Esta revisión documental tuvo como objetivo analizar la noción de inclusión
digital educativa y establecer los bordes del concepto frente a su relación con
otros términos. Para realizarla, se optó por el método de cartografía conceptual
(
El debate internacional frente al reto de lograr un alcance global en el escenario
digital, así como el abatir las brechas suscitadas a partir de la inclusión de las
tecnologías de la información y comunicación (TIC), ha supuesto una constante suma
de esfuerzos entre naciones con la finalidad de establecer metas y objetivos
conjuntos que concreten avances en materia de inclusión. Por citar un ejemplo, con
la emisión de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una
oportunidad para América Latina y el Caribe (
De manera específica, esto se evidencia en el cuarto objetivo de la Agenda 2030,
orientado a garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad para todos.
En este se establecen diversas metas en relación con las TIC, como: 1) compromisos
encaminados al uso de internet y de las computadoras con fines pedagógicos, 2)
acciones orientadas al aumento significativo del acceso a las TIC, 3) el desarrollo
de competencias TIC, 4) el acceso igualitario a la educación para los estudiantes de
los países de América Latina y el Caribe, y 5) el aumento de las acciones
canalizadas a la formación docente. Como puede observarse, este objetivo pretende
mitigar las desigualdades formativas entre naciones, para garantizar de manera
conjunta una educación inclusiva, donde todos los estudiantes se encuentren en
condiciones similares (
Cabe destacar que la discusión internacional frente a las discrepancias originadas
por la inserción de las TIC no es reciente. En retrospectiva, es posible ubicar el
informe Hacia las Sociedades del Conocimiento, emitido por la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 2005), donde se
subraya la relevancia de lograr el acceso generalizado a las tecnologías digitales y
de rebasar las brechas que esto origina entre las naciones. El informe advierte la
importancia de conformar una ciudadanía activa que posibilite la transición de una
sociedad de la información hacia una sociedad del conocimiento, meta en la que
resulta aún más evidente la necesidad de encaminar los esfuerzos orientados al
desarrollo de habilidades que permitan a los individuos interactuar en un entorno
digital (
Adicionalmente, podemos enunciar la Agenda de Conectividad para las Américas (
De manera particular, a partir de la década de los noventa es posible ubicar en la
región iberoamericana acuerdos hacia la concreción de lineamientos de cooperación
científica y tecnológica, que derivan en la definición de políticas encaminadas a la
conformación de una sociedad de la información. Presentados en diversas cumbres
(México, 1991; Madrid, 1992; Brasil, 1993; Colombia, 1994; Argentina, 1995; Chile,
1996; Venezuela, 1997; Portugal, 1998; y Cuba, 1999), estos tratados plantean que,
en conjunto, los países implicados constituyen un espacio cultural propio, donde se
comparten valores históricos (
Al considerar todo lo anterior, al margen de la región iberoamericana, y debido a la
cercana relación con el contexto nacional, tomamos el territorio de Iberoamérica
como punto de partida para el análisis del término
La presente investigación se conduce mediante un enfoque cualitativo, por lo que se
optó por el método de investigación documental denominado cartografía conceptual
(
En este sentido, desde la cartografía conceptual los conceptos son constructos
mentales que permiten comprender distintos elementos de la realidad subjetiva del
ser humano (interna) y de una realidad objetiva (externa), lo que permite brindar
una clasificación, caracterización, diferenciación, composición, atributos y
relaciones (
a) La construcción de conceptos es un proceso permanente, nunca acabado,
acorde a los cambios sociales y culturales que influyen en el lenguaje
de las ciencias. b) En la elaboración de conceptos es necesaria la transdisciplinariedad,
lo cual implica que la comprensión de un término científico en toda su
complejidad trasciende los límites estrechos de una sola disciplina. c) La construcción del término y su comunicación se hacen entretejiendo
relaciones entre diferentes aspectos que le aportan sentido y le dan
precisión. d) La didáctica de los conceptos implica conjugar lo verbal con lo no
verbal y el hacer con el fin de que haya una adecuada comprensión,
teniendo como base el apoyo en técnicas gráficas (
La propuesta original de una cartografía conceptual establece siete ejes de análisis:
• Eje nocional: se da una aproximación al concepto estableciendo su
