El objetivo de este estudio fue mostrar el proceso de migración de las prácticas profesionales de una cámara de Gesell, en donde los participantes interactuaban de forma presencial, a un modelo digital en un centro de prácticas que brindaba atención psicológica durante el inicio de la pandemia originada por la covid-19. El método empleado fue investigación-acción con autoestudio tanto de las practicantes como del supervisor, quienes reportaron sus experiencias con esa nueva modalidad. Se otorgó un consentimiento al personal y a los participantes sobre las implicaciones y limitaciones del proceso, así como la intención de publicar los hallazgos. Como resultado, se obtuvo la experiencia de la cámara de Gesell digital, la cual presentó dificultades técnicas; sin embargo, fue una respuesta ética útil para proseguir con prácticas profesionales que tuvo con amplios beneficios para los usuarios, como ventajas de comunicación que permitieron intervenciones sin interrupción por parte del grupo reflexivo. En conclusión, el uso de la cámara digital resultó una alternativa que facilitó la supervisión y el desempeño óptimo de la atención psicológica durante el distanciamiento social.
Esta investigación tiene como objetivo describir el proceso de construcción de una cámara de Gesell digital como una alternativa para dar continuidad a las prácticas profesionales de los estudiantes universitarios, y al proceso de supervisión de estas en un centro de orientación psicológica durante el período de distanciamiento social derivado de la pandemia por la covid-19. Antes de la pandemia, se utilizaba una cámara de Gesell en el centro de prácticas de forma presencial; sin embargo, este espacio y las actividades que se realizaban fueron inviables al declararse la emergencia pandémica. En este artículo se presenta el proceso de decisiones éticas y de investigación-acción emprendidas para dar continuidad a la formación de los estudiantes y al compromiso adquirido con las personas que acudían al centro de atención psicológica, razón por la que se migró a un espacio digital para seguir las indicaciones de distanciamiento social y mantener el desarrollo de las prácticas profesionales y la atención a los pacientes.
El centro de prácticas atendía aproximadamente 180 personas a la semana, de las cuales 30 estaban a cargo del doctor Jaime Sebastián F. Galán Jiménez, autor de esta investigación, y de sus estudiantes en formación. La atención que se brindaba a los pacientes se pausó de manera temporal mientras se valoraba la forma de mantener la atención a distancia; actualmente se atienden bajo esta nueva modalidad debido a la continua presencia de SARS-CoV-2.
La Organización Mundial de la Salud reportaba, para septiembre de 2020, 28 637 952
personas contagiadas de covid-19, de las cuales 917 417 murieron; esta situación se
repitió en 216 países (
En este contexto, la difusión del presente estudio pretende impactar en al menos dos áreas. Por una parte, en las prácticas de la psicología clínica, en la formación y la supervisión en centros de salud similares y en otros elementos formativos, que ofrecen una alternativa para mitigar los daños psicológicos y educativos generados como consecuencia de la pandemia; esto provee las características y posibles limitaciones para las que conviene tener precauciones adicionales en el uso de grupos reflexivos en esta modalidad. Por otra parte, se presenta como una alternativa para dar continuidad a las prácticas profesionales de estudiantes universitarios que, derivado del distanciamiento social, han experimentado cambios en las formas y medios de enseñanza habitual, pues transitaron bruscamente de una enseñanza presencial a la modalidad a distancia; asimismo, esta resulta útil en centros educativos en los que no se cuenta con una cámara de Gesell presencial.
Por otra parte,
El abordaje digital de las terapias puede experimentar diferentes controversias y dificultades, como fallas de conexión, la espontaneidad, las condiciones necesarias de espacio para la atención -tanto de pacientes como de terapeutas-, o el incremento de suspicacias y vigilancia (real o imaginada). La recepción de nuevas personas en el trabajo en clínicas también se vió mermada con la disminución de la atención.
A la par de la descripción de conflicto identificado en el traslado de la terapia presencial a la digital, proliferó una serie de recomendaciones para los terapeutas: escuchar activamente, parafrasear, generar confianza y un estado seguro, realizar breves autorrevelaciones, ser accesibles, incrementar su red de apoyo, acompañar a enfrentar dificultades y obtener un estado mental idóneo, empoderar, emplear humor, brindar herramientas y recursos que se tengan en el domicilio -en especial aquellos que le permitan sentir control-, procurar rutinas y elementos que ayudan al mantenimiento de la identidad, priorizar y tratar de conservar el estilo de vida; es decir, procurar la adaptación.
