicas. México: Siglo XXI, pp. 199-214.

Maldonado-Granados, L., Lizcano-Dallos, A., Pineda-Ballesteros, E. et al. (2008). Comunidades de aprendizaje mediadas por redes informáticas. Educación y Educadores, vol. 11, núm. 1, pp. 199-224.

Parker, H. (2007). Construcción de redes de conocimiento y aprendizaje académico. Revista del Centro de Investigación, enero-julio, pp. 93-119.

Reynaga, O. y Farfán, F. (2004). Redes académicas… potencialidades académicas. Ponencia presentada en el Cuarto Congreso Nacional y Tercero Internacional “Retos y expectativas de la Universidad”. Universidad de Guadalajara.

Sebastián, J. (2000). Las redes de cooperación como modelo organizativo y funcional. Redes, agosto, año/vol. 7, núm. 015, pp. 97-111.

Sloep, P. y Berlanga, A. (2011). Redes de aprendizaje, aprendizaje en red. Comunicar, vol. 18, núm. 37, pp. 55-64.

Sotelo, M. (2009). Globalización de la educación Comunidades virtuales de aprendizaje y su participación en las instituciones educativas. Hospitalidad ESDAI, núm. 16, pp. 37-60.

Steiner, M. & Hartmann, C. (2006). Organizational learning in clusters: A case study on material and immaterial dimensions of cooperation. Regional Studies, vol. 40, núm. 5, pp. 493-506. doi:10.1080/00343400600757494.

Tejedor, F. y García-Valcárcel, A. (2012). Sociedad tecnológica e investigación educativa. Revista Española de Pedagogía, núm. 251, pp. 5-26.

Torres, Á. (2005). Redes académicas en entornos virtuales. Apertura, pp. 83-91.

 

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Apertura vol. 16, núm. 1, abril - septiembre 2024, es una revista científica especializada en innovación educativa en ambientes virtuales que se publica de manera semestral por la Universidad de Guadalajara, a través de la Coordinación de Recursos Informativos del Sistema de Universidad Virtual. Oficinas en Av. La Paz 2453, colonia Arcos Sur, CP 44140, Guadalajara, Jalisco, México. Tel.: 3268-8888, ext. 18775, www.udgvirtual.udg.mx/apertura, apertura@udgvirtual.udg.mx. Editor responsable: Alicia Zúñiga Llamas. Número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión electrónica: 04-2009-080712102200-203, e-ISSN: 2007-1094; número de la Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título de la versión impresa: 04-2009-121512273300-102, ISSN: 1665-6180, otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Número de Licitud de Título: 13449 y número de Licitud de contenido: 11022 de la versión impresa, ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Responsable de la última actualización de este número: Sergio Alberto Mendoza Hernández. Fecha de última actualización: 22 de marzo de 2024.