definición corriente y el origen de la palabra o palabras de las cuales
se compone. • Eje categorial: se describe la clase general de conceptos dentro de la
cual está incluido el concepto en cuestión. • Eje de diferenciación: se establecen una o varias proposiciones en las
cuales se muestre la diferencia de ese concepto y de otros
similares. • Eje de ejemplificación: se describen proposiciones que ejemplifiquen el
concepto con casos específicos. • Eje de caracterización: se describen las características esenciales del
concepto. • Eje de subdivisión: se construyen las clases en las cuales se clasifica
o divide el concepto. • Eje de vinculación: se establecen las relaciones de ese concepto con
otros que son importantes desde lo semántico o contextual (
El proceso de análisis documental se desarrolló a partir de cuatro fases (al igual
que el realizado por
Fase 1: búsqueda de documentos relevantes para la investigación. Se llevó
a cabo la búsqueda de artículos de investigación relacionados con la
implementación de políticas públicas para la inclusión digital educativa
provenientes de revistas indexadas. Se consultaron dos bases de datos:
Dialnet y SciELO, y se consideraron documentos del repositorio digital
de la Fundación Ceibal. La elección de los directorios atiende en
concreto a la necesidad de contar con literatura científica de los
países que conforman la región Iberoamericana. Fase 2: definición de criterios de exclusión e inclusión. La búsqueda se
condujo con la siguiente fórmula: “inclusión digital educativa” OR
“educational inclusion digital”. La selección de los documentos se
definió con cuatro criterios: 1) debía abordar conceptual o
empíricamente procesos de inclusión digital educativa desde la
implementación de políticas públicas, 2) debía responder al menos a uno
de los ejes que conforman la cartografía conceptual, 3) que su énfasis
de estudio se orientara a comunidades o instituciones escolares
(docentes, alumnos o directivos), y 4) que integrara resultados de
investigación de diez años atrás a la fecha. En total se obtuvieron 400
trabajos y, tras aplicar los criterios, se conformó un corpus definitivo
de 40 documentos. Fase 3: análisis de los documentos mediante las categorías de análisis.
Retomando la propuesta original de Fase 4: interpretación de los resultados. En esta fase se establecen las
principales tendencias que dan respuesta a las preguntas planteadas. La
información obtenida se encuentra en el apartado de conclusiones.
Fuente: elaboración propia con información de
EJE
PREGUNTA CENTRAL
1) Desarrollo histórico
¿Cómo se origina el término
2) Noción
¿Qué relación existe entre la inclusión digital y
la educación?
3) Caracterización
¿Cuáles son las características que le dan
identidad a la inclusión digital educativa?
4) Categorización
¿A qué categoría inmediata pertenece la inclusión
digital educativa?
5) Diferenciación
¿De cuáles otros conceptos cercanos se diferencia
la inclusión digital educativa?
6) Subdivisión
¿En qué clases o en qué tipos se puede dividir la
inclusión digital educativa?
7) Ejemplificación
¿Cuáles podrían ser ejemplos relevantes y
pertinentes de aplicación para la inclusión digital
educativa?
8) Vinculación
¿Cómo se relaciona la inclusión digital educativa
con otros conceptos?
A fin de ubicar la conceptualización del término
conjunto de políticas públicas relacionadas con la construcción,
administración, expansión, ofrecimiento de contenidos y desarrollo de
capacidades locales en las redes digitales públicas, en cada país y en la
región. Abarca el adiestramiento y el incentivo para desarrollar
herramientas nuevas como por ejemplo
De acuerdo con la literatura especializada, puede advertirse que el
pronunciamiento de este término es la consecuencia de la evolución de otro
estrechamente relacionado, la
En el proceso de determinar el concepto se advirtieron distintas definiciones y,
al finalizar la revisión documental, se detectaron alrededor de 20 acepciones
diferentes. En términos generales, se identificaron dos tendencias conceptuales
sobre lo que se considera la inclusión digital, una de sentido social y otra de
carácter pedagógico (Tedesco, 2012, citado en
Es posible reconocer algunas limitaciones dentro de la primera vertiente debido a que el carácter inclusivo, en términos igualitarios, alude ante todo a un sentido de justicia social, esto orienta los esfuerzos a las poblaciones y sectores menos favorecidos, en especial a aquellos con altos índices de rezago. Desde este punto de vista, es indiscutible el sentido loable de esta vertiente; sin embargo, la revisión de la literatura permite observar que en esta concepción el carácter “igualitario” tiende a sumar más desigualdades de las que pretende resolver.