La literatura de referencia propone que en centros comunitarios, como al que se
aboca este trabajo, es importante fomentar la investigación, la adecuación y la
atención de las personas en miras de sostén e interés en la salud mental (
Desde el enfoque constructivista sistémico que empleó el equipo de investigación,
se reporta la atención a un grupo de supervisión (se verá en otro apartado), del
cual se retoma en viñetas la capacidad de vínculo y de acompañamiento que
implica el encuentro con el grupo para las personas supervisadas; finalmente, se
realzan los casos en los que las desigualdades sociales y sus afecciones por la
pandemia -donde destacan el aislamiento y la restricción de trabajo en personas
poco favorecidas-, han afectado y hacen pertinente o necesaria la atención a
distancia (
Los autores señalan que, en particular, se ha afectado el desarrollo de la
identidad docente de los profesionistas en formación, quienes estiman que su
inexperiencia en las aulas será una consecuencia que arrastrarán durante sus
primeros años como profesionistas: “El alumnado siente que la falta de inmersión
en un aula durante su período de prácticas le supondrá un déficit formativo que
no va a poder subsanar. Las y los estudiantes perciben esta experiencia perdida
como irreparable en su formación” (González-Calvo,
El acompañamiento a los estudiantes durante la pandemia tiene repercusiones
positivas en su motivación y aprendizaje, aunque este se proporcione a través de
medios digitales (
Finalmente, el trabajo de
El equipo reflexivo consiste en una herramienta formativa, de supervisión y
mejora de intervenciones que cuenta con amplia efectividad; “además de ser usado
como enfoque terapéutico, facilita la práctica, el entrenamiento y la
supervisión de distintas formas de intervención en psicoterapia en contextos
académicos” (
Como herramienta de supervisión y co-construcción de casos clínicos permite
mejorar la experiencia terapéutica y las intervenciones, además de prever las
posibles fallas de una intervención psicológica.
Otro beneficio del equipo reflexivo es que provee protección y reduce riesgos, en
especial a pacientes que viven violencia, ya que funciona como una microsociedad
que permite enriquecer los elementos implícitos; asimismo, evidencia como
testigos de la historia vivida y funciona como un contrapoder, en especial si la
persona minimiza la violencia ejercida (
Según el Código ético de la American Psychological Association (
El grupo reflexivo permite la co-construcción de la terapia y, por tanto, no se
limita a las premisas y experiencias de una sola persona; se coordinan acciones
entre el equipo, la persona que supervisa y los consultantes, lo que enriquece
la experiencia terapéutica. Esto permite el desarrollo y el crecimiento de las
personas que participan en el equipo reflexivo, en tanto se generan habilidades
para la atención y se complementa su experiencia y formación práctica. El rol
del supervisor asegura el desarrollo de competencias y el acompañamiento activo
para el óptimo ejercicio, además de que aterriza la conceptualización del caso y
considera el proceso horizontal y reflexivo del equipo (
De acuerdo con
En este sentido, en la investigación de
Después de las mediciones, se realizaron entrevistas en las que se propuso la siguiente categorización: diferencias entre modalidades, características de una supervisión efectiva, rol de la tecnología y preferencia personal. En las categorías se destaca que se registran menos comunicaciones no verbales, se identifica como ventaja que la retroalimentación sucede en ese momento -a diferencia de la presencial, que ocurría después- y que el apoyo, la comunicación y la retroalimentación son lo que esperan de la supervisión; sobre la tecnología se señalaron las fallas en la transmisión.
La supervisión se enfoca en la mejora de las cogniciones y reflexiones de los practicantes, así como en el apoyo emocional de los participantes, la discusión de casos, los elementos de evidencia y la retroalimentación para mejoras en intervenciones, autocuidado y decisiones éticas. Durante la pandemia, el grupo de supervisión también se convirtió en un espacio de apoyo y acompañamiento emocional para los terapeutas.
En un centro con funciones similares al que se propone en esta investigación se reportó que en el trabajo, desde una perspectiva sistémica constructivista (mismo enfoque), la supervisión incluía la revisión del contenido, las estrategias e intervenciones y la relación terapéutica que aconteció durante la sesión. Las sesiones semanales de 90 minutos de supervisión -que migraron a quincenales de 90 minutos-, con una suspensión de dos semanas en la atención de pacientes, incluyeron la revisión de su contenido, las estrategias de intervención y la relación terapéutica.