Lo anterior se debe a que la ejecución de estrategias o acciones igualitarias a
grandes segmentos poblacionales resulta problemática porque no suelen
considerarse las particularidades de estos sectores. Además, desde esta
tendencia, la inclusión es un proceso que se vive desde el centro a la
periferia, de modo que las exclusiones se viven como un fenómeno de los
El eje de acción de las iniciativas constituidas desde esta perspectiva ha supuesto un énfasis orientado a “emparejar” las condiciones técnicas necesarias para la inclusión digital, desatendiendo aspectos de la brecha de segundo orden.
la inclusión digital identificada como equidad social, políticas de
igualación a los recursos, etcétera, no es suficiente para garantizar un
piso básico de cultura tecnológica. No se trata solo de poseer una
computadora y una conexión a internet, sino también de superar una brecha
cognitiva en lo referente al uso de las tecnologías digitales y de las
posibilidades (
A su vez, la segunda tendencia que se detecta advierte el potencial transformador de la inclusión de las TIC a partir de un carácter pedagógico. Estos procesos inclusivos no se consideran desde un sentido instrumentalista sino multifactorial (tanto exógenos como endógenos) porque solo adquieren significación al considerar el carácter pedagógico. Cabe resaltar que en esta perspectiva no se intenta erradicar la implicación social de la inclusión, simplemente no se enfatiza en el aspecto igualitario ya que contempla el aprovechamiento de estos artefactos desde el desarrollo de habilidades, proceso que se vuelve diferenciado en la medida que involucra diversos factores.
La inclusión digital desde el ámbito educativo se refleja en la segunda tendencia
y representa una oportunidad para transformar y modificar las prácticas
educativas (aunque esto no siempre ocurre al margen de las prácticas de
enseñanza) (
La inclusión digital en el ámbito escolar pretende rebasar la relación
acceso-uso, encaminándose a la adquisición de habilidades que posibiliten a los
sujetos involucrados otorgar a las TIC un sentido distinto al instrumental
(
Empero, la inclusión digital no se limita únicamente al plano de la adquisición
de nuevas habilidades, también implica la adopción de una actitud activa y de un
pensamiento crítico frente al escenario digital (Travieso y Planella, 2008,
citados en
Las definiciones encontradas durante la revisión documental comparten entre sí similitudes y diferencias. Para efectos de este apartado, a continuación se enuncian las principales posturas conceptuales detectadas en el análisis, y se describen los atributos que, desde nuestra perspectiva, son indispensables para entender los procesos de inclusión digital educativa.
• Democratización. Los procesos inclusivos educativos se visualizan
como vía para democratizar el conocimiento, colocando a la
institución escolar como el escenario para su concreción ( • Alfabetización digital. En vías de transitar de la información al
conocimiento, la alfabetización se posiciona como un atributo
necesario para la inclusión digital educativa. Este traslado
involucra la adquisición de nuevas habilidades y destrezas para el
escenario digital. Cabe mencionar que no existe un consenso sobre el
tipo de alfabetización ideal para la inclusión digital educativa, ya
que existen diversas posturas sobre el tipo de capacitación
necesaria para lograr este cometido. Por un lado, están quienes postulan como fundamental a la
alfabetización digital ( La revisión de literatura permite establecer que la alfabetización
digital se compone de una parte técnica (saber utilizar un
dispositivo) y otra informacional (saber localizar, evaluar y crear
contenidos). De modo que es posible encontrar distintas posturas
frente a lo que se espera de esta formación para la era digital. En
primer lugar, están los que consideran a los procesos
alfabetizadores desde la necesidad de transitar del
Desde las perspectivas analizadas, podemos establecer que el sujeto
involucrado dentro de un proceso alfabetizador exitoso (sobre el
manejo de las TIC) deberá ser capaz de • Apropiación digital. El papel activo esperado por parte de los
actores desde el ámbito educativo adquiere sentido en función de
otra característica: la apropiación digital. Esta, de manera
estricta, puede entenderse como un constructo basado en la
interpretación social y cultural de los sujetos frente a la
tecnología digital, donde cada individuo otorga sentido a la
utilidad, eficacia y versatilidad de los artefactos involucrados en
sus prácticas profesionales o personales (
En relación con lo anteriormente expuesto, es posible afirmar que el sentido
social es inherente a la inclusión digital educativa. Se advierte que esta
consideración tiene como categoría superior la inclusión educativa, la cual
puede referirse como la creación de condiciones para la formación ciudadana con
el fin de lograr la participación social, con un sentido emancipador, que
garantice la continuidad del sistema educativo (Krichensky, 2009, citado en
Debido a que la inclusión educativa persigue la formación ciudadana mediante un
rol participativo, esta se encuentra fuertemente vinculada a un sentido
igualitario: “es un proceso orientado a garantizar el derecho a una educación de
calidad a todos los estudiantes en igualdad de condiciones, prestando especial
atención a quienes están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser
marginados” (OEI, s/f, citado en
Esta consideración conceptual permite comprender el sustento que soporta innumerables iniciativas para la inclusión digital educativa que procuran igualar las condiciones (principalmente técnicas) de los sujetos a quienes están orientadas (sobre todo en sectores poblacionales desfavorecidos).
Tras la revisión documental efectuada de evidencia empírica, se detectó que la
inclusión educativa, entendida como un derecho social de carácter igualitario,
genera mayores desigualdades que soluciones en las instituciones educativas que
buscan ayudar. Los procesos de inclusión digital involucran una infinidad de
variantes (técnicas, profesionales y escolares), a la par, existe una diversidad
institucional, por lo que resulta indispensable la ejecución de acciones
diferenciadas con la finalidad de fortalecer a las instituciones con mayor
rezago, sea por razones estructurales o culturales (
Si yo me presento, no como sujeto de un derecho a la educación que me asiste,
que me corresponde, sino como objeto de una política de inclusión educativa
¿reclamaré una educación igual a la de cualquier otro, de la misma calidad
que la de aquella a la que tiene derecho cualquier otro? (Rinesi, 2016,
citado en
Ya que hemos establecido la existencia de dos tendencias desde la inclusión digital educativa, podemos explicar el sentido social e igualitario que permea al concepto a partir de su categoría superior: la inclusión educativa.
En esta fase fue posible establecer que, si bien los términos
Debido a la diversidad de las necesidades de los actores y las instituciones
educativas involucradas en los procesos de inclusión digital educativa, es
posible afirmar que existen inclusiones diferenciadas; estas pueden clasificarse
en dos tipos: las efectivas y las genuinas. Las inclusiones efectivas se
suscitan cuando la inclusión de las TIC se origina por razones externas, es
decir, que resultan ajenas a la enseñanza, a la institución y, en particular, a
los docentes; mientras que las genuinas se sustentan desde el criterio docente,
donde se concibe a las TIC como capaces de atravesar la forma de producir,
difundir y transformar el conocimiento, por lo que se considera importante
incorporarlas a las prácticas de enseñanza (
Dentro de las experiencias que ejemplifican los procesos de inclusión podemos determinar dos vías principales: las de carácter gubernamental y las que se consolidan por la vía institucional. Las primeras corresponden a iniciativas, estrategias y acciones que se desprenden de una política pública, dentro de estas se distinguen aquellas que parten del modelo laboratorio y del modelo uno a uno.