Los resultados advierten que en el trabajo con infantes es más difícil mantener
la atención, en especial porque se deben improvisar juegos a distancia, pueden
existir reacciones emocionales por el aislamiento y presentarse dificultades
para el encuadre, espacios o pérdida de formalidades durante el proceso (como el
consumo de sustancias durante la sesión) (
Se trabajó con el método investigación-acción según
Las experiencias de autoestudio son muchas veces colectivas, enfocándose en un aspecto relevante de la práctica profesional de un grupo de profesionales o académicos. Diversos métodos y una diversidad de fuentes de información son consideradas, tales como documentos institucionales, registros de estudiantes, trabajos de los estudiantes, textos especialmente producidos para el estudio por los estudiantes o los investigadores, diarios de experiencia y otros (p. 99).
El autoestudio fue empleado como técnica para el trabajo con la investigación-acción en estas circunstancias, en las cuales las practicantes y el supervisor fueron alentados a reflexionar y enviar un documento en el que sintetizaran sus experiencias en la migración de la cámara de Gesell presencial a la digital. Posteriormente, se realizó una codificación axial selectiva con los autoestudios.
La muestra estuvo compuesta por cinco practicantes mujeres con edades entre 22 y 25 años, tres de séptimo y dos de noveno semestre de la Licenciatura en Psicología, y un supervisor de 37 años con grado de doctor en Psicología. La selección fue a conveniencia y como criterios de inclusión se consideró: la voluntariedad, la entrega del autoestudio y la participación activa en ese momento y previa en el grupo de supervisión a fin de contrastar su experiencia. Los participantes invitados fueron el total de personas que atendieron de forma continua las clases virtuales en pandemia. A raíz de las circunstancias, no era posible obligar a continuar con sus prácticas debido a las dificultades de conexión o infraestructura que podían presentarse.
Iniciada la pandemia se emprendió la búsqueda de una alternativa para sostener, mantener y realizar prácticas profesionales, supervisión y equipo reflexivo a distancia. Previo a la modalidad en línea se trabajaba con la cámara de Gesell, donde los estudiantes entrevistaban a sus pacientes con supervisión sincrónica por parte del supervisor y recibían retroalimentación durante y después de la sesión. Por tanto, se realizaron consentimientos informados en los que se advertían las limitaciones de la atención a distancia exploratoria; posteriormente, se diseñó una intervención en la que se rastrearon las plataformas idóneas para implementar este modelo. Se eligió Meet.jit.si por las posibilidades que ofrece para revisar la calidad de conexión, silenciar, tener un mismo espacio para cada sesión (para no generar diferentes enlaces) y expulsar a un participante (en caso de que fuese necesario o alguien no invitado a la sesión entrase). Se solicitó al grupo reflexivo y los participantes retroalimentar la elección.
Una vez iniciadas las sesiones, se presentaba al equipo la primera sesión, esto no se hacía en la modalidad de trabajo presencial (solo se aludía a este como detrás del espejo); sin embargo, ya que estarían dentro de la sesión sin cámara ni micrófono, se consideró pertinente introducirlos al grupo para dar seriedad a la actividad. Es importante aclarar que para muchas personas eran sus primeras videollamadas. Posteriormente, se utilizó Google Meet para discutir como equipo reflexivo durante la sesión (no se colgaba o suspendía) en una pausa, esto con el propósito de generar adecuaciones, acordar tareas o retroalimentar. También, en casos necesarios o cruciales, se enviaba un mensaje de texto a la persona. En la consulta presencial esta actividad resultaba demasiado invasiva y obvia; en contraste, durante el proceso digital se consideró una ventaja de las interacciones a distancia.
Es importante advertir que la experiencia de los pacientes fue variada, en especial según la cantidad de espacio, la calidad de internet y las personas que se encontraban en casa durante la videollamada. Se solicitó narrar las experiencias con la cámara de Gesell digital, el grupo reflexivo y las personas atendidas; posteriormente, debían enviar una síntesis que retomara los elementos más importantes de las anotaciones en un reporte (autoestudio) para proceder a la codificación, la cual inicialmente se dividió en experiencias positivas y negativas; después se consideró ampliar a axial selectiva. Para esto, se crearon bloques temáticos que, debido a lo delimitado de la participación y extensión de los documentos recibidos (generados por estudiantes), derivaron en una acotada variedad de temas y subtemas.
A continuación, se reportan las experiencias de la implementación de la cámara de Gesell digital y la migración de las prácticas profesionales hacia modalidades de educación a distancia. Las categorías consideradas son cuatro: 1) proceso de migración a la cámara de Gesell digital, 2) su función y efectividad, 3) experiencias con el equipo reflexivo, y 4) dificultades y limitaciones enfrentadas en el proceso.
En esta categoría se recaban los discursos alusivos al proceso de adecuación y migración de la cámara de Gesell física a la digital:
El proceso formativo puso en perspectiva dos elementos: por un lado, el temor a la muerte, la incertidumbre y la abrupta interrupción de las actividades (se avisó ese mismo miércoles previo a Semana Santa) que obligó a cancelar a los pacientes vía telefónica; por otro lado, el reconocimiento de que no se volvería a trabajar en espacios presenciales, por lo que era urgente la búsqueda de alternativas de formación y atención a pacientes. Durante el proceso, tanto estudiantes como pacientes presentaban cuadros de ansiedad, conflictos familiares y de recursos tecnológicos que se afrontaron por las vías que fueron posibles y aceptadas por las personas que regularmente consultábamos (Supervisor, 37 años; comunicación personal, 12 de junio de 2020).
Uno de los principales conflictos que se vivió, desde mi experiencia, es que al tratar de contactar con los pacientes vía telefónica no respondían o no recibían correctamente el mensaje, pero en contraste con las prácticas presenciales es algo que también suele suceder (Paciente 1, 22 años, 8 semanas; comunicación personal, 20 de junio de 2020).
Se hizo la planeación del trabajo en la cámara de Gesell digital como una posibilidad para no perder las prácticas profesionales ni dejar de cumplir con el código ético en dos apartados: no se abandona a los pacientes, y en psicólogos en formación o personas no expertas es necesaria la supervisión. En este sentido, también debían asegurarse las precauciones necesarias para que no hubiera ataques a la confidencialidad y contener emocionalmente al equipo, ya que en general se cursa por una época de caos o crisis adaptativa. En este sentido, aquellas personas que contactaron telefónicamente dieron sesiones mucho más breves; vía WhatsApp tenía más fallas que por otros medios como Mee.jit.si, Zoom o Meet. El Meet.jit.si tenía la ventaja de que era posible silenciar a los participantes, excluirlos de la reunión y tener un solo vínculo permanente sin necesidad de generar uno para cada ocasión (cuestión que también hace Zoom); permite conocer la funcionalidad de la red, no caduca la sesión ni es necesariamente de pago, además permite cerrar el ingreso con contraseña. Todos estos fueron los motivos de elección, pues era un espacio ya pactado que podía tener incluso un nombre fijo que no hacía referencia de forma alguna a la práctica que se llevaría a cabo. Por otro lado, se empleaba de forma simultánea en Google Meet para hacer las reflexiones sobre lo escuchado; algunas veces ahí se acordaba y luego se retroalimentaba a la persona atendida (Supervisor, 37 años; comunicación personal, 12 de junio de 2020).
La cámara de Gesell digital promovió los siguientes aprendizajes y normativas para su uso: todas las personas debían presentarse cinco minutos antes a la sesión, con cámara y micrófono apagados (salvo la primera sesión, en la que se presentaban con el paciente), y escuchar de forma activa y participativa. Una de las ventajas de esta modalidad es que a diferencia de la cámara de Gesell física, permitía enviar mensajes de texto a la estudiante que estaba atendiendo, herramienta que mejoró mucho la experiencia de las personas atendidas, en especial cuando la psicóloga en formación tenía dificultades para preguntar o aplicar técnicas aprendidas. Por lo tanto, no solo se contribuía a la sesión hasta la pausa con el equipo reflexivo o después de la sesión, sino de manera sincrónica, sin interrumpir la sesión; de manera tradicional esto ocurre, pero se hace notorio, pues se comunica mediante un teléfono que se encuentra en la pared. También el grupo reflexivo puede comunicarse mediante otra plataforma, a fin de compartir en ese momento teoría, perspectivas y posibles tareas (Supervisor, 37 años; comunicación personal, 12 de junio de 2020).