El modelo laboratorio se concreta en la década de los noventa y su principal
característica es el equipamiento tecnológico en el aula. Su acento se encuentra
en el desarrollo de infraestructura y en la extensión de la conectividad, lo que
genera una tendencia alta a ser evaluado mediante indicadores relacionados con
la expansión de cobertura en zonas remotas o poco favorecidas (
Por su parte, el modelo uno a uno surge en 2006 por iniciativa de Nicolás
Negroponte, a raíz de presentar un prototipo de computadora personal de bajo
costo. Este da lugar a la iniciativa One Laptop per Child (OLPC), dirigida a
niños en situaciones marginadas (
En segundo lugar, ubicamos los procesos que se consolidan al interior de las
instituciones escolares con el propósito de estar a la par frente a los marcos
normativos gubernamentales o a las instancias internacionales con incidencia en
el ámbito escolar. La aplicación de estas propuestas pretende resolver un
problema específico y suelen caracterizarse por evaluar métodos inclusivos a
partir de las experiencias de apropiación o alfabetización digital de los
estudiantes o los profesores (
Al revisar este eje encontramos una estrecha relación entre la inclusión digital
educativa y la noción de innovación en la educación. Este vínculo se advierte en
el rol docente esperado para el escenario digital. En este sentido, la figura
docente se perfila como un profesionista capaz de desarrollar una actitud
orientada a explorar y experimentar las TIC, que asume un rol colaborativo para
con el resto de sus colegas (Ministerio de educación, 2012, citado en
Tras examinar lo expuesto en esta cartografía conceptual es posible advertir dos problemáticas en términos conceptuales. En primer lugar, destacamos su conexión inmediata con la categoría inclusión educativa y, por lo tanto, su vínculo con establecer condiciones igualitarias para todos desde una perspectiva inclusiva. En segundo lugar, el carácter entusiasta de la inclusión de las TIC como consecuencia de su estrecha relación con la innovación educativa.
Desde nuestro punto de vista, la primera vertiente resulta ser la más importante, pues aunque la inclusión digital educativa ha sido ampliamente discutida durante las últimas tres décadas, la evidencia empírica no parece brindar avances significativos en cuanto al cierre de las brechas tecnológicas. Hemos destacado la existencia de dos vertientes de donde se concibe la inclusión digital educativa (la social y la pedagógica). Cabe destacar que en ambas el carácter igualitario sigue permeando las acciones ejecutadas principalmente desde políticas públicas para lograr la inclusión de las TIC en lo escolar (debido a su categoría inmediata a la inclusión educativa). La noción de igualdad ha supuesto ejecutar estrategias y acciones sin considerar un tratamiento diferenciado hacia las instituciones académicas o los sujetos a quienes están dirigidas.
Las instancias educativas atraviesan innumerables problemáticas en términos institucionales, culturales, curriculares y técnicos. Es recurrente observar la ejecución de estrategias, aplicadas sistemáticamente en intervalos de tiempo (establecidos de manera previa desde fuera) que lejos están de considerar las necesidades particulares del cuerpo docente y del alumnado, quienes viven estos procesos la mayoría de las veces a partir de la resistencia y la confusión. Es probable que seguir pensando a las exclusiones hacia la periferia y no al interior de las instituciones, donde se desenvuelven las confusiones, las incertidumbres y la falta de habilidades para incorporar de forma exitosa a las TIC, conduzca a los mismos escenarios y, por consiguiente, hacia los mismos alcances en términos de avance.
Por otro lado, el sentido entusiasta atribuido a las TIC, por su vínculo con la innovación, resulta crítico, ya que la evidencia empírica advierte que no basta el uso para la concreción de resultados distintos. Es indudable que al interior de las instituciones se sigue atribuyendo la responsabilidad de innovar a la figura docente, muchas veces sin el acompañamiento de procesos alfabetizadores o de apropiación digital que servirían para posicionarlo en un rol activo y efectivo, con una comprensión del para qué se hace; esto abriría posibilidades de transición hacia un rol colaborativo. El importante aclarar que, con la diferenciación entre los tipos de inclusiones (las genuinas y las efectivas), el rol docente incluso debería estar vinculado a la toma de decisiones y, por ende, ser considerado en la concepción de estrategias orientadas a la inclusión de las TIC en las instituciones escolares.
Después de esta revisión concluimos que la inclusión digital educativa debe gestarse desde el interior de las instituciones, e ir acorde a sus necesidades y recursos, por lo que es fundamental un rol colaborativo entre las instancias políticas, las instituciones, los profesores y los alumnos, a fin de lograr objetivos conjuntos que posibiliten una efectiva inclusión de las TIC y, de este modo, el aprovechamiento de estos recursos.
Este modelo ha sustentado importantes iniciativas, como el Programa Conectar
Igualdad en Argentina, analizado en diversas investigaciones (
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