Comencé viéndolo [el estado en el que incidió la pandemia] como “un descanso” y que en algún par de semanas volveríamos con nuestros pacientes. Pero cuando llegó el momento en el que mi asesor […] nos solicitó que llamáramos a nuestros pacientes para informarles qué sucedería con la forma de trabajar, en un principio me puse nerviosa, hace mucho que no hablaba con ellos. Se nos explicó la dinámica que se iba a llevar a cabo con los pacientes que acordaron continuar con el acompañamiento terapéutico, realizando un grupo reflexivo virtual, para el cual tuvimos que firmar previamente un consentimiento informado (Practicante 4, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Hablé con tres de mis pacientes […] pidiendo una disculpa por la interrupción tan abrupta, que fue inesperada para todos, y explicándoles que en caso de que desearan, comenzaríamos con la dinámica de sesiones virtuales, siempre y cuando contaran con el tiempo y un espacio privado para llevarlas a cabo; y si no, que se sintieran en la libertad de comunicarse conmigo al número del que les llamé en caso de que lo sintieran necesario […]. [Solo una persona accedió], se le alentó a tomar sesiones en línea e inmediatamente dijo que sí, que sentía que lo necesitaba y deseaba comenzar (Practicante 4, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Mi primera reacción fue de resistencia. Personalmente, mi postura siempre había sido radicalmente oposicionista frente a la posibilidad de la atención de la salud en cualquier nivel a través de medios electrónicos, pues para mí es primordial el contacto directo entre las personas: las miradas, la presencia, apreciar el lenguaje corporal de la otra persona, etcétera; sin embargo, la situación reclamaba medidas distintas para responder de manera ética ante la emergencia, había que adaptarnos (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Nos vemos obligados a innovar cada vez más y aunque a mi parecer nada se iguala con el contacto humano (cara a cara), es necesario adaptarse a los medios que ayuden a que nuestra profesión pueda desarrollarse de una u otra manera (Practicante 4, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Me pareció mejor que el abandono abrupto que la contingencia nos había obligado a efectuar sin darnos la posibilidad de llevar a cabo un cierre. Intentamos comunicarnos con cada paciente vía telefónica. En mi caso, solamente no pude contactar a una paciente, el resto aceptó llevar las sesiones de manera digital en un primer momento, bajo el entendido de que serían gratuitas, supervisadas por la cámara de Gesell digital improvisada y que deberían firmar un nuevo consentimiento informado para ello (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
A mi parecer, las prácticas digitales cumplieron la misma función que las presenciales, ya que se logró llevar la mayoría de las sesiones de forma adecuada, al igual que las supervisiones y la función del grupo reflexivo siguió siendo la misma (Practicante 1, 22 años; comunicación personal, 6 de junio de 2020).
A pesar de estas dificultades, las sesiones con los pacientes que se atendieron en esta modalidad se realizaron adecuadamente. Se generaron diversas opciones para mantener la misma función del equipo reflexivo durante la sesión como en la supervisión de caso, siendo estos dos aspectos esenciales en el proceso de prácticas profesionales (Practicante 1, 22 años; comunicación personal, 6 de junio de 2020).
Se mostraron avances en el proceso terapéutico de los pacientes atendidos, dejando ver la ventaja en implementar esta nueva modalidad en relación a la nueva normalidad (Practicante 1, 22 años; comunicación personal, 6 de junio de 2020).
Desde luego hay ventajas, sobre todo cuando es posible hacer uso de la cámara de Gesell digital, pues el equipo terapéutico puede hacer intervenciones durante la sesión, además durante la pausa reflexiva (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Considero que las plataformas virtuales que hemos usado han sido sumamente útiles para mantener el contacto con el equipo terapéutico. Este aspecto me ha sido de mucha ayuda, no solo en el ámbito académico, para reforzar los aprendizajes adquiridos y con el seguimiento de los contenidos del enfoque sistémico, sino que en el plano emocional el equipo ha fungido como un apoyo significativo en momentos emocionalmente difíciles (Practicante 3, 23 años; comunicación personal; 10 de junio de 2020 ).
Es una dinámica que me ha gustado. Al principio no me sentía tan convencida, en especial por dar terapia, ya que considero a mi familia especialmente ruidosa, también sentía un poco de miedo de que me escucharan como terapeuta con mis pacientes y aunque ese momento no se presentó, ahora, casi dos meses después, creo que lo haría sin problema alguno. Ser parte del equipo reflexivo virtual también me ha dejado aprendizaje, he podido ver que cuento con un poco más de “ojo clínico” al escuchar el discurso de algunos pacientes que nunca he visto en persona, a poner en práctica y desarrollar mis habilidades de escucha activa (ya que no se le observa en persona al paciente) y a darme cuenta del poder que tienen las palabras. Es impresionante cómo, aunque sea a través de una pantalla, la gente necesita saber que hay alguien escuchándola y que la retroalimentación dada por el terapeuta le ayuda a llevar su vida en estos tiempos de caos (Practicante 4, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Gran porcentaje de los pacientes viven en compañía de familiares o amigos, lo cual “rompe” desde mi punto de vista con la confidencialidad o con su espacio terapéutico, lo que los lleva a hablar con un volumen de voz bajo para no ser escuchados, sentir incomodidad, o simplemente no encontrar un espacio y un tiempo donde se les permita tener de forma adecuada su sesión terapéutica […]. Otro de los conflictos presenciados fueron las fallas técnicas, lo cual es bastante común en cualquier actividad vía digital: ya sea fallas en el audio, video o en la red inalámbrica (Practicante 1, 22 años; comunicación personal, 6 de junio de 2020).
Al momento de contactar a la paciente para concertar la sesión, esta vez argumentó que lo había pensado mejor y que no se sentiría cómoda sin ver a la terapeuta, y prefería esperar a poder continuar nuevamente con las sesiones presenciales cuando eso fuera posible (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Aunque se encuentran soluciones frente a cada problema, el ritmo de las sesiones se ve afectado. Incluso la intención de las intervenciones puede verse distorsionada por fallas técnicas, por ejemplo, pues hay ocasiones en que, si se traba la imagen, no se escucha completamente lo que la otra parte dice, distorsionando la comprensión del discurso (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Ha sido difícil mantener una concentración emocional y psicológica debido a las circunstancias inestables a las que se nos ha exigido una readaptación de vida abrupta que ha permeado en todos los ámbitos (Practicante 3, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Algunos de los inconvenientes que han surgido son las fallas técnicas y tecnológicas, en algunos de los casos producidas por la pérdida de conexión, ocasionando fallas o repercusiones en las sesiones terapéuticas; sin embargo, se ha demostrado que han sido efectivas al dar contención emocional (Practicante 4, 23 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
Por la experiencia en el tratamiento con adolescentes, la modalidad digital puede presentar grandes obstáculos: normalmente las y los adolescentes acuden a la clínica sin voluntad propia, generalmente llevados por sus padres o tutores […]. Habría que repensar la pertinencia de la modalidad digital en estos casos o replantearse las formas para llevarse a cabo (Practicante 2, 25 años; comunicación personal, 10 de junio de 2020).
El proceso de migrar presentó dificultades técnicas, en su mayoría referidas a fallas con internet, lo cual causaba inestabilidad durante las sesiones tanto en personas que debían suspender su conexión, hasta la imposibilidad de lograr la sesión sin trabas. Por último, en un caso diagnosticado con trastorno límite de la personalidad, y en palabras de la paciente con “cierta paranoia”, se solicitó al equipo completo encender o mantener encendida la cámara para mirar a quienes le observaban y constatar que no se estaba enjuiciando. En este sentido, lo mismo hubiese ocurrido en presencial, quizás incluso la persona hubiese preferido atención en cubículo (sin grupo reflexivo). Sin embargo, antes de concluir la atención psicológica remota, la paciente externó haber tenido una experiencia positiva y enriquecedora pese a las diferencias en el proceso, inclusive por sus síntomas de agorafobia le pareció idóneo. El equipo, a diferencia de la paciente, tuvo conflicto en dejar la cámara encendida o arreglarse para la sesión, por lo que algunas de ellas dejaron de acudir (esto debido a que se les pidió que si no podía permanecer toda la sesión atendiéndole y sin interrupción era conveniente disculparse y dejar de acudir). A su vez, el equipo reflexivo comenzó a emplear la distancia, las fallas y las vicisitudes de la pandemia como elementos que le permitían dejar de asignar el horario completo de prácticas a su formación, se mantuvo la atención a pacientes que así decidieron, pero no así el proceso de lectura o escritura riguroso que se tenía previo a la pandemia (Supervisor, 37 años; comunicación personal, 12 de junio de 2020).
A partir de esta investigación es posible advertir que, en conjunto, el grupo
reflexivo y la cámara de Gesell digital representan prácticas innovadoras para
continuar el proceso formativo de estudiantes universitarios y el acompañamiento
psicológico en tiempos de pandemia. En este sentido, mediante las acciones de
construcción de ambos elementos por medios digitales se mantuvieron las convicciones
éticas de formar profesionistas (en un sentido educativo) y desarrollar el
acompañamiento psicológico, como se estipula en el
Las acciones esenciales para migrar las prácticas profesionales a la cámara de Gesell digital, que derivan del presente trabajo, se enuncian a continuación:
Un consentimiento informado específico sobre los alcances y limitaciones
de la práctica a distancia. Un contacto de emergencia. Un espacio donde se pueda hablar con libertad, las condiciones fueron las
mismas para el equipo reflexivo, como el uso de auriculares para que
ninguna persona que se encuentre en casa pueda escuchar la privacidad de
a quien se atiende. Presentar al equipo la primera sesión, esperar en una plataforma
designada para la consulta antes de la llegada de la persona que se
atenderá, permanecer con micrófono y cámara apagada (con excepción de
quien atiende). Realizar una pausa previa al final de la sesión para dar espacio al
equipo reflexivo, como lo apuntan Como sugieren Es importante especificar y advertir que quienes adquieren el compromiso
de atención a un paciente, como parte del equipo reflexivo, deben acudir
a todas las sesiones a fin de no generar apegos inseguros, como apunta
Por último, es conveniente generar una liga permanente y específica para
los encuentros; esto es posible en Meet.jit.si.
Como advertencia para trabajos futuros en torno al presente tema, es relevante
mencionar que las dificultades reportadas en esta investigación se asemejan a las de
Migrar las prácticas profesionales a un entorno digital también rompe con el espacio académico de estudiantes y supervisor, así como de las personas con quienes se realizaban las prácticas de orientación psicológica. Esto obligó a un reacomodo, en el cual se encontraron elementos que no en todos los casos podían ser previstos, controlados o que incluso se convirtieron en adversidades o desventajas, como se reporta en los discursos de las practicantes sobre el temor de ser escuchadas en sus casas o la negativa de algunos pacientes por esos riesgos.
Por ejemplo, en el caso de la paciente con trastorno límite se presentó un incremento
de suspicacias y sentimiento de vigilancia, como apuntan
El equipo reflexivo funciona como una herramienta formativa, de supervisión y mejora
de intervenciones de amplia efectividad. “Además de ser usado como enfoque
terapéutico, facilita la práctica, el entrenamiento y la supervisión de distintas
formas de intervención en psicoterapia en contextos académicos” (
La migración del estudio a campos digitales genera un equipo como promotor de salud
mental para pacientes y practicantes.
Una de las limitaciones de la investigación es la falta de entrenamiento para la
generación de autoestudios. Como se reportó antes, la muestra de participantes y
pacientes fue limitada; asimismo, la ausencia de un espacio específico para la
evaluación cualitativa y cuantitativa del trabajo, la supervisión y la experiencia
de pacientes y estudiantes se presentó como una limitación. Los elementos que
hubieran sido idóneos para profundizar en la investigación se reportan en el trabajo
de
La construcción de una cámara de Gesell digital se presenta como una alternativa pedagógica útil y ética ante la contingencia; sin embargo, su uso puede ir más allá de este contexto, pues apertura la posibilidad de emplearla en instituciones que no cuentan con instalaciones para llevar atención u orientación psicológica, a la vez que permite la retroalimentación sincrónica con el equipo reflexivo y sostener tanto las prácticas profesionales, de supervisión y de acompañamiento psicológico (con muchas posibilidades nuevas) como la colaboración sincrónica (retroalimentación). Dentro de sus ventajas está mantener seguras a todas las partes involucradas en el campo de la salud.
Las limitaciones del proceso en esta modalidad se relacionan mayormente con las fallas técnicas, los espacios con los que cuentan las personas en sus domicilios y el compromiso adquirido una vez que no hay constatación física de la presencia o del cumplimiento de los horarios. Asimismo, esta propuesta puede ser de utilidad no solo en casos de pandemia, sino también para instituciones que no cuentan con convenios, espacios o centros de atención presencial una vez que llegue a término la emergencia sanitaria. Por último, esta investigación permitirá que otras personas interesadas en investigar la efectividad del trabajo a distancia con grupos reflexivos puedan emplear esta modalidad para realizar diseños experimentales y contrastarlos con el trabajo realizado de forma presencial.
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